Barça, Madrid y Franco

Me llamaron ayer tarde de una emisora de Andorra, apelando a mis supuestos conocimientos de la historia del Barça porque, desde hace unos días, mantienen una controversia sobre si el franquismo benefició al Madrid y perjudicó al Barça, si fue al revés o si no pasó nada de nada. Desde luego, invocarme como experto es para mi un gran honor, excesivo, porque considero que muchas otras personas poseen mayores y más precisos conocimientos que un servidor en la
materia.

Pero, en síntesis, esto es lo que he dicho:

"Al acabar la guerra, al Barça se le obliga a realizar un acto de afirmación patriótica para que quede limpio de toda idea separatista. Fue una ceremonia un tanto siniestra celebrada en Les Corts, lleno a rebosar, y que el historiador Rafael Abella tituló "Exorcismo en el campo de Les Corts". Ese tipo de humillación no le fue impuesto a ningún otro club. Muchos barcelonistas habían muerto en ambos bandos o estaban en el exilio. Por entonces el Barça tenía sólo 2.500 socios y un patrimonio que, tras las sucesivas incautaciones, apenas llegaba a un millón de esetas. Pero pronto el club recuperó, con un impulso y una fuerza superiores a los que poseía antes de la guerra, su carácter identitario y pasó a ser venerado como un símbolo de la resistencia de un pueblo derrotado (el "ejército desarmado" de ese pueblo, le llamaría años más tarde Manuel Vázquez Montalbán). Por eso, en sólo cinco años, pasó a tener más de 20.000 socios y, pese a que le fue impuesto también el presidente, Enrique Piñeyro, marqués de la Mesa de Asta, la sintonía entre el equipo y los catalanes le dieron un tremendo empuje, algo parecido a lo que sucedió simultáneamente con el Athletic de Bilbao. En ambos casos era la burguesía pactista con el régimen la que llevaba las riendas del club pero la base popular era la que llenaba el campo y daba aliento a los equipos".
"En los primeros 14 años de posguerra, el Barça es el mejor equipo de España por sus éxitos futbolísticos, ya que gana siete ligas (por ninguna el Real Madrid), y seis Copas del Generalístimo, además de gestar el grandísimo equipo de proyección internacional llamado
de les Cinc Copes".

"¿De qué modo perjudica el franquismo al Barça? Primero y fundamental, poniéndose del lado madridista en el contencioso Di Stéfano. A partir de la llegada de tan eximio jugador al Madrid, la hegemonía se desplaza a la capital y aunque el Barça sigue teniendo un gran equipo (con Helenio Herrera como entrenador), comete el grave error de no renovarlo a tiempo, se desploma en la injusta derrota de la final de Berna ante el Benfica (3-2) y tiene que desmontarlo por la jubilación de las grandes figuras o el traspaso de otra, Luis Suárez, para apuntalar la tesorería".

"Ahí Franco no tiene nada que ver: el Barça había estirado más el brazo que la manga al construir el Camp Nou, tarda seis años en vender los terrenos de Les Corts (en una recalificación propiciada por el Ayuntamiento franquista del alcalde Porcioles), y no sonsigue rearmar un buen equipo hasta la llegada de Cruyff como jugador, en 1973. Pero en el decenio de los años sesenta, el franquismo ya ha adoptado al Madrid como una de las imágenes más exportables del régimen, al punto de que el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando María de Castiella, define al equipo de Chamartín como "nuestro mejor embajador". Sin necesidad de que se cursaran decretos a la federación ni al colegio de árbitros, todo el aparato oficial del deporte español, en manos de la Secretaría General del Movimiento, sabe que el Madrid debe recibir un trato preferente".

"A falta de títulos e incluso de buen fútbol, durante esos 14 años de larga travesía del desierto deportivo va ganando consistencia el carácter resistencial del Barça, ir al fútbol es un acto de rechazo al centralismo; la bandera azulgrana adquiere el mismo simbolismo que la canción protesta de Raimon o Pi de la Serra; el "caso Guruceta" reaviva el recuerdo (siempre alimentado por artículos como este), del expolio Di Stéfano y fomenta un victimismo aglutinado al servicio de la causa nacionalista. Se trata de un Barça en el que Narcís de Carreras, pura metáfora
de las contradicciones de la burguesía catalana, ha calificado de "Més que un club", entre viaje y viaje a Madrid para cumplir con sus obligaciones como procurador en las Cortes franquistas".

"Y, mientras, el Madrid, venga a ganar títulos".

En fin, esto es lo que les he largado a mis amigos andorranos, más o menos. Y, luego, han pasado a publicidad.