Meteoritos desintegrados de la galaxia blanca

Siento lo del Madrid. Ni siquiera la Semana Santa ha servido para que su plantilla desconecte del pésimo momento deportivo por el que atraviesa. ¡Qué tiempos aquellos en que cada jugador madridista era la estrella, el líder y el estandarte de su selección! Zidane, emperador de Francia; Figo, rey de Portugal; Ronaldo, virrey del Brasil; Raúl, grande de España…Ahora, van a sus selecciones a jugar de titulares y les mandan ponerse a la cola.
Raúl, después de ser la pesadilla de tres seleccionadores (Clemente, Camacho y Sáez), ya es el principal problema de Luis Aragonés. No es que lo haya quitado del equipo una estrella emergente como Yeste, pongamos por caso, sino ¡Iván de la Peña!, un futbolista de su misma generación que parecía definitivamente descarriado para la elite hasta que halló cobijo en el Espanyol.
Ronaldo es vituperado en Brasil y ya se especula con que va a perderse las próximas convocatorias, no por dispensa graciosa sino porque, hoy por hoy, no llega a la suela del zapato de Adriano (Inter) y Oliveira (Betis).
¿Y Beckham? En Inglaterra también ha dejado de ser un intocable y ya hay quien se atreve a pedir que le quiten los galones de capitán de la selección…mientras crece la simpatía por Michael Owen que, pese a tener un Balón de Oro (algo que no posee el Spice Boy consorte), en Madrid no ha recibido la consideración de galáctico.
Todo ello demuestra lo efímero y cruel de las glorias deportivas que campean por España estos muchachos. Zidane y Figo pidieron la jubilación anticipada para no tener que arrastrarse con sus selecciones. Pero Raúl, Beckham y Ronaldo volvían antes de las convocatorias internacionales con la moral recargada, tras darse unos baños de multitudes, no tanto por su valía individual sino por la aureola de pertenecer al Madrid galáctico. Hoy eso ya no es un mérito sino más bien un baldón. De la galaxia han pasado a convertirse meteoritos de esos que se desintegran a la velocidad de la luz.