África para los africanos...y Laporta

Cuando vi a Reiziger, Ronaldinho y sus compañeros de equipo portando a modo de sábana tendida una gran bandera catalana y desfilando con paso marcial a los acordes de “Els Segadors”, casi me pareció hasta simpático. Cuando hicimos “La Senyera” más grande de la historia de la Humanidad para entrar en el Libro Guiness, me lo tomé como una pasada. Cuando Alejandro Echevarría, nuestro vicepresidente patrono de la Fundación Francisco Franco, mandó retirar del Camp Nou la pancarta “Catalonia is not Spain”, sentí un ramalazo del viejo TOP franquista (Tribunal de Orden Público, por el que habían pasado no pocos conocidos míos) pero entendí que era coherente con el sujeto. Cuando poco después cantamos "El Virolai" como prolegómeno de un partido, me entró un escalofrío integrista. Cuando nuestro presidente se embarcó en un viaje por el antiguo Protectorado Español del Norte de África, me pareció que "bajarse al moro" era la antesala de la vuelta a casa para alguien que volvía de China y de pasar un fin de semana en Londres, donde vio perder al Barça pero rememoró a los suecos de Abba asistiendo al musical “Mamma Mia”. Lo que no acabo de entender, ni comprendo ni admito de buen grado, es que a alguno de esos viajes del presidente del Barça (tres en menos de dos meses), le concedan los sumisos medios de comunicación un carácter “institucional”. Celebro que alguien tuviera la ocurrencia de considerar al club azulgrana “más que un club”, sobre todo si tenemos en cuenta que la frase la pronunció un procurador en las Cortes franquistas. Pero considerar al Barça hoy en día “una institución”, sobre todo cuando se trata de etiquetar el carácter de las visitas de directivos al extranjero (no deportivas, encima), lo considero algo impropio, inadecuado y que atribuye al Barça actual una estética y unas ínfulas mussolinianas, por no utilizar otro calificativo que, aún siendo más adecuado, pudiera resultar hiriente para la sensibilidad de mis consocios barcelonistas de buena fe. Inocentes y ajenos a la manipulación de que creo que están siendo objeto.