El calvario del Jan Laporta

Lo peor de Laporta no es que esté acabado como presidente del Barça sino el daño que a partir de ahora puede infligirle a la entidad a la que ya ha dedicado los mejores años de su vida. Me cuento entre quienes le hacen responsable de haber sumido al club en una guerra civil, fratricida, de provocar una fractura social ficticia y de utilizar de un modo obsceno el privilegio que le daban ciertos medios de comunicación, alguno de ellos pagado con el dinero de todos los contribuyentes. Todo eso es historia y la historia lo juzgará. Es el presente el que me inquieta y el futuro el que me espanta. Laporta, que hasta la saciedad reclamó la dimisión de un presidente que estaba respaldado por 24.000 votos (frente a los 5.000 de su candidatura), también está respaldado por las urnas, es decir, por los zozis. Pero, ¿mantiene la legitimidad moral? ¿se siente respaldado para tomar las grandes decisiones que deben sacar al Barça del pozo? La increíble respuesta de los socios a la moción de censura abre esas y muchas otras incógnitas.

Positifo: que la directiva de Laporta empieza a barajar la posibilidad de sufrir un desastre en la moción de censura y ha comenzado a realizar encuestas entre los socios para saber lo que piensan. Hasta que no se han visto contra las cuerdas, el zozi había sido un cero a la izquierda. Al fin se dan cuenta de que el socio tiene un valor: cada socio, un voto. Y que uno de los primeros mandamientos del presidente del Barça sigue vigente: "Al zozi no se li pot enganyar"

Nejatifo: el nuevo resbalón en tres semanas de Xavier Sala Martin, otro personaje que estaba fuera de discusión pero que se está viendo arrastrado en la lenta pero imparabe caída del laportismo. Ahora ha tenido que matizar una grave insinuación sobre las firmas recogidas para la moción de censura.

¡Bon dia, bona sort i bon viatge a Ítaca !