De la cobardía de Laporta me esperaba que echase toda la culpa sobre Frank Rijkaard, al que ha tratado peor que a su chófer. dándole la salida del club más injusta y falta de elegancia de la historia. ¡Ni Lopera!. Pero Rijkaard puede estar orgulloso no sólo por lo que ha dejado en este club sino porque ser destituído de un modo tan abyecto le sitúa en la élite de los entrenadores barcelonistas, puesto que los más grandes salieron por la puerta falsa. ¿Este era el cambio radical? ¿el giro copernicano? ¿o estamos atrapados en un retrógrado bucle lampedusiano?. Cada vez me reafirmo más en mi diagnóstico sobre Laporta: empezó como Kennedy, se comporta como Lopera y acabará como Nixon.
Positifo: 1) que hoy Joan Laporta ha dado un nuevo paso en falso que le va a llevar inexorablemente al desastre presidencial. 2) La ausencia de Ferran Soriano arropando al presidente en su patética rueda de prensa, lo que da que pensar que en la directiva aún hay vergüenza.
Nejatifo: que lo que viene ahora es tan inquietante o más que esa página que Laporta quiere pasar saliéndose de rositas. Su alusión a los méritos de Guardiola como garante de nuestro ideario futbolístico, es de un integrismo que haría sonrojar a Bin Laden.
¡Bona nit, bona sort i bon viatge a Ítaca!
¿El cambio radical era esto?
jueves, 8 de mayo de 2008 | Publicado por Enric Bañeres en 8:47 p. m.
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