Tengamos juego limpio

“Nosotros no hemos provocado esto sino que hemos sido llevados a un atzucac” (un callejón sin salida), dijo Joan Laporta al anunciar que acata la sentencia condenatoria del juez por incumplimiento grave de los estatutos del Barça. Brillante palabra, esa de atzucac, adecuada a la situación que se encuentra la directiva del Barça y que la prensa definía ayer con precisión: “Laporta se siente atrapado”. Así es: atrapado por la justicia en una grave irregularidad. Convocar al fin las elecciones no es una concesión que hace al socio sino a instancia del juez, con carácter de urgencia. Semejante cura de humildad debería bastar para que Laporta depusiera conductas bananeras: no puede poner las elecciones cuando quiere y como un rasgo de generosidad a los 140.000 socios. Y la dimisión de toda la junta el próximo miércoles, tampoco es una inmolación: desde el 1º de julio, Laporta y su junta no son sino unos simpáticos okupas de sus cargos.
La nueva situación creada en el club nos lleva a una gestora que presidirá Xavier Sala Martin, presidente de la comisión económica estatutaria. Eminente profesor y economista, miembro del claustro de la Universidad de Columbia, Sala Martin garantiza el buen funcionamiento del club en la transición. Pero da un perfil de forofo laportista que podría arrojar sobre el proceso electoral suspicacias de parcialidad. Ya que las elecciones se producen a contracorriente del laportismo y como consecuencia de una condena, convendría evitar cualquier sospecha de pucherazo, por mínima y disparatada que esta sea.

Positifo: que cada vez es mayor el número de socios y simpatizantes del Barça que comprenden que la falta cometida por Laporta es inaceptable. La “buena fe” que él se atribuye (y que yo también le concedo) contrasta con la cantidad de artículos que se han escrito sobre lo que disponían los estatutos e incluso las recomendaciones que en su día, y de forma reiterada, hizo a la junta directiva en ese sentido el ex asesor jurídico, Toni Freixa.

Nejatifo: que quede en suspenso la “operación Unicef” mientras persisten las necesidades aistenciales de los niños del Tercer Mundo. El acto de Naciones Unidas previsto para el próximo mes, lo podía presidir cualquier socio anónimo (por ejemplo, el que puso la denuncia a Laporta), alguno de relevante personalidad o incluso un socio infantil. Posponer ese acto para que lo pueda protagonizar Laporta, revela un personalismo y da la razón a quienes creen que, en vez de una acción altruista, estamos ante una maniobra de promoción personal a costa del Barça.

¡Bona nit, bona sort i bon fi de setmana!