Ronaldinho pantojea

Me encantaría cerrar el debate sobre Ronaldinho, pero me temo que lo vamos a arrastrar hasta que el del turbante salga de Barcelona rumbo a lo desconocido. Lo escribí hace unas semanas: “Estoy harto de caipirinha”. La diferencia entre beber caipirinha sin moderación o comer conejo en abundancia, es tan obvia que no merece la pena insistir en ella, si bien todos los abusos son malos. Un exceso de caipirinha te lleva al delirium tremens, y yo bastante deliro ya cuando estoy sereno como para exponerme a subidones artificiales. Por más que lo pretenda, es imposible cerrar el tema, porque ahora asistimos a la ofensiva de la familia: actúan como un clan, como lo hacían los tres representantes de Ronaldo. La presencia de los hermanos de Ronaldinho en Stuttgart me pareció contraria a todos los manuales del buen deportista profesional y me recordó a la mamá de la Pantoja, presionando a los y las periodistas del corazón, intimidándoles con su sola presencia. Ya ha habido reunión hermano-Txiki “para reconducir el tema”. ¿Para cuándo reunión Txiki-mamá de Gudjohnsen, que además es una señora de rompe y rasga? ¿por qué no? ¿hay diferencias dentro de la plantilla? Para mi las hay, en la plantilla y en el equipo. Y os pondré un supuesto: si en Stuttgart llega a jugar el mismo equipo de Levante, no volvemos con menos del 1-4 que yo había pronosticado.

Positifo: el buen papel de los equipos españoles en la Copa de la UEFA, sobre todo del excelente Getafe de Michelino Laudrup, que ya merecía un respaldo moral y efectivo de esta naturaleza. Lo del Zaragoza es sarna con gusto que dicen que no pica: darle el equipo a Aimar es como dárselo a Riquelme, fuegos artificiales.

Nejatifo: la presencia de Oleguer como ocupante del puesto de copiloto en un rally, una actividad de altísimo riesgo para cualquiera, y una temeridad en un momento en que casi, casi es el único no lesionado de la defensa del Barça.

¡Bon dia, bona sort i bon viatge a Ítaca !