"Lo que nunca muere"

Tuve yo un querido compañero, Paco Solé Marsal, que cada temporada volvía del Gamper a la redacción del Tele/eXpres con la misma frase en los labios: “¡Lo que nunca muere!”. Título de película que también servía para titular, una tras otras, las temporadas. Gran barcelonista y sin embargo excelente periodista deportivo, FSM (le bastaba firmar con la iniciales para identificarse), constataba año tras año la pasión renovada por ver al Barça, la ilusión ingenua que acuñó frases de autoayuda como “¡aquest any sí!”, cuando casi todos sabíamos que “aquest any, tampoc”. El estadio se llenaba para ver refuerzos que se llamaban Serafín, Pais, Dueñas, Oliveros o Landaburu y para descubrir las caras nuevas de chavales subidos de la cantera como Rusky, Mir, Macizo o Laredo. Y, sin embargo, la devoción, la ilusión y la fe eran muy parecidas a las de hoy, aunque sin tanto fanatismo y con el mérito añadido de esperar muy poco a cambio de ese apoyo. Hoy la pasión es global.Ya no es un fenómeno exclusivo del Barça ni obedece a su carácter de ser més que un club. Este equipo llena campos en Nueva York y en la costa Oeste, pero también se llena el Ramón de Carranza y han empezando con los estadios casi repletos las ligas de Alemania, Inglaterra y Francia. Hablamos de una pasión global tras una Copa del Mundo que parecía haber saturado la demanda, en la que han defraudado las estrellas, que ha tenido su momento culminante en una mala acción de Zidane y que, para colmo, ha proclamado a Italia como la mejor selección del planeta. Pero nosotros volvemos, cada vez en mayor número, cada vez más entusiasmados y apasionados porque el fútbol es algo más que un deporte, más que un antídoto o un sucedáneo, más que una religión laica o la continuación de la política por otros cauces. El fútbol es lo que nunca muere.

Positifo: el grado de gasparización al que ha llegado el Real Madrid en su obsesión por copiar el modelo Barça.

Nejatifo: la chapucera connivencia Barça-Federación Española de Fútbol, que lleva a situaciones como la convocatoria con marcha atrás de Puyol y Xavi, la dudosa ética en el trasiego de certificados médicos, la arriesgada, inncesaria y prepotente alineación de ambos en Montjuïc y la más que razonable protesta del Espanyol.

¡Bon dia, bona sort i Visca el Barça!