Piratas del Caribe (2)

Lo dije ayer pero no me importa repetirlo: delante, Geovanni mirará de tocarnos las pelotas, de crear confusión entre nuestros jóvenes centrales, de sacarlos de su posición, de que les piten alguna faltita peligrosa: Simao (hábil en este tipo de lanzamientos), procurará hacer la diagonal desde la banda izquierda y Robert, el francés que mi admirado sir Bobby Robson llevó al Newcastle y que después ha ido dando tumbos, hará lo propio desde el otro lado. O casi sería mejor decir que hará lo impropio, tratándose de un zurdo que seguramente se ubicará a la derecha, y que también posee un buen cacao. ¿Detrás? Lo dicho, Piratas del Caribe 2. Todo lo que el Benfica tiene detrás es patibulario. Y lo digo con admiración, de buen rollo, no con desprecio. Cada vez que Deco intente jugar el balón, se le echarán encima como si todas las ánimas en pena de La Perla Negra creyeran ver a la apetecible Kiera Knightley (cada día más buena, por cierto), y querrán rebañarle el cuello -metafóricamente- a Ronaldinho confundiéndolo con Johnny Sparrow Depp, como si hubieran despertado de improviso y, zarpando de su ensenada recóndita en la isla Reunión (patria chica de Robert, me flipa pensar que un futbolista es de esa isla), se lanzaran a un furioso abordaje. El botín es el balón (o un ojo, como el de Sissoko o alguna tibia). No es que lo quieran, al balón, no es que lo mimen, no establecen vínculos afectivos ni eróticos con él: lo roban, porque lo de robar en ellos es instintivo, para maltratarlo, patearlo con saña y sin tino. ¿A los piratas con romanticismos? Los piratas arrasan, asolan, poseen, domeñan, violan...
Esta crónica, en la que se prevé un partido a cara de perro, la encontré en un pergamino que iba metido en una botella de Ron Varadero (siete años), y quedó varado sobre la arena artificial de la playa de Coma Ruga. Pese a los estragos del salitre y la intemperie, bajo los burdos trazos que permitían adivinar un 4-3-3 frente a un 7-2-1, podría leerse la firma "T.B". Consulté con los enviados a Lisboa de un afamado diario catalán y me dijeron: "No te quepa la menor duda: has dado con los papeles de Toni Bruins. Los mismos que José María García descubrió, con gran escándalo, cuando el hoy segundo de Ronald Koeman era el ayudante del Gran Johan. ¡Quina trovalla, tío!".
Yo, en cambio, me llevé una enorme decepción pues estaba convencido de que aquellas iniciales correspondían al único, inigualable, unigénito, inconmensurable Tim Burton. ¡Què hi farem...!


Positifo: la imitación de Carlos Latre al Sumo Hacedor de Prodigios en el Maracaná 06, que nos permitió ver imágenes de culto de los años setenta, los más grandes de la historia del fútbol, mejorando lo presente.

Nejatifo: que por la codicia en la comercialización de los viajes del club, 1.000 barcelonistas ( o más), se hayan quedado sin poder seguir al Barça en Lisboa. Eso sí, Rijkaard y sus muchachos contarán con el apoyo de peñas de Extremadura y Andalucía, tratadas a patadas desde que ha cambiado la tortilla en el club.

¡Bona nit y bona sort!