Bendito resultadismo

Ya me pueden venir los fantasmas de siempre con la historia de que lo que importa en el fútbol es jugar bien. Hace diez días fui al Camp Nou de Barcelona, donde se reunieron cincuenta monstruos del fútbol a beneficio de las víctimas del tsunami, y, mal contadas, no se reunieron ni 40.000 almas cándidas en las gradas. A los pocos días, un partido de rompe y rasga como el Barcelona-Chelsea, reventó la capacidad del estadio. Para que luego los gurús de siempre, dijeran que se habían aburrido como ostras porque el Chelsea, en vez de abrirse y dejarse golear, se cerró y, mientras el partido se matuvo equilibrado en el campo (antes de la injusta expulsión de Didier Drogba), lo dominaba en el marcador.
Hoy vengo de ver otra bazofia de partido: Numancia (colista de la liga española) contra Barça (líder), con empate a un gol (1-1). ¿Leeré mañana en los diarios que es indigna la actitud del Barça en Soria? ¿que decepcionó el líder? ¿que tiramos a la basura dos preciadas horas de nuestra vida? ¿que el paradigma del fútbol-espectáculo estaba obligado a más…? Esperemos a que abran los kioscos para salir de dudas. Pero mucho me temo que, como un Madrid horroroso acaba de perder en Riazor ante el Depor (2-0), y la ventaja del Barça se ha incrementado de siete a ocho puntos, el mísero empate azulgrana en Los Pajaritos de Soria nos va a saber a gloria. ¡Bendito seas, resultadismo!.