Si dejáramos que cada aficionado eligiera a un intocable en la plantilla del Barça, seguramente nos saldrían dieciseis o diecisiete jugadores. Veo que pasan los partidos y, por más que nos lo expliquen y lo veamos con nuestros propios ojos, seguimos obstinados en pedir que eso de las rotaciones se aplique con el rigor cartesian con que antes los mozos eran llamados a filas: “¡Hala, Gudjohnsen, a la caja de reclutas, que ya te toca salir a formar!”. ¿Cómo os lo tengo que decir? ¡No, una y mil veces, no!: hasta que no nos toquen el Zamora, el Novelda o similar en la Copa del Rey, o nos volvamos a enfrentar al Espanyol en la Catalunya Cup, equipo no hay más que uno y titulares, quince o dieciseis a lo sumo. Dentro de ese grupo, ya más reducido, habrá doce o trece (el primer año fueron once más Iniesta), que al final de temporada acumularán más minutos. Pero, cuando vengan el Valencia -¡este fin de semana mismo, carajo!- o el Chelsea, cualquiera de nosotros podría hacer el equipo titular y, como mucho, nos equivocaríamos en el lateral izquierdo. ¿Es que tenemos que dar ventajas? Para mi ya las damos si Thuram, por decir algo, no está por lo menos en el banquillo. ¿Qué es eso de que el que no juegue no va ni convocado? Esos 15/16 se tienen que hacer a la idea de que van a viajar cada semana y que todos van a vestirse de corto, ya sea para estar en el campo o en el banquillo. Sólo hay uno entre ellos que puede comer aparte. Se llama, cómo no, Ronaldinho. Y no sólo lo digo yo. Esta noche he oído a Samuel Eto'o en Catalunya Ràdio y ha dado a Roni un tratamiento especial: “Es el jefe, él tiene libertad, es el único que te va a meter un pase como Andrés (Iniesta) o Xavi”. Y cuando mi amigo Bernat Soler -por cierto, a su hermano Toti, el grandísimo guitarrista, también le ha tocado la lotería de las Creus de Sant Jordi, de las que hablo más abajo-, cuando Bernat, digo, ha insistido a Samuel, en un perfecto catalán, que le repitiera eso de que Ronaldinho “es el jefe”, el león indomable ha redoblado sus elogios a quien va a ser su único rival en la carrera para el Balón de Oro. Este negrín -como cariñosamente le llama la cajera del super en Palma- me desarma: todos los puntos que perdió en la sala de prensa del Sardinero, los ha recuperado en su viaje relámpago a Canarias y en media hora ante un micrófono. Casi prefiero que sigas metiendo la pata por lo bien que sabes sacarla después, chaval.
Positifo: que a Johan Cruyff le hayan dado la Creu de Sant Jordi, máxima distinción civil de Catalunya. Ello desmiente que en mi país haya persecución al castellano, puesto que el Gran Johan sólo se expresa en esta lengua desde que llegó a Barcelona, en verano de 1973. ¿Nombarían Español del Año a alguien que llevara 33 años en Madrid y sólo utilizara el catalán para comunicarse? Para que luego nos llamen cerrados. En lo que sí ha tenido suerte Cruyff es en ser figura del fútbol en vez de taxista, ya que uno de los personajes relevantes del nacionalismo catalán que más le ha apoyado (sobre todo en su guerra con Núñez), es Marta Ferrusola, esposa de Jordi Puyol, quien se jacta de que si un taxista lleva más de dos años en Catalunya y no le habla en catalán, le pide que pare y se apea del taxi.
Nejatifo: la situación del Athletic de Bilbao, que no responde a una mala gestión de su directiva actual sino a su anacronismo. El año pasado ya se mantuvo en Primera gracias a las ayudas políticas. Este año lleva un punto, robado a la Real (que debería llevar tres), en un penalti...por mano del delantero atlético en el área. Y, ni por esas. No es que retrocedan a Segunda: es que su reloj se ha parado en los tiempos del gran Telmo Zarra mientras el resto del mundo sigue avanzando.
¡Bona nit, bona sort i Visca el Barça!
El intocable y el indomable
miércoles, 20 de septiembre de 2006 | Publicado por Enric Bañeres en 1:22 a. m.
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