Mourinho sí, pero como baza electoral y con Cesc y Piqué

Lo dijo Cruyff hace tres años: “Demasiados brasileños”. Como aquí le buscamos a todo la segunda intención, creímos descubrir en la advertencia del Sumo Hacedor de Prodigios un directo a la mandíbula de Sandro Rosell. Unos años antes, hasta Jordi Pujol y el obispo Deig, clamaban: “Demasiados holandeses”. ¿Qué iban a decir? Si queremos obispos catalanes, ¿por qué los futbolistas iban a ser distintos? Todavía no hemos llegado al: “Sobran africanos”, porque hasta el momento Touré y Eto’o no alcanzan a formar un lobby. Todo llegará. Pero, ante la cada vez más urgente necesidad de rehacer la plantilla, yo me pido barcelonistas de verdad, que puedan estar comprometidos con la camiseta, que sepan qué es ese escudo que van a llevar en el pecho. Quiero a Cesc, al Cesc que esta noche ha vuelto a dirigir de forma impecable al Arsenal. ¿Falta liderazgo en el campo? Un chaval del Maresme, de veinte años, es el eje en torno al que gira el líder de la Premier y segundo mejor equipo europeo del momento, tras el Manchester United. A Laporta y Txiki ya se les escaparon una vez Cesc y Piqué. Si ellos no los quieren (además de Riera cubriendo la vacante dejada por Giuly), los propongo como oferta electoral, con José Mourinho de entrenador, para el candidato de la refundación. Y esta asesoría técnica es completamente gratis, movida sólo por el bien del barcelonismo, tan sincera como lo fueron en su día las de Cruyff, Jordi Pujol o el obispo Deig.

Positifo: que en estos momentos haya salido Laporta a respaldar al entrenador, frente a la ferocidad del entorno que pide cabezas. Las decisiones en caliente y bajo la presión exterior, nunca han sido aconsejables en el Barça.

Nejatifo: la que les ha caído encima a Bojan y Giovani para cubrir las carencias y el pasotismo de los titulares consagrados en el primer equipo. Espero que no asistamos a una segunda versión de los Juan Carlos Moreno, Toni Velamazán y toda la llamada Quinta del mini, jugadores en su día utilizados como tapadera para unos fichajes fallidos y como cortina de humo para crear falsas ilusiones y expectativas en la afición.

¡Bona nit, bona sort i bon viatge a Ítaca!