Si Frank Rijkaard hubiera competido con John Wayne en el casting para encarnar al protagonista de "El hombre tranquilo", John Ford se habría encontrado ante un serio dilema. Si el eximio director hubiera pedido opinión a la protagonista femenina, la turbadora pelirroja Maureen O'Hara, no me cabe duda de que el papel habría sido para nuestro entrenador. Y no porque pueda imaginármelo enfrascado a puñetazos con su cuñado de ficción: seguro que Frank no hubiera llegado a las manos con ese energúmeno ni por una cuestión de dote ni por ninguna otra. Le basta una mirada serena y profunda, un breve silencio antes de reanudar la conversación con su tono pausado, suave, seductor e inequívocamente caribeño, para desarmar o convencer a cualquier oponente.
Mientras lo escuchaba, captado por su persuasivo magnetismo, durante la entrevista de Jordi Basté en RAC1 a la que tuve el placer de asistir, creí descubrir por qué este hombre joven, triunfador como futbolista y convertido ya en un número uno como entrenador, no ha tenido el más mínimo roce desde que está en el avispero del Camp Nou. Pudo llegar bajo la tutela de un ilustre padrino pero ahora vuela libre, no es una marioneta en manos de nadie, y ya es capaz de dar lecciones a sus maestros. Pero no lo hará porque aunque posee una personalidad muy sólida y una gran autoridad moral, tiene la sencillez y humildad de los grandes tipos para escuchar y respetar a sus semejantes.
Forma una piña con sus colaboradores, Eusebio, Neeskens y Unzué, y no toma ninguna decisión sin evaluar antes todos los aspectos humanos y las repercusiones que puede provocar en el colectivo. Por esa misma razón se niega a tener un "once ideal", porque ello -dice- supondría condenar a otros once jugadores a sentirse frustrados y desmotivados. Bueno, quizá podamos seguir ganando ligas y copas de Europa sin aprendernos un once de memoria. Pero de lo que sí doy testimonio es de que el Barça ha encontrado su "entrenador ideal".
Positivo: el clima de buen rollo que se ha instalado en este blog en mi ausencia de casi 48 horas (que se me han hecho interminables). Pero, en pro de la paz mundial, tendré que tomarme estos paréntesis más a menudo...
Nejatifo: la gira de pretemporada por América, en la que Ronaldinho tenía que jugar "por contrato" pese a no estar preparado para ello, lo que ha repercutido en su actual estado de forma. Lo dijo Frank Rijkaard en RAC1 pero Rafa Márquez también expresó la misma queja en rueda de prensa. Adquirir compromisos de promoción en vez de planificar razonablemente la temporada precipitó el final del Madrid galáctico. No debemos imitar a nuestros adversarios y mucho menos en sus errores.
¡Continuem viatjant cap a Ítaca!
Nuestro hombre tranquilo
jueves, 5 de octubre de 2006 | Publicado por Enric Bañeres en 6:12 p. m.
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