El fichaje de Florent Malouda por el Chelsea convierte al equipo de Stamford Bridge en poco menos que invencible: cambia una papallona como Robben por un Essien de media punta. Invencibles sobre el papel, claro está, porque después en el fútbol intervienen muchas variables que desmontan los pronósticos más fiables: arbitrajes infames, lesiones inesperadas, holes de despacho, sorteos inoportunos...Me quiero referir a los sorteos. Chelsea y Barça no van a coincidir de nuevo en el mismo grupo en la Copa de Europa de este año pues el equipo de Mourinho, por coeficiente, figura entre los ocho cabezas de serie, algo que el año pasado no sucedóa. Pulután, Barça y Chelsea no se podrán encontrar hasta octavos de final (febrero y marzo), pero me atrevo a decir que como lo normal sería que ambos quedaran primeros en sus respectivos grupos, lo más plausible es que no se vean emparejados al menos hasta cuartos de final, que se jugarán el 1 y el 9 de abril. Hago todos esos cálculos porque me apetece pero también porque ya se ha convertido en una tradición que, en un momento dado, Barça y Chelsea se vean las caras en Europa. Lo cual empieza a resultarme tan enojoso como sospechoso: ¿es que hay una mano negra interesada en que no se produzca la que, desde hace dos años, es la final más esperada y/o deseada? Dejo la insinuación en el aire, pero yo creo que sería fácil hacer un sorteo más condicionado, como el que se efectúa en la práctica para evitar que coincidan equipos de una misma liga. Que dos equipos (como ha sucedido con Barça y Chelsea) que llevan tres temporadas coincidiendo en diferentes fases de la competición, no puedan enfrentarse salvo en la final. A lo mejor estoy diciendo una barbaridad o escribiendo una anticipada carta a los Reyes Magos. No debe costar tanto: en Wimbledon hacen el cuadro antes de comenzar el torneo y la final siempre acaban jugándalo los dos mejores. ¡Cuánto me gustaría ver el 21 de mayo, en el antiguo estadio Lenin de Moscú una final Barça-Chelsea!.
Positifo: que los 21 kilos que el Chelsea ha pagado al Lyon por Malouda, en realidad saldrán de las arcas del Bernabeu, pues estoy convencido de que ese fichaje abre las puertas de Stanford Bridge a la salida de Arjen Robben, un jugador irregular, miedoso y poco fiable para un gran equipo (e incluso para su selección): sensacional un día y desaparecido otros cuatro.
Nejatifo: que van pasando los días y ni siquiera a golpe de talonario somos capaces de fichar un central, una de las primeras prioridades. ¡Con lo fácil que fue fichar el año pasado a Thuram, pagando una pasta gansa!. También me inquieta que ha pasado otra semana, teníamos a Maxi López casi colocado en el Sporting de Lisboa y ahora resulta que los portugueses ponen trabas y quieren que el Barça asuma una parte de la ficha...
¡Bon dia, bona sort i bon viatge a Ítaca!
Final Barça-Chelsea ¡ya!
martes, 10 de julio de 2007 | Publicado por Enric Bañeres en 9:23 a. m.
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