Por tercera vez en las cinco temporadas de Frank Rijkaard al frente del Barça, la fatalidad parece cebarse en nuestra plantilla. Y, a diferencia de las dos anteriores, ni el entrenador ni el equipo parecen inmutarse. Ni siquiera en blogs como este, miembros numerarios del famoso entorno, hemos dedicado poco más de un par de minutos y algún simple nejatifo a lamentarnos por las lesiones. ¿Y por qué? Pues sencillamente, porque la respuesta –que no llega vía burocrática desde los médicos o los preparadores- la ofrece el equipo en el lugar y el momento adecuados: sobre el campo y en partidos de competición. ¿Es que no me importan las bajas de Márquez, Zambrotta, Edmilson y, sobre todo, las de Touré y Eto’o? Claro que me importan, pero no porque crea que se va a hundir el mundo. Me importan porque retardan la aparición del equipo como una reedición, treinta y tres años después, de una especie de Naranja Mecánica. Me joroba que no esté Márquez en forma y que también sea baja Zambrotta, porque nos impone una defensa, y sólo una. Que encima, no es la mejor desde mi punto de vista (que sería Puyol, Márquez, Milito, Abidal). Me fastidia, y mucho, la lesión de Touré por lo que repercute en el movimiento de piezas, sacrificando a Iniesta (fantástico en esa ubicación) en el mejor momento de juego desde que mi admirado Louis van Gaal lo alineó en el primer equipo. Me joroban las lesiones, también de un modo colateral, porque se ha roto la gran sociedad que formaban Abidal-Iniesta en la banda izquierda y la no menos interesante Iniesta-Henry en esa misma zona del ataque. Llegados a este punto, alguien podría pensar que en mi equipo no tendría cabida Eto’o porque, ¿a quién sacas? Como el camerunés aún tiene unas semanas para reaparecer, no quiero anticipar acontecimientos. Pero ya os aseguro que a Eto’o yo no lo dejo en el banquillo.
Positifo: el primer partido de Milito y Puyol en el centro de la defensa. Han anulado por completo a Forlán-Agüero, para mi la pareja más peligrosa de la Liga española. ¿La cambiarías ahora mismo por la Cannavaro-Pepe?.
Nejatifo: que este paréntesis en la Liga y la consiguiente diáspora de internacionales, nos da tiempo para recuperar lesionados pero nos rompe el momento mágico de juego. Un momento magnífico para visitar al Villarreal y que, de rebote, también era un gran momento para que el mejor Espanyol, en un momento de euforia, recibiera al peor Madrid.
¡Bona nit, bona sort i bon viatge a Ítaca!
Lo que de verdad importa
domingo, 7 de octubre de 2007 | Publicado por Enric Bañeres en 11:46 p. m.
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