Los cuartos a todos igualan

Los cuartos de final nos han mostrado un equilibrio mucho mayor del que podía esperarse. Nada de eliminatorias resueltas en el partido de ida. Ni siquiera me atrevo a decir que la del Arsenal y la Juve lo estén ya. Estamos hablando de equipos grandes, equipos plagados de internacionales, jugadores que van a ir al mundial, que la semana que tienen fiesta en la ciudad deportiva, viajan a la otra punta de Europa para gravar un anuncio de natillas. Con la sinceridad que le caracteriza, Eto'o dijo al "Loco de la colina" que la vida del futbolista es muy dura, que la presión se hace a veces insoportable. El simple hecho de jugar unos cuartos de final de la Copa de Europa, es decir, de jugarse toda la temporada para equipos todos los equipos que en ellos participan (salvo Barça, Lyon y Juve), ya pone plomo en los pies de los jugadores. Lo escribo desde Lyon, a donde me enviaron (¡bendita profesión!) para cubrir la baja de un compañero mucho más joven que yo pero que ha caído enfermo. Le deseo que para las semifinales esté ya recuperado y todos podamos volver al lugar que nos corresponde. El partido fue tan malo que más que un premio (de consolación) fue casi unja penitencia. Uno viene a ver a Kaká y Shevchenko y termina por descubrir que el Milan sin Dida (que le dio aquella última Copa de Europa, a los penaltis), no es gran cosa; que se aprecia más el trabajo de Gattuso que el de Pirlo y que sólo tira a puerta cuando le regalan algún balón a Sheva. ¿El Lyon? Demasiados Iniestas: Pedretti, Clerc, Tiago...todo son clónicos de nuestro Iniesta, lo cual obliga a Diarra (clónico pero de Vieira), a Malouda (zurda prodigiosa, un Makelele de media punta) y a Wiltord (un viejo Rooney), a montárselo por su cuenta.

Positifo: que, aunque llueve, me da tiempo a pasear por el viejo Lyon y a zamparme una "andouillett" bien regada.

Nejatifo: que el joven colega al que sustituyo mejora a ojos vista.


¡Bon jour et bonne sort!