Otra semana más sin fútbol de verdad, es decir, sin campeonatos, sin Liga, sin Premier, sin calcio, y yo me corto la coleta. Basta, porfa, de sucedáneos por mucho que sean centenarios del Sevilla, o esas manifestaciones patrioteras en torno a un balón maltratado. Pero, ¿se puede ser más hipócrita? Hablamos de no politizar el fútbol y cada partido de España lo convierten en el día de la banderita, una exaltación de un concepto de España que no todos los ciudadanos de este país estamos obligados a compartir. Porque, vamos a ver: ¿es que todavía hay mili obligatoria? ¿es que todavía hay jura de la bandera?
Supongo que este primer párrafo ya habrá indignado a más de uno. “Ya estamos mezclando política y deporte”. ¿No te has parado a pensar que lo que convierte en antipática a la selección española para muchos de nosotros es precisamente el abuso político que habéis hecho de ella? De ella, de su simbolismo y de los conceptos colaterales que le habéis añadido, como la guarnición del entrecot: que si raza, que si coraje, que si casta, que si furia…¿Hablamos de un equipo de fútbol o de una ganadería? Esa mirada de Raúl al infinito, de verdad, me recordó a la selección de posguerra en la que aquellos infelices no tenían más huevos que levantar el brazo.
Todo eso es politizar el deporte, hacerlo antipático, instrumentalizarlo, utilizarlo para segregar más que para unir. Y no me vengais con que esa parafernalia se hace contra Serbia y Montenegro. ¡Pamplinas! Se hace contra mi y contra quienes piensan y sienten como yo. Se hace para ocuparnos física y psicológicamente...como en otros tiempos se nos ocupaba militarmente.
Como a mi todo eso también me aburre, quiero que vuelva el fútbol, mi fútbol. Mi Barça, mi Villarreal, mi Osasuna, mi Chelsea, mi Olympique Lyonnais, mi Ajax, mi PSV, mi AZ’67 (¿me cogeis?), mi Juve (sí, mi Juve)…Y voy a darme un atracón de parabólica, quitando la voz. Pondré Supertramp como música de ambiente, porque mientras vosotros arriais vuestras banderitas y estais acojonados ante la idea cada vez más verosímil de que hasta Bélgica os dará un repaso, yo quiero escuchar “¿Crisis? ¿qué crisis?”.
Nejatifo: que le dejen abrir la boca a Joan Laporta para decir la sarta de barbaridades que dijo ayer en la universidad. Asegurar que Saviola fue cedido al Sevilla para evitar la impugnación de la amnistía al Camp Nou, aparte de ser la enésima versión que el presidente del Barça da sobre el destino del pibe, es un insulto para todos los barcelonistas, para el jugador y para la afición al fútbol en general. Para una vez que habría sido oportuna una cláusula de conficencialidad, va y no la pone.
Positifo: que Laporta reconozca implícitamente que los mejores brasileños (Baptista, Robinho), que hoy han sido captados por nuestro mayor rival, fueron ofrecidos al Barça cuando teníamos un vicepresidente deportivo como Dios manda.
Si en Ítaca hay banderas, me vuelvo
¿Crisis? ¿qué crisis?
viernes, 9 de septiembre de 2005 | Publicado por Enric Bañeres en 12:45 a. m.
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