El mestizaje que Frank Rijkaard ha logrado en el Barça empieza a alcanzar la perfección: sólido como el mejor italiano, brillante como la Naranja Mecánica o el Brasil del último Pelé. El método obedece a un esquema simple: atacar como un grande y defenderse como un pequeño. No sé si era Lotina o Sergi Barjuan, pero en los comentarios que apoyaban la retransmisión de la final de la Supercopa, uno de ambos ponía énfasis en el modo compacto como el Barça defendía, juntando líneas, sin perder jamás la compostura. ¡Qué grandísimo equilibrio le dan al equipo Xavi y Deco!. Pero para defenderse con humildad y atacar con insolencia, hay que disponer de grandísimos jugadores. Y el Barça los tiene: ¡qué ritmo, que dominio del balón, que visión del juego colectivo, qué nivel cuando aún no ha empezado la temporada! ¿cómo vamos a jugar de aquí a dos meses si ahora ya nos salimos?. Lo digo porque me apetece pero, además, porque he empezado a ver a los posibles rivales europeos del Barça: salvo desgracia o catástrofe, arrasamos en la Champions. El partido ante el Bayern de Munich, esta noche, nos pone ante uno de los rivales directos y debe servirnos de referencia útil. He visto al Arsenal (más burbujas que grados), al Manchester United (muy mejorado tas desprenderse de Van Nistelrooy) y al Chelsea. Si hasta ahora Mourinho administraba de un modo razonable una plantilla con doce o trece titulares, al tener veinte fenómenos se está haciendo la picha un lío. Es verdad que ante el peor Manchester City de la historia (3-0) no pudo contar con Cech, Gallas, Makelele, Ballack y Joe Cole. Pero un golazo de Didier Drogba al final fue el único destello de calidad de un equipo por lo demás muy mediocre y con un Shevchenko missing total. Mi admirado Mourinho conseguirá que deje de simpatizar con el Chelsea para ser -como bajo el yugo del nuñismo- sólo culé (con lo que dejaría de daros la tabarra magnificando las hazañas de Chelsky).
Nejatifo: que el ex presidente Laporta mienta al decir que el Elefant Blau estaba en lo cierto al denunciar una situación económica delicada en el club durante el nuñismo, cuando gracias a patearse lo poco que Gaspart dejó de esa herencia, él ha podido retirar los avales.
Positifo: que Frank Rijkaard, con la inestimable ayuda de Ten Cate (¡cómo triunfa el tío en el Ajax!), demostró el año pasado una gran capacidad para manejar una plantilla potencialmente conflictiva. Ello permite tener una gran confianza en el modo en que el mister va a resolver el “problema Eto'o”, atacado el camerunés por uno de sus esporádicos ataques de egoismo.
¡Bon dia, bona sort i Visca el Barça!
Tócala otra vez, Frank
lunes, 21 de agosto de 2006 | Publicado por Enric Bañeres en 11:30 a. m.
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