He visto el debut oficioso del Liverpool esta temporada (ha ganado 3-2 a un Werder Bremen de pacotilla). Me gusta ver estos equipos de referencia, pues los reds nos apearon de la Copa de Europa y ha tirado la casa por la ventana con los fichajes. De todo lo que ha fichado Benítez, me quedo con el ucraniano Voronin, un media punta con llegada, todo potencia y agresividad, que esta noche ha marcado dos goles y le han anulado otro. Pero no es galáctico sino más bien un estibador del muelle de Odessa reciclado a atleta de la antigua URSS. Voronin es más de lo mismo: otro Gerrard, otro Mascherano, otro Xabi Alonso, otro Riise, otro Sissoko, pero en rubio y con coleta. Con once voronines, el Liverpool lo ganaría todo. Arrasaría. Pero los cánones galácticos que le han impuesto a Benítez van por otro lado y también en Anfield ficha ya más el vendedor de camisetas que el recaudador de puntos. ¡Qué pesadito mi buen amigo el Gordo José Manuel Díaz, en la retransmisión de Eurosport, repitiendo que la camiseta de El Niño ha batido en una subasta benéfica!. Me gustan muchos jugadores de la plantilla del Liverpool. Yo ficharía con los ojos cerrados a todos los voronines que ha mencionado más arriba (salvo a Xabi Alonso), y no le haría ascos a Agger, Carragher, Benayoun y Kuyt. Y, si Rafa Benítez tuviera las manos libres, seguramente firmaría cuanto digo yo. Pero al perder la final de la Copa de Europa perdió también credibilidad e independencia. Que el virtuoso Kaká pusiera patas arriba a sus obreros metalúrgicos, irritó a los nuevos inversionistas de Liverpool. Por todo ello le ficharon a un modelo de pasarela más que un futbolista y Benítez no puede dejar casi 40 kilos en el banquillo. Y, aunque El Niño nos tenga la medida tomada, puesto que su discreta fama de goleador la ha cimentado con sus aciertos en el Camp Nou, a mi me inspira mucho menos respeto un Liverpool en el que la figura sea Fernando Torres que un Liverpool sin figuras pero con once voronines, sissokos o gerrards.
Positifo: que todos los caminos de Giuly le hayan llevado a Roma. Volverá a jugar la Liga de Campeones a la que tiene tomada la medida pues llegó a la final con el Mónaco y la ganó con el Barça. El fútbol de contragolpe que juega el equipo romano puede convertirle, con permiso del ídolo Totti, en un jugador muy apreciado en el Stadio Olímpico. ¡Auguri!
Nejatifo: que el Barça tenga problemas hasta para ceder jugadores en un mercado que tiene mucha vitalidad, hasta el punto de que Sven-Goran Ericsson, el nuevo técnico del Manchester City, ha fichado hoy a Geovanni Deiverson, del Cruzeiro ¡y gratis!. Ni una libra por un jugador de 27 años por el que no hace tantos el Barça pagó 18 millones de euros y propició la histórica frase: “¡Chusín, el precio lo pongo yo!”. Ya sé que nunca podremos reclamar daños y perjuicios por aquella barbaridad pero, ¿podríamos pedir derechos de formación…?
¡Bona nit, bona sort i bon viatge a Ítaca!
Un Liverpool falsificado
miércoles, 18 de julio de 2007 | Publicado por Enric Bañeres en 12:16 a. m.
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