La inesperada ausencia de Ronaldinho en el debut liguero del Barça viene rodeada de enigmas y por consiguiente está sujeta a todo tipo de especulaciones. No me creo lo de que tenga un golpe en el muslo, o sea un golpe que le haya impedido entrenarse y jugar: desde el tráfico de certificados médicos para que Puyol y Xavi jugaran la Supercopa contra el Espanyol, ya no me creo nada que venga avalado por un médico. Por un médico deportivo, se entiende, y ahora podría acogerme a la demagogia de decir que quien ha metido al ciclismo y al atletismo en una cloaca, son estos señores. Pero no me acogeré. Yo confío firmemente en Rijkaard y pienso que el entrenador ha dado un descanso a Ronaldinho en vista de que en Mónaco no fue, ni por asomo, ni líder del equipo ni embajador mundial de la Unicef. Fue un hombre anuncio y para de contar.
¿Descanso o castigo? Yo creo en lo primero, porque Rijkaard responde al perfil del entrenador que ha borrado de su vocabulario todas las expresiones que tengan algo que ver con el autoritarismo, la disciplina impuesta por principio y todo aquello que resuelve un problema coyuntural pero genera mal rollo y desconfianza entre las partes. Dicho lo cual, el Barça puede tener con Ronaldinho el mismo o parecido problema al que en su día tuvo con Johan Cruyff (al presidente Montal y a Carabén se les escapaba a París por asuntos personales, ajenos al Barça, y se perdía entrenamientos a porrillo) o con Diego Maradona. Porque Ronaldinho coincide con ambos -cada uno en su momento- en ser el mejor jugador del mundo y es imposible evitar que tenga algunos privilegios. Mi admirado Núñez quiso hacer pasar a Maradona por el tubo, pretendiendo que en la plantilla todos debían ser iguales. Craso error: perdió a Maradona (aunque ganara dinero con su traspaso), se emponzoñó su relación con el número dos de la plantilla, Schuster y, pocos años después, la espiral de conflictividad desembocaba en el Motín del Hesperia, que hasta los neohistoriadores de pesebre explican asaz bien.
Pulután: tranquilos; todos al lado de Rijkaard y a hacer ver que hay que darle un poco de reflex o de voltaren gel al presunto amatoma de nuestra estrella (y digo "amatoma" porque no creo que tenga un "hematoma"). ¡Ah! y yo pondría a Messi (que curiosamente es zurdo) por la izquierda, a Eto'o por descontado, y a Giuly por la derecha, a ver qué pasa...siempre que el problema no lo tengamos de mitad del campo para atrás, como ante el Sevilla.
Positifo: el fin de semana tan redondo para el barcelonismo, por ahora, con el triunfo del Nàstic en Montjuïc, ¡bravísimo!, y el bochornoso empate del Realísimo en casa ante un Villarreal que pecó (a imagen y semejanza de Riquelme), de falta de convicción y de ambición para llevarse los tres puntos y meter el Bernabeu en una aguda crisis.
Nejatifo: que los árbitros españoles sigan tomando decisiones tan ruines como la de Undiano Mallenco en San Mamés, donde señaló penalti contra la Real por manos de un delantero del Athletic. ¿Para cuándo el carnet por puntos para los árbitros y, por un fallo como ese, quitarle ocho puntos de golpe?
¡Bona nit, bona sort i Visca el Barça!
El hematoma de Ronaldino
lunes, 28 de agosto de 2006 | Publicado por Enric Bañeres en 12:22 a. m.
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