Massimo Bussaca, mínima vergüenza

Que Ángel María Villar sea el presidente del comité de árbitros de la UEFA, explica que cada vez que la selección española o un equipo español de los importantes (adhuc el Barça), precisan cometer un atropello, les toque en suerte a Massimo Bussaca como árbitro. Asegurar el resultado es lo primero. Cuando expulsaron a aquel pobre jugador de Dinamarca, dije ¡basta! y me puse a ver el Portugal-Bélgica. Me evité ver el fútbol energúmeno de los Marchena, los piscinazas sin rubor de Torres, la bazofia de todo el conjunto antidiluviano del Sabio de Hortaleza. ¿Sabio? Aquí el único sabio es el que elige al árbitro. Ya podemos hacer jeroglíficos tácticos que luego viene Villar y deja a los pobres daneses en paños menores a la primera de cambio. Pero, como la bondad siempre tiene recompensa, fui premiado con la soberana segunda parte de un Portugal glorioso al que ya le he perdonado el haber tenido en sus filas a un judas y aquel rifirrafe del pasado verano entre Cristiano Ronaldo y Rooney. Si ellos son la mar de amigos en el ManU y ya lo han olvidado, ¿voy a recordarlo yo?. Portugal ya ocupa entres mis adhesiones prioritarias la vacante que ha dejado Holanda desde que la dirige un zoquete como Van Basten. Cambio de pareja: ¡Ay, Portugal!, ¿por qué te quiero tanto?

Positifo: La marcha del Valladolid, con veinte puntos de más para culminar el ascenso y con un gran Víctor, autor hoy de un golazo en Elche, uno de esos jugadores incombustibles pero siempre al ciento por ciento de rendimiento y pundonor. Es el Munitis de Segunda, por poco tiempo porque pronto volverá a Primera.

Nejatifo: el partido que ha hecho el Barça B contra el filial del Espanyol, que ha supuesto una gran decepción y la constatación de que, ausente Bojan, en este equipo no hay ningún chaval al que se le vea proyección de futuro para el primer equipo.


¡Bona nit, bona sort i bon viatge a Ítaca!