Voto "no" en el referéndum Henry

Hay quien dice que me pongo pesadito con lo de restregar por las narices de Txiki la gran temporada de Philip Cocu y la exitosa de Luis García. ¡Y ahora resulta que Robert Enke ha sido elegido mejor portero de la Bundesliga y que Pepe Reina (la torna de Belletti) ficha por el Liverpool!. Si esto le pasa a Van Gaal, lo lapidamos con los propios ladrillos de su televisivo (e insultante) cráneo. Pero no encabezaré un complot como hicieron algunos de mis consocios con el pretexto de que habíamos echado a Ronaldo (por más que todo dios sabe que nos sentamos a negociar cuando los verdaderos dueños de su persona ya lo habían vendido al Inter).
Ahora, lo que temo es que se quiera fichar a Thierry Henry porque agrada al sumo gurú y para ver de qué manera presionamos a Ronaldinho con un rival-competidor. Que Titi es un fenómeno en el plano individual, sería disparatado negarlo. Pero tiene sangre de horchata y, cuando ha tenido que tirar de la selección francesa por la jubilación anticipada de Zidane, la ha dejado en la estacada. Por cierto ¿cuántas temporadas lleva en el Arsenal? Pues nunca ha llegado ni a semifinales de la Champions.
Otro reparo que pondría al fichaje de Henry se refiere a su perfil galáctico, de fichajes impactantes, el mismo modelo que ya sólo practican el Madrid de Florentino, el Milan de Berlusconi y, en menor medida, el Manchester United aún de Alex Ferguson (a partir de ya, de
Malcolm Glazer). Es decir, fichajes que se hacen a mayor gloria mediática del presidente o de su consejero áulico y no pensando en las necesidades del equipo. Por todo ello, mi voto para Henry es el mismo que han dado sus compatriotas a la Constitución europea: "No".
Tampoco va a ser fácil meter a Van Bommel, sin hacer sangre en la alineación del Barça que este año se ha currado, y de qué forma, el título de Liga. Pensar que Xavi, Deco o Márquez pueden resultar los damnificados me produce desazón. Por eso propongo un 4-4-2 en el que, aún sintiéndolo mucho, pringaría Giuly. Mejor dicho: en vez de jugar los 60 primeros minutos, pasará a jugar los 40 últimos. Pero considero que a Van Bommel (lo mismo a que Cocu de haber seguido en el equipo), hay que hacerle un puesto porque nos aportará físico (tanto en potencia como en resistencia y dureza), carácter y experiencia. La patata caliente será para Rijkaard que, sin la lacra de las lesiones, tendrá que demostrar su capacidad para gestionar por fin una plantilla competitiva y de élite.

Anexo.- De los 25 goles que ha marcado Diego Forlán, 13 los anotó en asistencias de Juan Román Riquelme. ¿Otra bofetada para Txiki? No, esta vez más bien un tironcillo de orejas a Eto'o: el gol, salvo raras excepciones, tanto el que marcas como el que recibes, es el resultado de acciones colectivas. Despotricar contra quienes tienen que darle el pase, es lo peor que puede hacer un delantero, además de mostrar publicamente el lado oscuro de su ingratitud y de su egoismo.


¡Vigila, Ulises, que el cíclope aún respira y quiere jorobarte el viaje a Ítaca!

Siempre positivo, nunca negativo

Hace algunas semanas, parecía imposible que a Samuel Eto'o se le escapara el pichichi de la Liga. Estaba tan atado y bien atado que incluso ya nos sabía a poco y todos íbamos a por la Bota de Oro. Al final, nuestro delantero centro no sólo no se ha podido equiparar a Thierry Henry sino que ha quedado por debajo de Diego Forlán. Lo cual no ensombrece la gran temporada del camerunés, una de las grandísimas sorpresas agradables de esta Liga, sin cuyos goles el Barça no habría sido campeón. Celebro haberme equivocado pues su fichaje no me inspiraba una gran confianza aunque infinitamente más que el de Luis Fabiano, que ahora es pretendido por el Sevilla (¿para reemplazar a Baptista...?). Esa desconfianza (y por lo tanto mi error de apreciación) es pública y notoria pues la expresé en artículos y tertulias, ya que carezco de la virtud de la diplomacia pero no creo tener el defecto de la hipocresía.
Me alegro muchísimo por Forlán, un grandísimo jugador infravalorado en el Manchester United. Se trata de otro descarte (como Eto'o, como Riquelme), pero que todavía pone más en entredicho a Alex Ferguson, porque mientras el Madrid se llevó un pastón por el ariete del Barça, a Old Trafford llegaron tres millones de euros mal contados por el goleador charrúa. ¡Y por Alan Smith pagaron cuatro veces más!. Todo lo cual demuestra que los mejores catedráticos echan borrones. Me basta con recordar los fichajes con los que en su día quiso recomponer Johan Cruyff el dream team: Lopetegui, Sánchez Jara, Eskurza, José Mari, Kodro, Korneiev, Escaich...Empiezo a temer que el club entre en esa dinámica errática de fichajes disparatados, tipo Mario, Rustu, Quaresma...Los de Albertini y Maxi López, primeros tras la marginación del vicepresidente mártir, qué quieren que les diga...Van Bommel (el reconocimiento de que se perpetró un error noreteniendo a Cocu), está en la buena línea. ¿Ezquerro? La verdad es que hasta fonéticamente me suena un poco a Eskurza.
Por cierto, retomo el tema del pichichi: creo que para Eto'o ha sido una lección de humildad de la que deberá aprender. Y, viéndolo desde el punto de vista siempre positifo, el año que viene estará mucho más motivado para ganar la Bota de Oro...aunque espero que eso no le haga actuar pensando sólo en sus goles y no en los del equipo.

Anexo.- Miro la clasificación final de la Liga y veo que contra los otros tres equipos españoles que irán a la Liga de Campeones, el Barça sólo ha sacado 5 puntos sobre 18. Y que, a doble partido, habría perdido con el Villarreal (3-6) y con el Betis (4-5) aunque habríamos eliminado al Madrid (5-4). Como el Milan también nos habría eliminado a doble partido (2-2, pero ellos marcaron en el Camp Nou y nosotros no lohicimos en San Siro), y el Chelsea nos eliminó (4-5), no veo tan claro nos veamos ya ganadores de la próxima Champions.

Laporta quema a Rijkaard

¿Alguien se imagina a Deco afirmando "Rijkaard no me quería, prefería a Ballack"? Y, ¿qué pensaríamos de Eto'o si mañana saliera diciendo "me ficharon cuando fallaron las opciones de Trezeguet y Baptista"? O que Oleguer se descolgara con "he jugado porque no ficharon a la prioridad de Rijkaard, que era un central"...O que el propio Ronaldinho reconociera que si está en el Barça es porque Beckham ya había cerrado su contrato con el Madrid. ¡Qué mal estilo, diríamos!.
Pues mucho peor que todo eso me parece la posición de un entrenador, empleado del club, recriminando la labor de un vicepresidente. Y eso es lo que ha hecho Frank Rijkaard con Sandro Rosell, inducido a implicarse en una crisis de la directiva, obligado por puro estómago agradecido a tomar partido por el bando del presidente al que ya lamió salva sea la parte en la fiesta del Camp Nou, vitoreándole.
Sin oposición, sin entorno, con una liga en las manos y la joven, ambiciosa e ilusionada directiva del cambio radical ya va a puñaladas. Ni siquiera se pueden buscar enemigos exteriores para que carguen con el mochuelo de la desestabilización: los medios de comunicación comen en la mano del presidente, el tripartito bastante faena tiene con el Carmelo, la tradicional oposición es la que gobierna, el campo se llena, los chinos -con la viuda de Mao a la cabeza- son todos culés...Y, sin embargo, ellos van a puñaladas traperas. Claro que llevando de compañero-jefe de viaje a quien llevan, ellos mismos se pusieron fecha de caducidad.
El problema surgió en cuanto Sandro Rosell impuso sus criterios deportivos a los del asesor presidencial (no menciono al títere secretario técnico, por considerar que ni pincha ni corta). La
popularidad de Rosell, como impulsor del "círculo virtuoso" gracias al fichaje salvador y salvífico de Ronaldinho, le creó tantos amigos y admiradores fuera del club como enemigos dentro. El haber colocado en el Barça a varios de sus antiguos colaboradores en Nike, hizo reaccionar a Ferran Soriano, temeroso de que se le escapara de las manos el control del aparato del club.
Paralelamente, influencias personales, familiares y de entidades financieras que tienen al presidente cogido por el escroto, provocaron el distanciamiento entre éste y el hombre que le derrotaba en todas las encuestas sobre popularidad, tanto si las realizaba el club como si eran impulsadas por medios externos. Del recelo se pasó a la desconfianza y de esta al rechazo. Rosell quedó apartado de cualquier decisión directiva (¡ahora Rijkaard dice que es que no acude!), mientras los correveidiles del presidente y la prensa adicta se encargaban de presentarlo como un apestado.
Todo ha salido a pedir de boca. Incluída la manipulación de dos empleados del club, el entrenador y su ayudante, empujados a salir a la palestra para ponerle a parir. ¡Qué mal me sabe por Rijkaard, a quien tanto admiro! ¡Qué error, que inmenso error! Rijkaard se ha lanzado al cuello de Rosell y ha exhibido una faceta servil que algunos creíamos privativa de otros modelos de entrenador. Contraviene todos los códigos -salvo los de Cruyff, que se sublevó contra las directivas del Ajax y del Barça- que un entrenador juzgue de forma dura y pública a un alto directivo, aunque le hayan inducido a ello de forma grosera.
Hay quien se pregunta que cómo es que esta directiva no tiene una oposición, cuando ellos mismos acuñaron la idea -documentada y propagada incluso en universidades londinenses de pacotilla- de que "la oposición -o sea, ellos- eran la única garantía de demoscracia en el club". Realmente, con esta directiva que al primer éxito ya se saca las tripas, a la oposición le quedaría poco trabajo por hacer.


¡Hasta el lunes y ya veo que a Ítaca llegaremos en cuadro!

La toma de la Bastilla

Mientras las calles de Liverpool se inundaban de alegría para recibir a sus héroes, un servidor se sumergía en las profundidades de un par de pintas de Bombardier, el ritual de la densa espuma escarchó mis bigotes y mi cuerpo se dio por satisfecho con la placentera promesa cumplida. Hay títulos que reclaman el cava pero otros no pueden ser regados sino con cerveza, en mi caso una bitter galesa que pocas veces me resultó tan dulce. Al fútbol no podemos quitarle la liturgia sin cometer un sacrilegio. Me explicaba la dueña del pub cercano a mi casa, en Barcelona, que un inglés de Liverpool, compatriota y amigo suyo, le llamó una hora antes del partido para preguntarle qué tal estaba el ambiente. “Te lo puedes imaginar: a tope. Pero te esperamos…aunque seas del Everton”. Y el amigo del Everton le prometió que iría a condición de que le dejaran tocar el piano antes del partido…y acompañar con su música el himno del Liverpool. Y fue, tocó las notas del You'll never...y todo el pub, puesto en pie, hizo en ese instante lo mismo que en miles de tabernas, de clubs, de colegios y hogares particulares de todo el mundo ¡Hasta en sus conspicuos rivales hallaron aliados los reds en una noche inolvidable!. Y yo, que en la Premier he sido del Chelsea hasta el tuétano y que en semifinales deseé que el Liverpool mordiera el polvo, sólo tengo ahora una palabra para los chicos que capitanea Steven Gerrard: "¡Gracias!". (Y a partir de este instante vuelvo a ser del Chelsea).
Ayer fueron centenares de miles los full montys que se lanzaron a la calle y a las barras de las tabernas para compartir su dicha, para sentirse superiores en un mundo que les ha asignado el papel de perdedores y que sólo les permite ganar...al fútbol. Pero, ¡joder!, les queda eso y algo que se comparte con millones de personas, algo que hace que tus chicos despierten admiración en todo el mundo, debe ser algo que ha merecido la pena. Algo de lo que hasta los pequeños pueden sentirse orgullosos, como hace apenas un año se sintieron once millones de griegos, antes decenas de millares de hinchas del Oporto y colombianos ¡del Once Caldas!. Que bienio más sombrío para la flor y nata del G-14, para las más poderosas selecciones europeas…Ha sido una toma de la Bastilla en toda regla, si se me permite la sinonimia.
Tienen a los jugadores más buenos, fichajes de los presidentes o de los vicepresidentes, promesas electorales, apuestas de marketing, exigencias de los patrocinadores, estrategias para abrir mercados. Pero tal vez descuidan fichar entrenadores capaces de motivarles y jugadores con verdaderos deseos y hambre de triunfar, comprometidos y agradecidos con su equipo, solidarios con sus compañeros dentro y fuera del campo, integridad profesional, con capacidad de reacción, actitud indesmayable... en vez de estrellas que anteponen sus éxitos personales a los colectivos, que sólo necesitan y utilizan a su club como plataforma promocional, que están ya saciados de premios y títulos, privilegiados que lo poseen todo y a quienes es imposible ilusionar con algo porque ya no corren ni por dinero ni por prestigio ni por puñeteras ganas.
Por eso me pongo a temblar cuando oigo que el Barça va detrás de algunos jugadores de corte genuinamente galáctico, porque ello no haría sino romper un modelo que, reforzado con jugadores útiles (Van Bommel y Ezquerro lo son, además de recuperar a los lesionados), podría ser un Liverpool mediterráneo que se dejara la piel en el campo, no hiciera ascos al resultadismo en circunstancias puntuales y practicara además un fútbol de bella factura (expresión recogida junto a otras doscientas en mi libro ¡Qué sabrá usted de fútbol! ).


Anexo.- Mañana me gustaría liquidar el enojoso tema de la presunta incompetencia de Txiki, pero nada, en cuatro rayas, y preguntarme por qué el Barça ha sido superado en sus dobles confrontaciones por el Milan, el Chelsea, el Villarreal y el Betis. Pero, como no lo tengo muy claro, me gustaría conocer vuestras opiniones. ¿Podría convenir, ante ciertos rivales, pertrecharse en un 4-4-2…?


¡Bona nit y adelante, Ulises, tienes vía libre a Ítaca después de cargarte al Cíclope!

La fragancia del linimento

¡Qué noche la de aquel día! ¡Qué homenaje al fútbol firmaron el Milan y el Liverpool! ¡Que modo tan sensacional tuvieron los reds de subvertir el orden, romper los pronósticos, someter a una potencia, seducir a la bella, cautivar a todo el mundo, imponer su espíritu, su coraje, la determinación! El Milan viajó a Estambul a ganar una final más, a cumplir un trámite, a cumplir con el último compromiso de la temporada. Y salió de estampida, consciente de que la curva de edad de su defensa y centro del campo, le obligaba a dejar resuelto el tema lo más pronto posible. Pero delante no tenía a un equipo cualquiera. Delante estaba el Liverpool, es decir, una leyenda. Y el Milan habría ganado la final si no hubiera tenido la osadía de querer enterrar esa leyenda: todo habría transcurrido con normalidad si el inesperado gol de Maldini lo hubieran defendido los hombres del tandem Ancelotti-Berlusconi al tradicional estilo italiano, es decir, aplicando el catenaccio. Pero el Milan se creyó en condiciones de hacer con el Liverpool lo que en su día hizo con el Steaua o con el Barça de Cruyff. Ese fue su error, esa fue su tumba. Al Liverpool se le puede ganar pero, humillarlo, ¡jamás!. ¡A Full Monty nadie la baja los pantalones!
Y el 0-3 al filo de la media parte provocó la conjura de los ingleses, terror de Europa: entre el Liverpool y el Chelsea se han cepillado este año a toda la elite continental. Y lo han hecho porque han rescatado para el fútbol un valor que aquí, en tierra firme, habíamos desdeñado, convencidos de que el mejor futbolista es el que gusta más al jefe de marketing, el que vende más camisetas, el que sale en más juegos para video consolas. Pero de nuevo el aroma del linimento se ha impuesto a la fragancia de Armani. Y, por una vez, no fue Full Monty quien al final quedó con el culo al aire.
Y, ya que anoche no pude hacerlo pues tuve que acudir a una tertulia de RAC1, si más dilación, esta noche rendiré mi homenaje a Gerrard, Luis García, Carragher, Xabi Alonso y el espíritu de los reds, como ellos y yo nos merecemos: echándome al coleto un par de pintas Bombardier en el pub cercano a mi casa. ¡También a vuestra salud!


Anexo.- Mañana explicaré por qué considero a Txiki Begiristain el gran perdedor de Estambul (designación de Cocu en el once ideal, Luis García como pieza fundamental de los campeones y otro argumento de nueva creación). Y admitiré con sumo gusto las opiniones discrepantes.

¡Seguimos vuestra estela hacia Ítaca, reds!

Yo voy con Full Monty

Dos resultadistas de marca mayor, sí, pero ¡que grandísima final nos espera hoy!. Lástima que habrá tan poca gente ante el televisor, aquí, en Barcelona: todos los no resultadistas estarán haciendo cola para ver La venganza de los sith o El reino de los cielos, ante la convicción de que este tipo de fútbol les va a aburrir, un año más. Y, en cambio, yo me relamo ante la imagen de un Liverpool cerrado a cal y canto pero todo corazón y otras vísceras que en la anatomía del ser humano y género masculino se sitúan más abajo, frente a un Milan de pases horizontales, imbuído en la estúpida filosofía de que si tú tienes el balón –aunque sea para no hacer nada- el contrario no lo tiene (¡eso sí que es espectáculo, los últimos 25 minutos del Barça en el campo del Levante!).
Un Milan agobiado ante la avalancha de coraje que se le vendrá encima. La Bella italiana de pasarela y diseño ante la Bestia estibadora portuaria que al final se la llevará al catre. No violada: seducida. Un Milan al que pesa en exceso por su condición de favorito, obligado por el examen ante la historia a no sacar Ambrosinis sino Crespos, a no dejarse humillar como frente al PSV Eindhoven, a demostrar que no está en la final de prestado y por ser quien ha sido más que por ser quien es.
Y, en frente, el verdadero okupa, ¿qué pasa, neng?: ese Liverpool Full monty, descamisado del fútbol, novio en paro de Eleanor Rigby, con un entrenador español que, de haber nacido unos años antes, sólo habría cruzado la frontera para ir a la vendimia francesa o a la siderurgia de Westfalia. Armani contra los top manta, risotto frutti di mare frente al pringoso cucurucho de fish and chips, verdadero bocatti di cardinale cuando el cuerpo debe restablecer sus constantes vitales después de un desmesurado trasiego de pintas Bombardier. Decídete, por favor, y mójate: es el menú de esta noche. Yo ya sé lo que voy a tomar.


¡Força reds, mai caminareu sols...si veniu a Ítaca!

Obelix sí que es grande

Si ayer hablaba de Asterix, debo confesar que yo, personalmente –incluso en lo físico- me considero más próximo a Obelix. ¡Cómo le envidio cuando le veo agarrando una pata de jabalí asada y grasienta para zampársela en un santiamén! Estoy convencido de que si Obelix hubiera sido periodista deportivo se habría pasado la objetividad por salva sea la parte, como hacemos todos, porque esta es una profesión imposible de vivir sin que a uno se le acelere el ritmo cardíaco cada dos por tres puesto que manejamos sentimientos y emociones, no sólo de los demás: ¡nuestros propios sentimientos y emociones!.
A Obelix le veo estampa de forofo en estado primitivo. O sea: lo más parecido a un periodista deportivo. ¿Quién podía quedar impertérrito cuando Koeman marcó el gol de Wembley? Gol que no pude cantar porque, minutos antes, perdí la voz por completo al gritar el remate fallido de Bakero (hematoma en una cuerda vocal, un problema menos grave mitigado por los buenos oficios in situ del desaparecido doctor Carles Bestit).
Lo mismo que me impliqué entonces, me sumergí de lleno cuando vino Bobby Robson y fue objeto de una mendaz campaña, e hice lo propio cuando después de ganar unas elecciones por 25.000 a 5.000, con el share más alto de la historia de cualquier club de fútbol, a Núñez le montaron una moción de censura. Y viví con suma pasión aquella liga, porque se ganó en pleno alzamiento contra el legítimo gobierno del club, con pañoladas continuas y soflamas incendiarias en diversos medios: ¡qué grandes articulistas alumbró aquélla épica época! Me pregunto donde están, no ellos, sino sus talentos...Yo, por ejemplo, tuve el privilegio de trabajar para un gran diario en el que todavía sigo, La Vanguardia, que apoyaba esa línea y me permitía argumentarla con la máxima libertad, como redactor-jefe de la sección de Deportes y como articulista que publicaba regularmente tales opiniones (apasionadas, lo reconozco) en sus páginas.
Aunque algunas cosas han cambiado en los últimos años, sigue intacto mi fervor por el periodismo deportivo y por la defensa de las opiniones y las ideas en las que creo. Mis compromisos no duran sólo lo que dura un cargo. Me siento muy recompensado al ver sigo capacitado para expresar opiniones que algo deben tener de originales, puesto no dejan indiferente a todo el mundo. Y que desde el pequeño poblado de las Galias que es este blog todavía pienso zamparme unos cuantos cochinillos, a la salud de mi admirado Obelix.

Anexo: Mañana comentaré, y confío en que vosotros hagais lo mismo, la inédita e inesperada final de la Copa de Europa, con la presencia de un intruso el Liverpool, y buen árbitro, Mejuto González, pero inapropiado, dada la tonalidad hispana que posee uno de los dos finalistas.

¡Bona nit i que Asterix y Obelix ens acompanyin a Estambul, camí d'Ítaca!

Él discreto encanto de Asterix

Pensemos en alguna de las grandes películas de John Ford, La Diligencia o, mejor aún, El hombre tranquilo. ¿Alguien se las imagina sin actores secundarios? ¿sin esos fabulosos borrachines (el médico en La Diligencia, el cochero-casamentero en El hombre tranquilo), con sus toques de ironía, picardía y humanidad? Lo mismo sucede en el fútbol: se nos llena la boca hablando de las grandes figuras, queremos que marquen las diferencias, que se echen el equipo a la espalda, que vendan más camisetas que nadie, que desequilibren y en la mayoría de las ocasiones lo único que desequilibran es el presupuesto.
Cuando se habla de que las plantillas de los grandes equipos deben estar compensadas, pocas veces se piensa en esos jugadores de acompañamiento que dan cohesión al equipo aunque raramente aparecen en las portadas o son mencionados por los presidentes. Entre otras cosas porque también poseen la virtud de la discreción, es decir: dan poco que hablar. El Barça ha conseguido reunir una plantilla en la que predomina la clase media alta. De esa categoría sólo excluyo a Ronaldinho y Eto’o, por arriba, y a casi ninguno por abajo (cuyos nombres, además, prefiero omitir).
Pero, el prototipo de ese perfil de jugador me lo da Ludovic Giuly. Y no lo digo ahora, cuando acaba de tener un espectacular final de temporada, sino que siempre tuve una gran confianza en que el pequeño Asterix triunfaría con la camiseta azulgrana. Es el segundo mejor goleador de la plantilla y en 28 partidos incompletos ha marcado 11 goles (uno cada 187 minutos), ninguno de ellos de falta o de penalti. Es el perfecto actor secundario aunque si el banquillo del Barça lo ocupara John Ford, seguro que le daría más minutos de pantalla.

El 4-4-2 no es vergonzante

Lo dije anoche en la tertulia Força Barça, de Citytv, y lo voy a sostener donde haga falta: con la plantilla que está reuniendo el Barça, Frank Rijkaard puede formar un equipo difícilmente superable. Claro que, para ello, habría que vencer algunos tabús, dogmas como aquellos que nos hicieron desperdiciar toda la primera vuelta de la pasada temporada, cuando jugábamos con Quaresma y Overmars como extremos, porque eso es supuestamente lo que exige la ortodoxia azulgrana. Y propongo una línea media de cuatro hombres, con Edmíson por delante de la defensa, y Van Bommel, Xavi y Deco, por delante, con dos delanteros: Eto’o y Ronaldinho. ¿Eso sería jugar de un modo demasiado conservador? Si tenemos en cuenta que los tres centrocampistas que actuarían por delante de Edmílson tienen “llegada” y “gol”, podríamos manejar a nuestro antojo los partidos y ganarlos sin renunciar a ofrecer un grandísimo espectáculo. ¿No decía usted que este iba a ser el gran año de Giluy? Y lo sostengo: porque, aunque yo jugaría un 4-4-2, como Dios manda, el “dios” que manda en el Barça no está por esa opción tan realista y práctica, lo que dará tantas posibilidades a nuestro Asterix como se las quitará a algunos brasileños.

¡Ens retrobem dilluns, camí d’Ítaca!

¿Sobran brasileños?

El fichaje de Van Bommel, que ha sido uno de los mejores jugadores del PSV Eindhoven liderado por nuestro viejo conocido Philip Cocu, es un claro reconocimiento de que el Barça cometió un error al dejar marchar a aquel gran capitán holandés, cuando tenía cuerda (y ganas) para un par de buenas temporadas. Posiblemente el club entendió que con Edmílson y Motta en forma, Cocu habría sido innecesario. Pero ese argumento se cae por su peso puesto que, ahora que están recuperados Edmílson y Motta, podríamos decir lo mismo de Van Bommel: que es innecesario. Y más después de la colosal temporada que ha realizado la línea media del equipo -Márquez, Xavi y Deco-, sosteniendo con bravura todo el peso de la temporada. Claro que, en ausencia de Márquez, ¡qué bien nos habría venido tener a Cocu en el campo del Chelsea!.

En Van Bommel, Cruyff y su títere acólito (pese al cual hemos ganado la Liga) creen ver la reencarnación del Cocu más joven y pletórico pero igualmente líder y profesional de pies a cabeza. Coincido en esa apreciación. El holandés, además, va a ser una pieza importante para desbrasilizar el equipo, un objetivo que flota en el ambiente laportista desde que alguien manifestó un inequívoco “sobran brasileños”. Porque Van Bommel será titular y, en tal caso Motta y Edmílson lo tendrán difícil para afianzarse en el equipo. Otro acertijo de fácil resolución es que Van Bommel entrará en el once por Rafa Márquez, incluso desplazando a Xavi a la posición de cuatro. Pero, ¿el azteca al banquillo? De ningún modo: el manito a su posición originaria de defensa central, junto a Puyol. ¡Cómo! ¿Oleguer fuera, ahora que Cruyff aboga porque se le suba la ficha? De ningún modo: necesitamos referentes simbólicos y eso Oleguer ya lo será de por vida. Hula, titular como la copa de un pino al menos hasta que avistemos los farallones de Ítaca…pero como lateral derecho. ¿En vez de quién? De Iuliano Belletti, of course.

Que nadie vea en todo esto ganas de maraña, porque el equipo resultante para mi -y lo digo ahora- es mejor en defensa (Oleguer-Puyol o Puyol-Oleguer, Márquez y otro), el mejor medio del campo de Europa, incluído el Chelsea (Van Bommel, Xavi y Deco) y más fuerte en ataque, por la sencilla razón de que el trío Giuly (que en este segundo año explotará, estoy seguro), Eto’o y Ronaldinho, contará con el oxígeno de un Larsson hipermotivado ante su probablemente última temporada, un Ezquerro famélico de gloria y veremos que pasa con Maxi…y hasta con Saviola, que cuenta con la bendición del amigo invisible.

Por lo tanto: escabechina lenta pero inapelable de brasileños a la vista; plantilla más competitiva (aunque con marejadillas en el clima del vestuario, clave esta temporada) y, lo que nunca debimos hacer, darle puerta a Cocu, reparado por persona interpuesta.

Anexo.- Mañana explicaré por qué me irrita que el cruyffismo se haya adueñado del Barça del soci de un modo revanchista y sectario. Y cómo me ofende que los hijos de los turistas del ideal, cuya mediocridad me hace dudar de su ADN, os den ahora el pienso intelectual para que interpreteis el nuevo Barça.

¡Bona nit... però la brúixola no m'acaba de marcar el camí d'Ítaca!

Txiki ficha a Van Bommel

"Si un equipo tiene a Xavi y Deco, dos de los mejores centrocampistas europeos, va a recuperar a Edmílson, Motta y Gabri, no debe fichar por fichar, salvo que se le presente una oportunidad de oro. Y la ocasión de fichar a Mark van Bommel es una de esas que sólo se presentan una vez cada muchos años. Ni Patrick Viera, ni Frank Lampard ni Pavel Nedved me harían más feliz. El tipo de juego que desempeña el todoterreno internacional del PSV Eindhoven ha sido descrito por personajes mucho más autorizados que un servidor. No insistiré en ello. En lo que sí me gustaría abundar es en su carácter sumamente competitivo, en que es un jugador que se sabe hacer respetar y que saca partido a su poderío físico.
"Personalmente me encanta que, además, sea holandés, aunque esto pueda enojar a muchos barcelonistas que en los últimos años han incubado prejuicios sobre nuestros hermanos de los Países Bajos. Alguna vez he dicho que, cuando el Barça reunió a Johan Cruyff y Johan Neeskens bajo la dirección de Rinus Michels, míster Mármol, yo soñaba con que algún día dejaría de existir la entonces llamada Dirección General de Deportes dependiente de la Secretaría General del Movimiento, y que no habría ningún obstáculo para que el Barça estuviera lleno a rebosar de holandeses. Cuando mi sueño estaba a punto de cumplirse, muchos de mis consocios y de mis paisanos –seguramente de buena fe– se empeñaron en convertirlo en una pesadilla.
"La llegada de Van Bommel, inmejorable en el aspecto deportivo, redime al barcelonismo de la inexplicable marcha de Philip Cocu, desdeñado por el club tras una intachable carrera profesional. Ese despido fue para el PSV Eindhoven y para el propio Van Bommel como una bendición del cielo ya que el ex capitán azulgrana ha sido el verdadero factor de equilibrio y madurez en un equipo que acababa de traspasar a Mateja Kezman y Arjen Robben y que, no obstante, está realizando la mejor temporada desde que ganó la Copa deEuropa en 1988”.

El anterior artículo, obra de un servidor, fue publicado en su integridad en La atmósfera del Barça, contraportada de Mundo Deportivo, el 24 de marzo de este año, antes de que el PSV Eindhoven se proclamara campeón de Holanda y brillante semifinalista en la Copa de Europa, donde cayó pese a ganar al Milan por 3-1 (dos goles de Cocu). ¿Supone este fichaje un éxito de Txiki Begiristain o el reconocimiento de sus errores? Espero vuestras opiniones (¡cómo no, Quimet!), que mañana os daré yo la mía.
Por cierto, en la vorágine incensaria que nos ha sobrevenido por prensa, radio y televisión sobre la conquista de la mejor liga de la historia del Barça (si no la única), ¿habeis descubierto alguna idea original, algún comentatio agudo, alguna opinión que se saliera del pensamiento único? Ya sé que pido mucho...

¡Feliç dia i que els vents bufin favorables cap a Ítaca!

Figo sigue mintiendo

Entrevistado anoche por Júlia Otero en TVE1, Luis Figo dio a entender que Josep Lluís Núñez (sin citarlo) permitió su marcha al Madrid “porque a lo mejor en ese momento interesaba hacer caja”. Es posible que hoy, algún indocumentado u obstinado de mala fe en tergiversar la historia, agarre esas palabras del portugués para afirmar algo así como “Figo responsabiliza a Núñez de su marcha al Madrid” o “Núñez dejó marchar a Figo al Madrid” o “Núñez traspasó a Figo”.
Todo falso, y empiezo a cansarme (y a cansaros) con este empeño mío en rebatir cuantas falacias se lanzan sobre la historia del Barça.
Porque la historia de este caso es es la siguiente: Cuando Núñez ya me había dado la primicia de su dimisión esta vez irrevocable y yo la había publicado en La Vanguardia, Luis Figo y su representante, José Veiga, le presionaron hasta lo indecible para que rebajara su cláusula de rescisión (que era de 10.000 millones entre clubs españoles y 20.000 si iba a un club extranjero). Núñez les dijo que ya no tenía ninguna autoridad moral para hacer eso, pero advirtió a los precandidatos a las elecciones del conflicto a punto de estallar. Reproduzco el párrafo que lo explica en el magnífico libro “Toda la verdad del caso Figo” (Luis Canut y Jorge Esteve), publicado por Mundo Deportivo en abril del 2001:

“…Un fax enviado por el gerente del club, Jaume Parés, convocaba a los cuatro precandidatos del momento y José Veiga. Se trataba de redactar un documento en el que aceptaran el compromiso de mejorar el contrato de Figo hasta llegar a las cifras que ofrecía la Lazio. Aunque en un principio pareció que la reunión se iba a producir, uno por uno, Gaspart, Bassat, Castells y Llauradó, desestimaron esa posibilidad”. (…) “Los cuatro decidieron en la comida de hermandad que tuvo lugar en el restaurante Casa Darío renunciar a reunirse con Veiga por no sentirse capacitados para negociar ya que ni tan siquiera eran candidatos oficiales”.

Luego vinieron las mentiras ya conocidas universalmente, resumidas en la siguiente declaración del hoy jugador madridista: “Quiero asegurar a los socios, simpatizantes y seguidores del FC Barcelona, que Luis Figo, con toda la seguridad del mundo, estará en el Camp Nou el próximo 24 de julio para iniciar la temporada. Y también les quiero recordar que, por mucho que se hable de otros clubs, Luis Figo tiene contrato con el FC Barcelona” (entrevista concedida a Toni Frieros –biógrafo de Figo-, publicada por el diario Sport el 9 de julio del 2000).

NOTA.- Por cierto, no entro en el nivel de agresividad en algún cruce de opiniones. Pero, por favor, absteneos de utilizar palabras y expresiones insultantes para unos y ofensivas para todos. En ese plan, naufragaremos en nuestro viaje a Ítaca (y que la Ítaca de cada uno sea su utopía soñada).

¡Bona nit i pau a tothom!

Mi viaje a Ítaca

Recordaba ayer por la mañana en un coloquio en la Penya Blaugrana de Santpedor, que esta es mi novena liga del Barça como periodista. La primera, como redactor del ya desaparecido El Correo Catalán, fue la del 0-5 en el Bernabeu, la única de Cruyff como jugador azulgrana (en cinco temporadas), y la única de Agustí Montal en ocho años. Luego vino ese túnel del tiempo en el que nos pusimos morados de títulos (a más de uno por año), hasta que el Glorioso Alzamiento terminó con el oprobioso nuñismo y el club entró en la decadencia.

La verdad es que yo veía nuestra historia de otro modo pero hoy, en los edulcorados panegíricos que la prensa catalana dedica a Laporta, se dice de él que ha conseguido liberar al barcelonismo de la vergüenza: ya podemos salir a la calle, nuestros hijos pueden llevar sin complejos ni temor al bulling la camiseta azulgrana (o fucsia o color crema, o a rayas azules y negras), que han tenido que esconder durante todos estos años. Por lo visto, no han existido niños y niñas con la camiseta de Saviola, de Kluivert, de Rivaldo, de Riquelme, la preciosa camiseta del centenario no se vendió a espuertas: eran ectoplasmas.

En ese corrimiento de tupidos y manipuladores velos sobre el pasado, sale mal parada hasta la Virgen de la Merced, la mojigatería de Casaus; el balcón de la Generalitat, que ultrajaba el Barça de Núñez (y lo ultrajó unas dieciocho veces, en ocasiones llevando hasta dos y tres títulos de golpe), los pechos de la Rahola en el balcón del Ayuntamiento, los saltitos de Jordi Pujol agarrado por Stoichkov…Todo eso que tanta gracia nos hizo, que tantos argumentos nos proporcionó para reafirmarnos en que somos más que un club, maldita la gracia que nos hace ahora. Incluso las ligas de Van Gaal, ¿existieron esas ligas en las que sacamos 11 puntos (clavados las dos veces) al Real Madrid? Lo digo porque, desde el dream team hasta hoy, parece que hemos estado en hibernación.

Pero, por suerte, antes del incensario periodístico que me he tragado hoy, ayer escuché pronunciar el nombre de “Ítaca”.

-“¿Ítaca?” –me dije-. “Pero si eso es de mis tiempos…”.

Y, en efecto, en palabras del siempre surrealista Oleguer Presas, apareció el mitológico nombre de Ítaca. Y recordé los versos de Kavafis cantados por Lluís Llach cuando yo paladeaba la primera de las nueve ligas barcelonistas de mi carrera. Y volví a releerlos en la traducción de Carles Riba (el abuelo de Pau Riba, autor de uno de mis discos de culto, Dioptria, ¡ay, sus conciertos en el Iris, disueltos a porrazos por los grises!). Y volví a comprender que Ítaca es una ilusión, que lo real es el viaje, la odisea:

“Quan surts per fer el viatge cap a Itaca
has de pregar que el camí sigui llarg
ple d’aventures, ple de coneixenses”.

(“Cuando sales de viaje a Ítaca / has de rogar que el camino sea largo / lleno de aventuras, lleno de conocimientos”).
Algunos neobarcelonistas creen haber llegado a Ítaca. El mismo error cometimos nosotros el día ya lejano del 0-5 en el Bernabeu. Pero, por suerte, el viaje continúa y yo espero seguir durante muchos años y muchas ligas esta azarosa, larga, excitante odisea, para la que me animan las palabras del simpar Oleguer: “Continuarem caminant cap a Ítaca” (seguiremos caminando a Ítaca).

Nota.- Samuel Eto’o ha obrado con diligencia y acertadamente al pedir disculpas al Madrid por sus insultos, la nota discordante en la gran fiesta azulgrana. Él también debió aceptar las que le ofreció un empleado del Chelsea por unos supuestos insultos racistas, y revisar su intolerancia.

El exabrupto de Eto'o

Samuel Eto’o perdió el control. Su rencor al Madrid le salió de las vísceras y, personalmente y a riesgo de equivocarme, yo interpreté su insulto como surgido del resentimiento al club que lo menospreció. Si alguien vio en su fichaje la devolución de la puñalada trapera por Figo, esos insultos de anoche le dieron la razón. Esos insultos, un borrón en la alegre fiesta de la gran noche azulgrana, le cierran a Eto’o definitivamente las puertas de su retorno al Madrid, algo que a muchos barcelonistas les quitará un peso de encima. Pero también le cierran las puertas de un hipotético interés del Chelsea en su fichaje, pues si a Mourinho le cayó un puro (de la Federación y de Scotland Yard) por llevarse el dedo a los labios haciendo chistar al público, Eto’o habría dormido esta noche en alguna comisaría de South Kensington y, ahora mismo, el comité disciplinario de la FA estaría estudiando si le metían seis o nueve partidos de sanción.

¿Quién politiza?
Los catalanes hemos hablado en nuestro idioma toda la vida, si bien durante la dictadura franquista lo teníamos que hacer mayormente en la intimidad. Los barcelonistas festejamos nuestras efemérides ondeando banderas catalanas (incluso desde antes de que Franco se retirara al Valle de los Caídos). El Barça, como institución, siempre ha apoyado las grandes iniciativas políticas del país, desde la Mancomunitat de Prat de la Riva (1914), el Estatut (el de 1932, el de 1980 y el nuevo, en proceso de negociación). Todo eso, que desde el resto de España se ve como una politización del club fuera de lugar, es un signo de civismo, cultura y amor al país. Durante muchos años, barcelonismo y patriotismo catalán fueron conceptos coincidentes (la Plaça de Sant Jaume fomentó mucho ese fervor). Pero si alguien considera que eso es una anomalía, sepa que fue provocada por quienes suprimieron las libertades democráticas del país y el Barça (como otras instituciones), adquirió un valor símbólico de refugio y preservación de la catalanidad. Por eso hoy, cuando alguien considera que las banderas catalanas, las independentistas o ¡incluso los viscas a Catalunya! o la simple utilización en público de nuestra lengua es politizar un acto, pienso que son ellos quienes politizan lo que para nosotros es nuestro comportamiento colectivo habitual, espontáneo y sincero. Y ni siquiera tan libre como muchos desearíamos.
Pero jamás entenderemos la libertad ni haremos mal uso de ella para lanzar gritos como los de Samuel Eto’o.

¡Visca el Barça i visca la bona gent!

¡Campeones, neng!

La fiesta azulgrana ha sido extraordinaria. La ciudad y el equipo han vivido una jornada de idilio, una fiesta primaveral, iniciática para muchos de los jóvenes seguidores del Barça como para casi todos los jugadores. Además de jugar muy bien, además de contar con un entrenador que transmite credibilidad y confianza, una de las cualidades envidiables del actual campeón de Liga es la juventud de sus componentes. Existe una gran conexión entre estos jugadores y un público adolescente, ansioso de contar con referentes y de poseer ídolos con los que identificarse: Oleguer, Puyol, Ronaldinho... Hoy eran sus héroes, pero unos héroes cercanos, visibles, con ganas de marcha como ellos, no los multimillonarios mitos del balón. Temía que la fiesta estuviera demasiado pautada, rígida, programada, pero ha sido un dechado de jovial espontaneidad. Un público juvenil, y también decenas de miles de nuevos catalanes inmigrantes, han vivido una jornada que ya no olvidarán nunca.
Como nosotros no olvidaremos Basilea, ni Wembley, ni las muchas ligas (esta es la séptima en los últimos 15 años), que el Barça ha ganado para hacernos felices, para que no siempre tengamos que sentirnos frustrados, acomplejados, perdedores. Este ha sido un fin de semana, un final de temporada, feliz para el barcelonismo. Y hasta quienes nos mostrábamos reacios a romper con la tradición de acudir a Sant Jaume debemos aceptar que todo ha sido fantástico. ¡Visca el Barça i visca Catalunya, neng!.

Una china en el zapato de Laporta

¡Esto sí que es calidad de vida y no lo de antes!. En fin, ahora que ya se puede, voy a comentar algunos de los posts recibidos.
1) Dije en TV3 que no veía entonces al Madrid capaz de ganar en Sevilla. Pero de eso hace algunas semanas. Hoy veo al Madrid más fuerte (como acreditó ante el Racing) y al Sevilla más blando (como demostró en casa del Betis). También dije repetidas veces que veía al Madrid hundido y acabado y que Vanderlei Luxemburgo sería el penúltimo entrenador blanco de esta temporada. Hoy veo al Madrid ganador en Sevilla pero, si me equivoqué en todo eso, ¿qué seguridad puedo tener en acertar esta vez?. Además, no me gusta este giro que ha tomado el periodismo deportivo que parece un juego de adivinanzas y pronósticos: un equipo no es un monolito sino un cuerpo vivo, que hoy pasa por un bache y mañana te lo gana todo. El periodista más listo del mundo debió ser el que imaginó que Grecia ganaría la Eurocopa o que el Manchester United quedaría este año a 20 puntos del campeón de Inglaterra. Pero no entiendo que se dediquen a esta profesión pudiendo ganar mucho más dinero en las apuestas.
2) De los chinos sé lo mismo que vosotros, que no creo que sea mucho más de lo que saben Ingla y Soriano. Lo veo todo tan atado como el fichje de Beckham. Un día negociamos con la sede olímpica, otro con la ciudad de Pekín, al siguiente con el Gobierno chino y luego con las juventudes comunistas. Menos con la viuda de Mao, creo que hemos negociado con todo el mundo. Esto se está convirtiendo en la larga marcha pero, si no cambia de rumbo, para Laporta y los suyos será la larga mancha.
3) ¿Rosell cobró comisones? También se ha dicho de mi que cobraba de Núñez y en mi vida recibí de él ni un bolígrafo de propaganda (que no habría devuelto, pues los colecciono). Cuando se quiere calumniar a una persona, lo más eficaz es tacharla de corrupta, porque es imposible probarlo. Si el Barça tiene tantas dificultades para colocar a jugadores transferibles (el año pasado a Kluivert, ahora a Riquelme, Saviola o algún otro) es porque Rosell cometió la imprudencia de afirmar que el club no pagaría comisiones.
4) ¿Celos por la popularidad? Me consta que el jefe de comunicación del Barça le reprochó a Rosell en cierta reunión de la junta directiva que la prensa le tratara mucho mejor que al presidente. “Eso indica que no estás haciendo bien tu trabajo”, fue la respuesta de Rosell. ¿Encuestas? Un diario nada sospechoso de antilaportismo realizó una en la que la popularidad de Sandro era infinitamente superior a la de Laporta.
5) ¿Qué hay entre bastidores? La pugna por controlar los fichajes del Barça, que no sólo es tener la llave de la caja sino el poder diseñar la política deportiva del primer equipo que, a juzgar por los resultados de este año, funciona la mar de bien hasta ahora. “Demasiados brasileños”, un menosprecio casi constante a Ronaldinho (reclamando el Balón de Oro para Deco), y frases poco amables para Carles Puyol (después matizadas todo lo que se quiera), o “el Barça puede tirar la Liga”, indican quién sembraba desconfianza (y discordia) en este proyecto.
6) ¿Qué Mourinho quiere fichar a Eto’o? Felicito a mis compañeros de Mundo Deportivo por conseguir tan insólita primicia mundial, porque ya se sabe que si un perro muerde a un hombre, no es noticia: la noticia es que un hombre muerda a un perro.

Bueno, amigos, me tomo puente hasta el lunes, en que el Barça ya será campeón. ¿Me estoy contradiciendo? En absoluto: me estoy reafirmando pues, para mí, hace ya tiempo el Barça es campeón (justamente desde después de ser eliminado por el Chelsea, puesto que no teníamos plantilla -diseñada por el simpar Txiki- para movernos con éxito en dos ámbitos).

¡Visca el Barça i Visca Sant Jaume!

Alirón ante el Villarreal

Comprendo, pero no comparto, la impaciencia de muchos barcelonistas por cantar el alirón de una vez. Si ello se produce este fin de semana, bienvenido sea, aunque tampoco comparto la increíble falta de respeto que observo hacia el Levante, un equipo que me cae fenómeno. Pero personalmente prefiero que el Barça se proclame campeón ante su público y en el Camp Nou. Como el calendario nos ha gastado la jugarreta de acumular dos desplazamientos consecutivos -los dos de Valencia- ese partido sólo puede ser el del Villarreal, en la penúltima jornada de la temporada.
¿Os lo imaginais, con un poco de romanticismo? Gran rival para un partidazo, un cálido 22 de mayo (dos días después del aniversario de Wembley), tal vez los dos equipos que mejor fútbol practican en la Liga y en un escenario magnífico. Si hemos esperado cinco años para celebrar otra liga (la séptima en 15 años) ¿nos vendrá ahora de una semana...? Cuando al Chelsea se le presentó la primera ocasión de ganar la Premiership, de carambola y a costa de que perdiera el Arsenal, José Mourinho y la selecta afición blue se mostraron contrarios a esa opción. ¡Y eso que ellos han esperado medio siglo para ganar la Liga!.
Que el Barça será campeón, es algo irreversible desde hace jornadas. Es más: en este mismo blog creo haber escrito que en el Bernabeu, con independencia del resultado, los jugadores del Madrid ya le tenían que haber hecho el pasillo al campeón. También hace ya tiempo expresé mi deseo de que el Barça se proclamara formalmente campeón en su campo y ante su público. Y eso mismo lo repetí el martes en La Graderia (RàdioBarcelona), el miércoles en Tú diràs (RAC1), lo escribí ayer en la contraportada de Mundo Deportivo y, Dios mediante, volveré a exponerlo esta noche en Força Barça, el programa de Alfons Arús en Citytv. En todos esos foros (y espero que en el de esta noche también), mi opinión ha provocado discrepancias y discusiones discutida pero ha sido respetada (como yo respeto al Levante, repito).
Contrasta ese ejercicio de libertad con la intolerancia neofascista (y lo que más me apena y apenaría a Joan Gamper y a Josep Sunyol, es verla camuflada de azulgrana) que pretende infectar este blog con el propósito de imponernos su pensamiento único. (Aunque pensamiento y único, son conceptos antagónicos).

Grandes Mourinho y Serra Ferrer

Aunque sea con un día de retraso, vuelvo a rendir pleitesía y admiración al gran protagonista de la mediocre temporada internacional de fútbol: José Mourinho. Con una plantilla modestita en relación a las que poseen el Manchester United, el Madrid, el Juventus o el Milan (incluso más sencillita que la del Barça), con Cudiccini de portero, Geremi y Huth, chavales del filial y algunos titulares, se hizo el amo de Old Trafford. ¿Dónde se gradúan los grandes? En el aula magna del fútbol y el teatro de los sueños lo es. ¡Qué recital de fútbol para dejar a los diablos rojos convertidos en simples comparsas! Viendo jugar a los blues pensé que alguien debería decirle a Mourinho que su equipo ya es campeón, que pare ya de batir records de puntos y de menos goles recibidos. Pero entonces lo vi, con su abrigo-talismán a mediados de mayo, es decir, vestido para la ocasión, e imaginé que en Old Trafford iba a suceder algo grande. Y, en efecto, el triunfo por 1-3, el pasillo inicial, las gradas del estadio del Manchester despidiéndole puestas en pie, fue toda una gozada.
Otro entrenador surgido de la línea barcelonista de Bobby Robson y Van Gaal, Llorenç Serra Ferrer, tuvo un éxito anoche en San Mamés y su equipo, el Betis, jugará la cuarta final de la Copa del Rey de su historia, segunda con el mallorquín en el banquillo. Viví la anterior como periodista enviado especial al Bernabeu. ¡Qué gozada! Ya éramos campeones de la Recopa y esa noche terminamos escuchando el himno del Barça ¡cinco veces! en el coliseo madridista. Fue un partido intenso, con prórroga para terminar 3-2, goles barcelonistas de Figo (2) y Pizzi, y los del Betis a cargo de Finidi y Alfonso.
El Barça fue recibido al día siguiente en la plaza de Sant Jaume por una muchedumbre. Fue la tarde en que Manolo Amunike gritó aquello de “¡Campeolones, campeolones!”. Con Núñez de presidente, en veinte años fuimos quince veces a la Plaça de Sant Jaume (tres de ellas con dobletes), para llevar una Copa de Europa, 4 Recopas, 7 Ligas y 6 Copas del Rey. Sin contar una copa de la Liga, supercopas de España y de Europa (que esas ya no las llevábamos a ningún sitio, tal era nuestra abundancia), fueron 18 los grandes trofeos de fútbol que Núñez llevó a una plaza que, por cierto, le declaró la guerra en su primera visita y, aún así, jamás rompió con esa tradición.
Porque esa tradición venía de antiguo. Por ejemplo, en los 30 años anteriores a Núñez, se ganaron seis títulos: 1 Liga, 1 Copa de Ferias unificada y 4 Copas del Generalísimo. En los cinco años siguientes a Núñez, todavía no hemos pisado nuestra plaza fetiche. Pero, lo más grande de nuestra historia y de nuestra mentalidad es que dices esto, recuerdas esto, homenajeas esto, y los autodenominados buenos barcelonistas te ponen a parir.
Por cierto: el Barça será campeón ante el Villarreal en el Camp Nou. Mañana lo razonaré.

¡Bona nit i visca la bona gent!

Laporta derriba la Gran Muralla

Veo peligrar la Gran Muralla China. En cuanto Laporta haya hecho socios del Barça a varios cientos de miles de chinos, se cargarán la muralla por el simple hecho de ser anterior a la Revolución Cultural. Me repito, pero es que esa idea me ha gustado y me reafirmo en ella al comprobar que el Barça también es especialista en hacer política de tierra quemada con toda la historia anterior a la llegada de la actual directiva al poder. Directiva que trata de sustentar sus trágalas a base de mentiras. Por ejemplo, dijo que la policía le había obligado a retirar la pancarta independentista el día del Barça-Madrid y mintió, como posteriormente dejó claro el delegado del Gobierno en Catalunya en los micrófonos de Ràdio Barcelona. La directiva ha dicho que no se va a festejar la Liga en la Plaça de Sant Jaume por razones de seguridad y ha mentido, pues la consejera del ramo, Montserrat Tura (una de mis grandes ídolas), se ha apresurado a afirmar que los Mossos d’Esquadra (la policía autonómica), no ha aconsejado ni desaconsejado nada al respecto. Personalmente imagino que la propia consellera sería la primera interesada en que sus correligionarios socialistas, el alcalde (Joan Clos) y el presidente de la Generalitat (Pascual Maragall), participaran del baño de masas que, durante el nuñismo, recibió Jordi Pujol casi un año sí y otro también. Porque, durante el nuñismo, amén de otros trofeos menores, el Barça llevó a la Plaça Sant Jaume 7 ligas, 1 Copa de Europa, 4 Recopas y 6 Copas del Rey. Si rompemos con esa tradición, ocultamos ese pasado y escupimos sobre nuestra historia. Es como si los chinos derribaran su Gran Muralla, pero eso no puede sorprender a nadie porque el laportismo ya hace tiempo que ha derribado esa muralla (de hecho es lo que muchos barcelonistas le aplauden). Pero lo más obsceno no es derribar la Gran Muralla sino construir pisos en el solar resultante.

Banderas de conveniencia

La objetividad del periodista es un mito. Yo aterricé en el periodismo cuando algunos de mis veteranos colegas pretendían expresar su objetividad escribiendo un artículo diario: los pares escribían a favor del Espanyol y los impares en contra del Barça. La verdad es que el panorama era nítidamente antibarcelonista y aún recuerdo cuando en la revista Barrabás, ante un derbi en Sarrià, pusimos la relación deperiodistas pericos y la de periodistas culés, el simulacro de palco de prensa nos quedó muy desequilibrado: era difícil encontrar a comienzos de los años setenta periodistas barcelonistas, y quienes no tenían inconveniente en ocultar sus simpatías azulgrana eran vistos como intrusos. Cuando a esos pocos se nos acusaba de estar comprados por el Barça, Àlex Botines respondía: "Yo no estoy comprado por el Barça, yo estoy regalado al Barça".
Descubrí ya entonces que la objetividad es un mito, una ficción, una quimera. Pero simpatizar por un club no implica necesariamente ser deshonesto ni trincón, aunque la creencia popular -falsa y maliciosa- es de que no hay periodistas regalados y sí muchos vendidos. Lo cual no incluye ser servil con las barbaridades que a menudo perpetran los directivos, ni comando de choque de las fuerzas de la oposición, ni subastar tu independencia profesional al mejor postor. Confesar la simpatía sincera pero moderada y honrada a un club, puede decepcionar a los pocos que todavía creen que los periodistas son justos, benéficos, ecuánimes e imparciales a carta cabal, consagrando a sus lectores una especie de celibato mental. ¡Bendita ilusión!.
Pero encuentro más decente confesarse partidario de un equipo que fingir hipócritas e inexistentes independencias. Y, así como en la prensa deportiva de Barcelona, en la bilbaína o en la sevillana, en general, todo el mundo sabe de qué lado está, la prensa madrileña está repleta de lo que yo llamo "banderas de conveniencia", periodistas que son como esos barcos de empresas alemanas, canadienses o yanquis pero matriculados en Liberia o las Islas Vírgenes. ¡Qué curioso que sólo Tomàs Roncero sea abiertamente -y además forofo declarado- del Real Madrid!. Porque las grandes plumas son del Athletic, del "Glorioso", del Racing, del Ponferrada, del Celta o se declaran fervientes del Boca o el Manchsester United...Esa coartada les deja las manos libres para pasar a cuchillo casi diariamente al Barça y rezumar merenguismo por los cuatro costados. Siempre con la libertad como bandera...de conveniencia.

Nota.- Sólo leeré los comentarios que tengan alguna relación con el tema propuesto o que propongan otros directa o indirectamente relacionados con él o con el enunciado (el subtítulo) general del blog. Mi aspiración no ha sido superar las 300 entradas diarias en este blog sino que los pocos que pasen por aquí no lo consideren un vertedero de insultos o el frenopático en el que confían superar sus desequilibrios.

Lágrimas azulgrana

Como el viejo Nicolau Casaus, ayer lloré yo lágrimas de color azulgrana viendo jugar a Cesc Fàbregas en el partido Arsenal-Liverpool. ¡Pero si es el mejor organizador surgido en el fútbol europeo en los últimos quince años!. Si los chinos se enteran de que regalamos a futbolistas como Fàbregas por ser anteriores a la era Laporta, nos tiran el megacontrato por la cara. Es como si ellos hubieran derribado la Gran Muralla por ser anterior a la Revolución Cultural.
Por ello afirmo que el Barça sería más grande si tuviera un buen secretario técnico y no un títere movido por los hilos del amigo invisible.
Por cierto, ¿eso es insultar?. Yo no lo entiendo así ni le doy esa intención. Insultar es llamar al presidente del Barça Idi Amín, Bokassa, Pinochet, caudillo, Papa Doc o Tachito Somoza, como en su día fue llamado el presidente más grande de la historia azulgrana desde que Joan Gamper puso fin a su vida harto de tanta insidia como veía a su alrededor. Insultar es decir que Robson y Mourinho estaban liados o representar a Van Gaal con una pila de ladrillos por cabeza.Insultar (en su vertiente de descalificar) es afirmar que un servidor aprovecha el último partido de Cocu para ensalzarlo, de un modo oportunista y zafio. Me remito a lo escrito por un servidor en el diario La Vanguardia de Barcelona, el día 14 de marzo, titulado “El PSV sigue su línea de gran factoría”, que reproduzco de un modo literal aún riesgo de hacerme pesado:

“Lo del PSV Eindhoven es como para ponerlo en un marco. No sólo ha devuelto prestigio al fútbol holandés metiéndose en los cuartos de final de la Liga de Campeones, sino que se pasea por la Liga de su país. Ayer dio cuenta del nuevo Ajax de Danny Blind y le endosó un rotundo
0-4 en el Amsterdam Arena. A ocho jornadas para el final, el equipo de Guus Hiddink lleva siete puntos sobre el AZ'67 (que ha disputado un partido menos) y saca 14 al Ajax, el decrépito campeón que deambula por la temporada como ánima en pena. Hiddink mantiene en su equipo un juego tan espectacular como práctico que le permite marcar cinco goles por cada uno que recibe. Es un equipo simétrico en torno al eje formado por dos ilustres veteranos, Philip Cocu y Mark van Bommel, precisamente los hombres que ayer se repartieron la goleada en la capital, auxiliados por el incansable Johan Vogel. Es un trío respetable, que sabe mantener la posición, auxilia a la defensa en la que destacan los descomunales centrales Alex y Bouma, y reparten el juego que siempre fue una seña de identidad del PSV: buscando rápidas penetraciones por las bandas, tanto de los laterales (Ooijer y Young Pyo Lee), como de los extremos. En esa escuela se formó uno de los hombres que más llaman la atención en la actual temporada internacional: Arjen Robben, el imprevisible extremodel Chelsea. Pese a la ausencia de una pieza tan destacada (que el pasado año tuvo una prolongada ausencia por un cáncer de testículos), Hiddink no ha renunciado a utilizar el juego rápido y sorpresivo por las bandas, y para ello cuenta con dos elementos que no pasarán desapercibidos a los clubs más poderosos: el coreano Ji Sung Park y, sobre todo, el peruano Jefferson Farfán. Tiene 20 años recién cumplidos y, lo mismo que su joven compatriota José Paolo Guerrero, la sensación del Bayern de Munich, pone al fútbol peruano de nuevo en el mapa mundial. Treinta años después de la insigne generación de los Chumpitaz, Cubillas, Oblitas y, por encima de todos, el entrañable Hugo Cholito Sotil. ¿Se trata de otra perla por cultivar? Es muy posible: se formó en el Municipal de Lima, de donde pasó al Alianza y ahí fue descubierto por los técnicos del PSV. Podría ser una casualidad más de las que raramentese producen en el mundo del fútbol si no fuera porque el equipo de la Philips, en su momento, ya dio a conocer al mundo a otros dos jovencitos latinoamericanos hoy muy conocidos: Romário y Ronaldo”.

Ese artículo puede consultarse en la hemeroteca de La Vanguardia. y lo reproduzco porque me ha dolido que alguien me calificara de oportunista (por citar ahora a Cocu), y de ignorante (por no saber, según él, quienes son Farfán y Park). He escrito, desde entonces, más artículos y crónicas sobre el PSV (incluso en este blog). Pero esto yo no lo he concebido como un consultorio al que uno venga a abrevarse cual vaca ciega de Joan Maragall. Ni me voy a pasar la vida rebatiendo anónimos. Pero ¿por qué acuden a este espacio teniendo sus propios gurús? ¿han perdido acaso la fe y confianza en ellos? Aquí no van a saciar su sed de doctrina y, como al triste rumiante cantado por el insigne poeta catalán, no voy a devolver la vista a nadie y menos al peor de todos los ciegos: el que no quiere ver.

Nota.- Véanse comentarios en este blog anteriores a la visita del Barça al Bernabeu, donde está explicada y prevista la película del final de temporada, tal y como ha sucedido: séptima liga para el Barça en los últimos 15 años, el más grande de España en ese período, pese al alzamiento fratricida que sufrió.

¡Felicitats a tos els barcelonistes i Visca el Barça!

Soy un problema, ¿para quién?

Ferran Martorell, ex presidente del Espanyol y compañero de algunas tertulias deportivas, me soltó ayer tarde en el Força Barça que modera Alfons Arús en Citytv: “Tu problema, Enric, es que eres nuñista”. Le respondí con sarcasmo diciendo que lo que él consideraba como un problema, para mí es una virtud o una cualidad. Naturalmente, la inmediatez de la respuesta y la brevedad y contundencia que exige el formato televisivo, no me permitieron extenderme al respeto.
Además de barcelonista, me defino como “nuñista integrador”, es decir, adscrito a esa corriente del barcelonismo no sectaria ni fallera, la que siempre ha querido lo mejor para el club (en cuestiones tangibles, no en volutas de humo) de un modo respetuoso con la tradición y constructivo, en el sentido figurado y en el literal, pues gran parte del patrimonio urbanístico que ahora se van a fundir los actuales directivos, fue adquirido en aquella época, para algunos nefasta.
Nunca he renegado de esa etiqueta ni supone para mi ningún problema ser nuñista, sino que lo asumo como una muestra de lealtad, tanto a una época como a un determinada personaje insigne y maltratada del barcelonismo. Y, en cierto modo, mi posición tiene algo de romántica e idealista, pues yo abracé el nuñismo cuando ya no cotizaba más que a la baja en el mercado periodístico, cuando defenderlo era suicida. De hecho, esa fidelidad –más que la merma de mis capacidades intelectuales y profesionales- frenó en seco mi carrera, eufemismo que utilizo por no decir que la arruinó.
“¡Hemos llegado al meollo de la cuestión!”, dirá alguno: “¡Usted es un resentido, un revanchista, que queda descalificado para argumentar de un modo sereno e imparcial!”.
Y yo, como soy tan integrador, tan nuñista, tan buena persona y aspiro a ser normal en un entorno desquiciado, dejo que de mi digan eso y hasta cosas peores, en su afán por deteriorar mi imagen. Y algo de resentimiento debo tener, pues no negaré que disfruto al ver que, dentro de mi insignificancia, otros sí ven en mi un problema. ¡Ese es su problema, no el mío!.


Nota.- Para corregir al que yerra, la semana próxima publicaré, literal, íntegra, sin añadir ni quitar una coma, esa joya del articulismo deportivo que titulé en su día: “¿Quién le niega una asistencia a Michael Jordan?”. Pero eso será cualquier día a partir del lunes, porque ahora cierro la barraca durante el sábado y el domingo. (Por cierto, el domingo comento el partido Valencia-Barça durante la retransmisión de Bernat Soler en Ràdio Barcelona, 666AM y 90.5FM, en el área del BCN).


¡Bona nit, pau i felicitat a tothom!

Gran Cocu, txiki Begiristain

Considero meritorias las dos últimas temporadas del Barça habida cuenta de que carece de un buen secretario técnico. Me explicaré, y de ese modo respondo a la curiosidad de algún comunicante. Para empezar, nuestro secretario técnico es un títere, un hombre de paja que da cobertura al asesor in pectore del presidente, con gran influencia sobre éste. O sea que el verdadero director técnico del Barça es el amigo invisible.

Quien nominalmente ocupa la secretaría técnica del Barça, es la misma persona que ofreció a Ronald Koeman y a Guus Hiddink sendos contratos-basura (por un montante muy inferior a lo que cobra él) con el único propósito de que los rechazaran, puesto que el amigo invisible ya había decidido quién iba a ser su unigénito (decisión arriesgada pero acertada puesto que Frank Rijkaard es mucho mejor de lo que había demostrado hasta llegar al Barça).

El susodicho secretario técnico asoló todos los niveles de la cantera azulgrana (de la que surgió la mitad del actual equipo titular), y permitió que dos joyas del momento, Piqué y Fàbregas (la otra es Messi, fichaje de Rexach), se fueran al Manchester United y el Arsenal, respectivamente. Se trata del mismo inepto que regaló a Pepe Reina como compensación en el fichaje de Belletti. Cuando el Liverpool pague lo que el Villarreal le pide por Reina, Belletti pasará a ser el defensa más caro del mundo, el primer galáctico del Barça.

Dicho presunto secretario técnico es el que hace dos temporadas ya consideró que Cocu estaba acabado y le propuso un lo tomas o lo dejas consistente en rebajarle la ficha en un 40 %. Y el mismo que el verano pasado lo dejó marchar como a un contaminado, pese a que el capitán holandés del Barça era el jugador de la plantilla más utilizado, y siempre a un grandísimo nivel de rendimiento y de compromiso.

¿Tendrá algo que ver la secretaría técnica con la marcha de Luis García al Liverpool? La realidad es que el Barça no hizo ninguna contraoferta para retener a un jugador que ya el año antes había sido repescado del Atlético con el único propósito de incluirlo en alguna operación de compraventa. Supongo que es un rasgo de honradez por parte del secretario técnico el afirmar que "por Riquelme y por Saviola no tenemos ninguna oferta", pero lo considero una afirmación despectiva y desleal hacia esos futbolistas, ambos internacionales argentinos, y lesiva para los intereses del propio Barça, de cuyo patrimonio forman parte esos y los demás jugadores.

Me aburre y me fatiga dedicar tanto espacio y tiempo a un sujeto tan mediocre, cuyos errores en el equipo quedan disimulados por los muchos y grandes aciertos de Sandro Rosell, ahora en dique seco. Si con un inútil como secretario técnico el Barça está donde está, ¿se imaginan con el secretario técnico de un Sevilla o con los responsables de la cantera que sacaron a Xavi, Puyol, Valdés, Fábregas, Luis garcía, Piqué, Miguel Ángel, Rufete...dónde podría estar?

Nota.- Aunque me reste tiempo y dedicación a mi artículo diario, antes de redactarlo dedicaré unos minutos a suprimir todos los mensajes insultantes que se hayan vertido en el blog, esperando que esta medida sea suficiente para devolverle la seriedad y el clima de discrepancia dentro del respeto y en libertad. Una libertad que ahora está siendo amenazada por quienes con sus insultos y descalificaciones tratan de intimidar a quienes sencillamente piensan.

¡Bona nit, visca el Barça i visca tothom!

¡Forza brutta, Milan!

Los resultadistas confesos como yo, también tenemos nuestra ética. Y aunque yo defendí a Bobby Robson el día que durante un minuto y pico alineó en el Sánchez Pizjuán de Sevilla a cinco centrales (y agudos compañeros míos ya le cargaron el mochuelo y la original etiqueta de el Barça de los cinco centrales, al mejor y más goleador de la historia) me ha parecido abyecto lo del Milan en Eindhoven. Una cosa es que ningún equipo, por grande que sea, deba suicidarse aplicándose lo que yo llamaría ruleta catalana y otra bien distinta es actuar con un pánico innoble, indigno de un hexacampeón de Europa. ¿He dicho hexacapeón de Europa? ¿Frente a un equipo holandés que bordó el fútbol y que lo mismo que la Holanda del 74, campeona moral del mundo, líder del buen juego…quedó sin corona?

Me he permitido bromear con un compañero de un modo un poco provocativo porque, como es sabido, a los barcelonistas nos encandila tanto el fútbol holandés como nos repugna el italiano. Y más después del 4-0 de Atenas, o sea, que tenemos nuestras razones.

-Si el Barça jugara como el Milan, el Camp Nou estaría siempre vacío- me ha dicho mi colega mientras contemplaba asqueado a Kaká y Shevchenko ante los coreanos Lee y Park.
-Tienes toda la razón –le he respondido con ironía- no estaríamos en el Camp Nou porque nos pasaríamos la vida en la Plaça de Sant Jaume, celebrando los títulos.

Bromas al margen: el PSV ha quedado apeado de la que podía ser su segunda final y el Milan disputará la décima (con un balance por ahora de seis ganadas). A la vista de esos datos, ¿tenía razón el abominable Mourinho al afirmar que el fútbol puede ser muy cruel…? ¿qué habríamos dicho de él si hubiera planteado el partido de Anfield como lo hizo el hoy admirado Benítez?


¡Bona nit i visca el Barça!

¡Felicidades, perdedores!

Como resultadista confeso, aunque soy catalán y del Barça, no me entusiasma ni lo de festejar derrotas ni lo de perder jugando bien. Por lo tanto, el partido de Anfield me ha dejado mal sabor de boca, porque yo iba con el Chelsea y con Mourinho. Me alegro por los seguidores de los reds, por sus jugadores y hasta por Rafa Benítez, porque ayer todos ellos estuvieron a la altura de su historia. Supongo que el resultado habrá hecho muy felices también a los tifosi del Milan. Pero no puedo sentirme identificado con quienes el año pasado renegaban del Oporto o de los griegos eurocampeones y hoy, por resentimiento, por pura hipocresía, vuelven a ser felices por una derrota. Por la de Mourinho, naturalmente. ¡Felicidades, perdedores, hoy es otro día grande para todos vosotros!

Y volvió a abochornarme la irrupción en el terreno de juego de ese energúmeno disfrazado de catalán, que si se entrega a tan esperpéntica conducta es porque cuenta con partidarios que lo financian y que se regocijan con sus actuaciones. (Por cierto, ¿por qué la UEFA no averigua quién es este sujeto y quién le apoya? ¿por qué actuó contra Figo y contra Mourinho? ¿por qué utiliza símbolos barcelonistas? ¿por qué no actúa el Barça, desmarcándose nítidamente de él, para evitar especulaciones sobre quien lo apoya financieramente?).

Bravo Liverpool (comentaré mañana la inédita final, tras el PSV-Milan), y lo felicito con la misma deportividad con que John Terry, el capitán del Chelsea, se ha abrazado al final del partido a Steven Gerrard, su antagonista. O del mismo modo que José Mourinho ha ido estrechando la mano de sus adversarios, comenzando por Rafa Benítez. O como he visto también repartir apretones de manos a Roman Abramovich, en la tribuna.

Es tan grande el fútbol inglés que puede convertir en extraordinario hasta un partido de calidad mediocre, como el de ayer, en el que se premió (con un gol inexistente, por cierto), la defensa encarnizada de una camiseta. Un fútbol inglés que en una competición de rango inferior, como la Carling Cup, ya nos deparó otro épico Chelsea-Liverpool (3-2 en la prórroga, aquella vez para los blues), y que, una vez liquidado el título de la Premier, nos reserva una sublime final de la FA Cup, Manchester United-Arsenal.

Y después, ¡qué largo se nos va a hacer el verano hasta que comience otra vez el campeonato en Inglaterra!. Recuerdo la frase con que mi admiradísimo Sir Bobby Robson, trató de disuadir a Sir Alex Ferguson, cuando,hace un par o tres de años, el escocés dijo que quería abandonar el fútbol. “¿Ya te lo has pensado bien?” –dijo el entrañable Sir Bobby- “¿ya has pensado qué vas a hacer los sábados por la tarde?”.


¡Bona nit i Visca el Barça!

¡Todos a Anfield Road!

Hoy tenemos fútbol con mayúsculas. ¿Que el Liverpool y el Chelsea decepcionaron en el partido de Stamford Bridge? Más por el cero a cero final que por el juego exhibido en el primer tiempo (y que posteriormente entró en una fase especulativa y de cierto conformismo). Nos deben una y yo confío en que hoy vamos a asistir a un formidable homenaje a este deporte que tantas horas de placer nos proporciona.
Pocos recuerdos de mi carrera como periodista deportivo me son tan gratos como los partidos que mi profesión me permitió vivir en Inglaterra. Empates del Barça en Villa Park, en Old Trafford, victoria sonada en Saint James, ¡grandísima victoria en Wembley! y, en uno de mis primeros viajes a las islas, empate ante el mejor equipo del mundo de aquél entonces, el Liverpool, en Anfield Road (1-1, goles de Thompson y Rexach).
Fue en las semifinales de la Copa de la UEFA de la temporada 1975-76. El Barça había perdido en el Camp Nou (0-1, gol de John Benjamín Toshack), y empató a la vuelta, con el cántabro Laureano Ruiz como entrenador, recambio de la casa para el destituído Hennes Weisweiler. Me permito afirmar que aquel era el mejor Liverpool de todos los tiempos: ese año ganó la Copa de la UEFA y los dos siguientes encadenó sendas Copas de Europa. Un equipazo con Ray Clemence de portero, Kennedy, Thompson, Neal, Case, Heigway, Callaghan... y, el más grande de todos, el pequeño Kevin Keegan. ¡Vaya espectáculo, Mikey Mouse Keegan en un lado y el Gran Johan Cruyff en el otro! ¡Qué privilegiado he sido, ahora que lo pienso!
Tras ese solmene bautismo (hace casi 30 tacos), el fútbol inglés me enganchó para siempre. Sólo somos varios cientos de millones en todo el mundo los que vivimos con similar pasión ese fútbol ritualizado, esa emocionante liturgia, la camaradería forjada en muchas veladas de pub y perfumada en cerveza. Pero no voy a caer en la cursilería de recitar la primera estrofa del himno de los reds, lo único que empiezo a aborrecer, no cuando lo canta ese orfeón que es the Kop y que pone la piel de gallina, sino de tanto oirlo en en voces espúreas y aborregadas.
Yo voy con el Chelsea, no lo niego. Pero si se clasifica el Liverpool también seré feliz, porque el equipo de Rafa Benítez vería recompansado un año en el que las lesiones se han ensañado con su plantilla. Ojalá que Djibrill Cissé, al que descubrí cuando era un juvenil, esté ya en condiciones de dar réplica a Didier Drogba. Y la ocasión de presenciar un deportivo combate entre Steven Gerrard y Frank Lampard es un premio que los dioses del fútbol nos hacen a los hombres de buena voluntad por nuestra devoción y gratitud. Y, para mi archivo sentimental, será la posibilidad de revivir algo parecido a aquel irrepetible duelo Keegan-Cruyff.

Nota erudita.- Comparto la opinión de que la banda sonora de Master and Commander es fantástica. La escena para mí sublime es la penúltima, cuando el comandante Jack Aubrey y el médico Stephen Maturin están en la cámara del primero, y éste toma la prudente decisión escoltar a la Acheron hasta Valparaíso en vez de poner rumbo a las Galápagos. El naturalista a la viola, el lobo de mar al violín, se ponen a interpretar el duetto “La musica notturna di Madrid”, de Luigi Boccherini, y en concreto el conocido y bellísimo fragmento “Los Manolos”. Mientras, la Surprise vira a la redonda por estribor y dibuja sobre el Pacífico el surco semicircular de su derrota.

¡Bona nit i gran Champions a tothom, reds i blues!

Mourinho, eres el más grande

Felicito a mi admirado José Mourinho porque no falló al primer match ball e hizo felices a los hombres de buena voluntad, lo cual incluye a muchos seguidores del Chelsea. Si se parasen a pensar un poco, hasta los del Manchester United, los del Arsenal y los del Liverpool tendrían que felicitarse por esta regeneración del fútbol británico que les ha tenido que venir de la mano de un joven estudioso técnico portugués. Mourinho es hoy para la Premier League lo que fue en su momento Arsène Wenger: alguien que vino a poner al día el anquilosado fútbol de las islas.

Pero así como Wenger lo hizo con la clonación de su Mónaco y la importación a mansalva de jugadores continentales o del África francófona, Mourinho ha hecho del Chelsea el equipo más rabiosamente inglés de su campeonato y con muy poquitos fichajes. Porque, quienes dan personalidad al Chelsea son John Terry (mejor jugador del año en Inglaterra), Frank Lampard (para mi, mejor jugador del año en el mundo) y Joe Cole, a quien recuperó para la titularidad en cuanto se lesionó Arjen Robben. Junto a ellos, el irlandés Damien Duff completa el núcleo insular del equipo. ¿Es poco? No si se compara con sus rivales más directos. Además, no se trata tanto del número (4 sobre 11, que sin la lesión de Wayne Bridge serían cinco), sino del peso que esos jugadores tienen en el equipo y la personalidad que le aportan.

Hay quien dice que, con el talonario de Roman Abramovich, así, cualquiera. Pero Mourinho no tuvo los dos años anteriores la fortuna del magnate ruso a su disposición sino el más bien modesto Oporto, y ganó cuanto se le puso por delante. Además, cuando la mayoría de los entrenadores suspiran por disponer del mayor número de estrellas, lo primero que hizo Mourinho al llegar a Stamford Bridge fue imponer las cesiones o traspasos de Verón, Mutu (éste por razones no sólo deportivas) y Hernán Crespo, licenciar a los Babayaro, Hasselbaink, mi amigo Zenden y otros que gravaban la nómina, y reemplazarlos por jugadores con menos renombre pero jóvenes y más útiles para el equipo, como se ha demostrado.

Y empiezo a sentir también admiración por su patrón, Abramovich, pues a pesar de que se dice que su fortuna es ilimitada, veo que la sabe administrar muy bien. Para gestionar las finanzas del Chelsea, no puso a su cuñado o a algún antiguo camarada de la perestroika, sino al número uno mundial en lo suyo, Peter Kenyon, que además se lo arrebató al rival más directo, el ManU. Y, para componer un equipo ganador, tampoco fue a buscar a un ex seleccionador italiano vestido en la calle Spiga de Milán sino al entrenador del campeón de Europa. Tan bueno que no sólo ha ganado la segunda liga de la historia para el Chelsea sino que es él quien ha hecho famoso a un viejo abrigo de Armani.