El galaticídio (y 2)

Todavía no han cesado las calamidades que sobre el Madrid dejó lavictoria del Barça en el Bernabeu. La soberana lección de fútbol impartida por Ronaldinho y amigos en el coliseo merengue, dejó profundas cicatrices que tardarán en sanar. Que el Barça reciba el aplauso de un público que ya ha convertido en rutina despedir a su equipo entre abucheos, debe doler lo suyo a un hombre acostumbrado a vivir en una burbuja de éxito, adulación y prepotencia. La cólera de un tirano herido en su orgullo puede traer funestas consecuencias al madridismo. La cabeza de Luxemburgo estaba condenada desde hacía meses, desde el mismo momento en que se le fichó no para enderezar el rumbo de una nave a la deriva sino para convertirse en el quinto paraguas del presidente. Luxemburgo nunca estuvo en el banquillo de los acusados sino que pasó directamente al corredor de la muerte de los entrenadores. Es un pésimo técnico, un hombre desorientado, un paleto de la táctica, de la gestión de un colectivo humano, de las relaciones públicas. Pero tales características respondían plenamente a lo que buscaban Florentino y Butragueño. El espanto de ver rodar a sus pies la quinta cabeza, el pánico a desatar la ira del déspota, se extiende entre un entorno mediático domesticado y sumiso. Es la hora de cerrar filas, de las adhesiones inquebrantables. Empezaron riéndole todas las gracias y ahora ya le aplauden hasta las desgracias.
Oyes: y por mí, que sigan así por mucho tiempo.

Positifo: que Pedro Munitis esté demostrando ser muy superior a Robinho, además de tener ese carácter a lo Juanito, que tanto gusta al Bernabeu pero que tanto repugna en las altas esferas del club blanco -sobre todo en el departamente de imagen y márketing- lo que demuestra el divorcio que existe entre la cúspide y la base del madridismo, con una prensa cómplice de la situación.

Nejatifo: que el Benfica de mi admirado héroe de Wembley tenga que afrontar su decisivo partido ante el Manchester United sin su capitán Simao (lesionado), sin Karagounis (lesionado) y sin Miccoli (lesionado, dudoso aunque no estaría en las mejores condiciones). Espero y confío que compensen todas esas fatalidades y le echen lo que le echaba su entrenador y que le valió para ganar dos copas de Europa (una con el PSV, otra con el Barça).

Tacha tres días ya para llegar a Ítaca, Xavi