Capello, nuestra bestia parda

“Al madridismo no le ilusionan ni Cesc ni Robben ni Kaká. Lo que le flipa de verdad es Capello”. Lo dijo Martí Perarnau la otra noche en la tertulia de RAC1 y estoy convencido de que es la pura realidad, plenamente justificada. Jugadores los han fichado a capazos en las últimas temporadas. De todas las condiciones, colores y pelajes. Con una plantilla en la que ya no cabían más balones de oro, el año pasado Florentino se gastó a la raya de los 100 kilos (de euros, por supuesto), con Diogo, Pablo García, Sergio Ramos, Baptista, Robinho, Cicinho, Cassano y seguramente me dejo alguno. Claro que ya puedes fichar si en un año cambias tres veces de presidente y en dos temporadas has tenido cinco entrenadores, alguno de ellos -Vanderlei Luxemburgo- reconocido como “el Capello brasileño”. Y cuando has tenido como director deportivo al padre de la criatura, Arrigo Sacchi.
¿Por qué ilusiona más Fabio Capello que Kaká, Cesc, Diarra o Zambrotta? Seguramente porque los madridistas lo que quieren es método, estilo, sistema...y resultados. Por eso se emocionan con un entrenador que no garantiza demasiado fútbol pero que augura resultados, es decir, éxitos y títulos. Y porque es la bestia parda del Barça: con el Milan de los Evani, Galli y Massaro le dio un revolcón y dejó herido de muerte al dream team del Gran Johan (4-0). Luego, para superar por dos puntos al mejor Barça desde Kubala hasta Ronaldinho, es decir, el de Bobby Robson, Capello no tenía escrúpulos en sustituir a Suker y Mijatovic por los defensas Sanchís y Lasa para blindar un 1-0 ante el Rayo en el Bernabeu.
El madridismo ha votado eso. Y, desde una óptica blaugrana, podemos hacernos un hartón de reir pero yo no le veo otra lectura.

Positifo: que Ronald Koeman esté interesado en llevarse a Saviola al PSV Eindhoven. Como a Rustu lo quiere el Fenerbahce y el Betis pretende a Damià, son buenas oportunidades para comprobar si en estos tres años Txiki Begiristain ha aprendido a negociar o todavía es el mismo que logró del Valladolid la cesión de Mario, el Ayala español, al que ahora nos tenemos que comer con patatas.

Nejatifo: los arbitrajes que ha perpetrado en el Mundial un individuo como Markus Merk (de quien los barcelonistas no podemos tener queja), para crucificar a todos los equipos pequeños que acudieron a Alemania convencidos de que iban a jugar al fútbol y que había un reglamento único y común para los 32 participantes.

¡Bon dia, bona sort i Visca el Barça!