La toma de la Bastilla

Mientras las calles de Liverpool se inundaban de alegría para recibir a sus héroes, un servidor se sumergía en las profundidades de un par de pintas de Bombardier, el ritual de la densa espuma escarchó mis bigotes y mi cuerpo se dio por satisfecho con la placentera promesa cumplida. Hay títulos que reclaman el cava pero otros no pueden ser regados sino con cerveza, en mi caso una bitter galesa que pocas veces me resultó tan dulce. Al fútbol no podemos quitarle la liturgia sin cometer un sacrilegio. Me explicaba la dueña del pub cercano a mi casa, en Barcelona, que un inglés de Liverpool, compatriota y amigo suyo, le llamó una hora antes del partido para preguntarle qué tal estaba el ambiente. “Te lo puedes imaginar: a tope. Pero te esperamos…aunque seas del Everton”. Y el amigo del Everton le prometió que iría a condición de que le dejaran tocar el piano antes del partido…y acompañar con su música el himno del Liverpool. Y fue, tocó las notas del You'll never...y todo el pub, puesto en pie, hizo en ese instante lo mismo que en miles de tabernas, de clubs, de colegios y hogares particulares de todo el mundo ¡Hasta en sus conspicuos rivales hallaron aliados los reds en una noche inolvidable!. Y yo, que en la Premier he sido del Chelsea hasta el tuétano y que en semifinales deseé que el Liverpool mordiera el polvo, sólo tengo ahora una palabra para los chicos que capitanea Steven Gerrard: "¡Gracias!". (Y a partir de este instante vuelvo a ser del Chelsea).
Ayer fueron centenares de miles los full montys que se lanzaron a la calle y a las barras de las tabernas para compartir su dicha, para sentirse superiores en un mundo que les ha asignado el papel de perdedores y que sólo les permite ganar...al fútbol. Pero, ¡joder!, les queda eso y algo que se comparte con millones de personas, algo que hace que tus chicos despierten admiración en todo el mundo, debe ser algo que ha merecido la pena. Algo de lo que hasta los pequeños pueden sentirse orgullosos, como hace apenas un año se sintieron once millones de griegos, antes decenas de millares de hinchas del Oporto y colombianos ¡del Once Caldas!. Que bienio más sombrío para la flor y nata del G-14, para las más poderosas selecciones europeas…Ha sido una toma de la Bastilla en toda regla, si se me permite la sinonimia.
Tienen a los jugadores más buenos, fichajes de los presidentes o de los vicepresidentes, promesas electorales, apuestas de marketing, exigencias de los patrocinadores, estrategias para abrir mercados. Pero tal vez descuidan fichar entrenadores capaces de motivarles y jugadores con verdaderos deseos y hambre de triunfar, comprometidos y agradecidos con su equipo, solidarios con sus compañeros dentro y fuera del campo, integridad profesional, con capacidad de reacción, actitud indesmayable... en vez de estrellas que anteponen sus éxitos personales a los colectivos, que sólo necesitan y utilizan a su club como plataforma promocional, que están ya saciados de premios y títulos, privilegiados que lo poseen todo y a quienes es imposible ilusionar con algo porque ya no corren ni por dinero ni por prestigio ni por puñeteras ganas.
Por eso me pongo a temblar cuando oigo que el Barça va detrás de algunos jugadores de corte genuinamente galáctico, porque ello no haría sino romper un modelo que, reforzado con jugadores útiles (Van Bommel y Ezquerro lo son, además de recuperar a los lesionados), podría ser un Liverpool mediterráneo que se dejara la piel en el campo, no hiciera ascos al resultadismo en circunstancias puntuales y practicara además un fútbol de bella factura (expresión recogida junto a otras doscientas en mi libro ¡Qué sabrá usted de fútbol! ).


Anexo.- Mañana me gustaría liquidar el enojoso tema de la presunta incompetencia de Txiki, pero nada, en cuatro rayas, y preguntarme por qué el Barça ha sido superado en sus dobles confrontaciones por el Milan, el Chelsea, el Villarreal y el Betis. Pero, como no lo tengo muy claro, me gustaría conocer vuestras opiniones. ¿Podría convenir, ante ciertos rivales, pertrecharse en un 4-4-2…?


¡Bona nit y adelante, Ulises, tienes vía libre a Ítaca después de cargarte al Cíclope!