La diferencia entre el Barça y el Madrid no está en el trato que reciben unos y otros de los árbitros, en que nosotros tengamos agarrado por el escroto (como dije anteriormente), al tragaldabas de Villar o en que nosotros estemos en el círculo virtuoso y ellos no consigan salir de un círculo vicioso. La diferencia, amics per sempre, está en que nosotros tenemos equipo y ellos no lo tienen. Y no lo tienen porque siguen apostando por traer figuras, por insuflar ilusión a una hinchada que abandona el Bernabeu precisamente así, con las pelotas hinchadas de ver que no hay modo de reaccionar. Porque Florentino ha adocenado a una prensa que le come en la mano pero carece de sentido y rigor críticos, ignora lo que es dar un mandoble de vez en cuando y decir por ahí no paso. Porque el entorno madridista ha terminado por creerse de verdad que lo suyo es trascendente, que ser del Madrid es seguir los designios de un ser superior, que el Real es la mejor y más conocida marca de este país, incluso por encima del toro de Osborne. ¡Chorradas!.
Pero todo eso sería admisible si el Madrid tuviera un equipo. Es decir: si tuviera lo que tenemos nosotros, lo que tiene el Barça...cuando a Franky no le da por hacer experimentos. El sábado, ante el Celta, quedó claro que el Madrid tiene muy buenos jugadores pero que no tienen un sentido colectivo, que algunos de ellos desempeñan funciones ya cubiertas, que otros deben sacrificar sus cualidades para no repetirse y que los más, van a su bola atropelladamente pero no a la del equipo. Ensamblar buenos jugadores es lo que hace grande a un equipo aunque para ello se necesita tiempo y, amics meus, tiempo es lo único que no contienen los talonarios, ni los de Berlusconi, ni los de Abramovich, ni el de Florentinho.
El fútbol será todo lo que queráis, menos paciencia. El Barça, o sea nosotros, también estuvimos a punto de perder la paciencia cuando Frank Rijkaard no conseguía arrancar buenos resultados a su proyecto de equipo. Pero, como bastante nos había castigado ya la historia enviándonos un Elefant Blau que entró en el club como en una cacharrería, aguantamos estoicos y ahora, ya veis: tacita a tacita, vamos a comernos el mundo. Bueno, todo el mundo tal vez no. Porque Europa, o sea la Champions, son palabras mayores de las que hablaremos mañana. Porque, sin darnos cuenta, ya la tenemos aquí.
Positifo: que Roger Federer haya ganado el Open USA de tenis, que se está terminando de jugar mientras redacto este blog. Admiro a Andre Agassi pero, la verdad, la oleada de papanatismo yanqui que se había desatado en torno al marido de Stefi Graff (que ahí sí le envidio), empezaba a resultarme cansino.
Nejatifo: que al final, el respaldo del Barça al nuevo Estatut se haya realizado de un modo casi vergonzante y clandestino. Y que Laporta haya aprovechado la tesitura para exhibirse estos días como uno de los defensores de un Estatut con amplitud de miras cuando difícilmente merece credibilidad alguien que ni siquiera respeta los Etatuts del propio Barça.
Perdona, Ítaca, pero yo me voy a la cama
¿Dónde vas sin equipo, Florentinho?
lunes, 12 de septiembre de 2005 | Publicado por Enric Bañeres en 1:17 a. m.
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