El Chelsea ha jugado ya la parte buena de su calendario: los dos difíciles en casa (Werder Bremen y Barça) y la maría fuera (el Levski). Es decir: exactamente al revés que el Barça, mientras que el Werder Bremen está en el punto medio. ¿Qué quiero decir? Que las alarmas sobre la posibilidad de que el Barça no pase a octavos de final las encuentro exageradas. Pero bienvenidas sean si nos mueven a cierta autocrítica, porque ni el Chelsea ni los alemanes están ganados de oficio en el Camp Nou, donde por cierto me disgustaría que calentáramos ambos partidos, en especial el primero de ellos. Acepto que si nos regalan el partido contra el Sevilla, tomemos los tres puntos sin rubor y hasta comprendo el alborozo con que fueron recibidos los dos goles de Ronaldinho (penalti y falta de aquellos que no se habrían señalado contra el Barça), como una señal de su recuperación. Que se diera descanso a Puyol, Edmilson, Deco y Márquez en aquel partido, presuponía también que tendríamos a esos cuatro pilares frescos como rosas para Stamford Bridge. Pues bien, nada de eso confirmó nuestras expectativas en cuanto el festival africano de Boulahrouz, Makelele, Essien y Drogba se puso en funcionamiento. ¡Cómo eché de menos a Eto'o en esa merienda de...grandes futbolistas!. Una vez más, creo que nos derrotó nuestro narcisismo, el menosprecio al rival, la contaminación de las vísperas con los aspectos colaterales, ya tópicos, nuestra obsesión por Mourinho...Un día antes de nuestro partido en Stamford sale la lista de candidatos al Balón de Oro y aunque los blues aportan nueve aspirantes, insistimos en que ellos no juegan a fútbol, sólo saben correr, defenderse y pegar patadas...Es verdad que nuestra técnica es infinitamente superior. Pero la suya, inferior, la combinan con un poderío físico descomunal y se permiten atrapar tres de cada cuatro pases de Deco; Makelele se erige en un Platini redivivo y Essien y Ashley Cole rompen por las bandas como jóvenes Maldinis. Suerte tuvimos de que a veces los dueños de los equipos se entrometen en el trabajo del entrenador y le imponen alguno de sus caprichos. Si en vez de Shevchenko llega a jugar Salomon Kalou -el jugador por el que suspira Johan Cruyff como nuevo salvador de Holanda en cuanto le den el pasaporte- hoy estaríamos hablando de catástrofe.
Positifo: el partidazo que hizo Víctor Valdés en Londres, sólo secundado por el de Leo Messi. El primero resolvió como un jabato cuatro ocasiones de uno contra uno, y el segundo pudo con Boulahrouz (cuando estuvo en la izquierda) y con Ashley Cole en la otra banda, aunque se perdió en los minutos que jugó como delantero centro, posición que tal vez habría sido más adecuada para Saviola.
Nejatifo: la recaída de Ronaldinho, al que dábamos por resucitado tras un par de cositas con Brasil en Suecia (cositas geniales, valga decirlo), y por sus dos goles a balón parado ante el Sevilla. Urge un plan de choque para recuperarlo porque rivaldea que da pánico verlo.
¡Ens costarà més però arribarem a Ítaca!
Esto tiene remedio
jueves, 19 de octubre de 2006 | Publicado por Enric Bañeres en 9:36 a. m.
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