Italia nos cambia los esquemas

El mejor jugador del Mundial iba a ser Ronaldinho y posiblemente lo sea Gattuso; esperábamos el jogo bonito y al final rendiremos culto al catenaccio. La verdad es que yo había pronosticado el triunfo de Alemania y me equivoqué. No tanto como la inmensa mayoría de mis colegas, que señalaban a Brasil como seguro campeón. Los alemanes cometieron ese pecado capital del deporte que es la soberbia. Les pasó lo que a Brasil, que llegó a creerse capaz de ganar el Mundial sin bajar del autocar. Los alemanes, lejos de aceptar su afortunada victoria sobre Argentina como un regalo de la Divina Providencia, la celebraron como si fuera ya un anticipo de su triunfo final. ¡Insensatos! Lo que José Pekerman les había regalado, lo recuperó Marcello Lippi con creces. Y con una impecable administración del partido, obligando a los teutones a un derroche colosal de energías (esperando que su esfuerzo ante Argentina les pasara factura), rendirlos por agotamiento y después entrar a matar. Los diez últimos minutos del partido fueron sublimes, dignos de aquella prórroga de 1970, en México, cuando del 1-1 se pasó al 4-3, con una Italia desmelenada y una Alemania hundida. Luego, a los italianos les esperaba Pelé en su última gran actuación mundial. Esta vez ese papel pueden desempeñarlo Zidane...o Figo, porque el fútbol es tan imprevisible como fabuloso.

Positifo: que el culebrón Iniesta haya quedado desmantelado por las declaraciones del futbolista a Mundo Deportivo, un diario que demuestra su barcelonismo constructivo día a día. Como lo demuestran las revelaciones de Deco, llamando a capítulo a Van Bommel por su tibieza (él le llama falta de compañerismo) al desear la eliminación de Portugal.

Nejatifo: que el éxito de Italia en el Mundial haya coincidido con el fichaje de Fabio Capello por el Madrid y con las peticiones del fiscal para que la Juventus y el Milan pierdan la categoría, lo que abre unas perspectivas de mercado en las que el Madrid puede pescar alguna pieza interesante. Sobre todo, porque Capello es un hombre que siempre se lleva tres o cuatro jugadores de su confianza al club que va.

¡Bona nit, bona sort i Visca el Barça!