Ronaldinho da otra vuelta de tuerca

La deplorable actitud de Ronaldinho en el entrenamiento de ayer, obligando a que Frank Rijkaard lo pusiera públicamente en evidencia, trasciende del mero ámbito del campo de entrenamiento y del vestuario. Dejar la patata caliente en manos del entrenador no es reforzar su autoridad sino abandonarlo, sólo ante el peligro, mientras el presidente y su cohorte de vicepresidentes –incluído el del área deportiva- no quieren verse salpicados por un caso que todavía no se sabe qué derrotero va a tomar. Pero el absentismo directivo, incluído el del director deportivo, me parece una forma indirecta de dar alas al jugador amotinado al tiempo que desgasta al entrendor.
Hasta ayer, creía conveniente que la baja de Messi la cubriera Ronaldinho en la alineación. Su actitud no sólo de indolencia durante el entrenamiento –fue el último en llegar y se lo pasó tratando de distraer a sus compañeros- sino de claro menosprecio al trabajo del grupo, aconsejan excluirle del equipo. Lo siento por él, por el entrenador, por sus compañeros y por el Barça. Será muy difícil ocultar que hay “caso Ronaldinho”. Y nos ha dejado a muchos en paños menores. A quienes estos días han elogiado la profesionalidad con que había aceptado la suplencia, si bien aprovechó el marcar dos goles de falta al Recre para mandar callar a sus críticos y al día siguiente se hizo un reportaje disfrazado de Drag Queen.
Hay equipo para ganar al Madrid. En la nueva situación provocada por la rebeldía de Ronaldinho, yo optaría por alinear a Deco para cubrir la baja del lesionado Messi, adelantaría a Gudjohnsen –no olvidemos que se le fichó como delantero centro para sustituir a Henrik Larrson- y no tocaría nada más. Para quienes gustan de números y esquemas, me saldría un equipo muy parecido a un 4-3-2-1, o sia: Víctor Valdés – Puyol, Márquez, Milito, Abidal- Touré, Xavi, Deco- Gudjohnsen, Iniesta- Eto’o. Y…¡que n’aprenguin!.

Positifo: que en cuartos de final de la Champions no nos encontraremos al Liverpool (o al Inter), ni al Arsenal (o el Milan), ni al Madrid (o al Roma), mientras que, sobre siete posibles rivales, habrá al menos tres (casi la mitad), accesibles.

Nejatifo: que no sepamos a qué obedece enviar una comitiva de ocho personas al sorteo de la Champions -la única encabezada por el presidente-, cuál era su cometido, cuánto ha costado el viaje y, en general, a cuánto asciende el capítulo de gastos de viajes y estancias de los directivos del club a este tipo de pessebres.

¡Bon dia, bona sort i bon viatge a Ítaca !