El responsable máximo pero no único de todo es Joan Laporta. Ha creado un clima de autocomplacencia entre los jugadores (también en una parte significativa del entorno), pernicioso para la competitividad de un equipo que este año ha tirado tres importantes títulos por la borda (los tres internacionales) y resuelve una semana de extorsión abrazándose al extorsionador. Laporta no reprende a un futbolista que llama mala persona al entrenador y se va a cenar con éste (¡qué cara de malas pulgas ponía Frank Rijkaard en el “Specchio magico”!), para que se coma el marrón. Al desautorizar de ese modo al resposable de mantener la tensión en el vestuario, contribuye a que este se convierta en la casa de barrets que es ahora. ¿Demasiado tarde para meter mano dura? No si las cosas se hacen con firmeza de arriba abajo. Pero así es como veo yo el panorama: Un presidente rehén de los caprichos de su jugadores predilectos; una estrella del equipo sometida a la voluntad de su codiciosa familia; otros jugadores víctimas de unos celos patológicos; unos jóvenes con el riesgo de contaminarse por ese mal ejemplo; unos veteranos (Edmilson, Thuram, Gudjohnsen…) que han denunciado en vano la dudosa profesional de otros compañeros significativos; y los que deberían ser líderes naturales de la plantilla carecen de carácter y viven obsesionados en pasar de puntillas sobre los problemas, aferrados al salvavidas de los tópicos…Que Eusebio salga a hacer de Ten Cate (un papel que le viene grande) y admita públicamente que el modelo de gestión de la plantilla está caducado, abre una luz de esperanza. Si Frank Rijkaard recupera el control de la situación, habremos dado un paso en el sentido correcto. Pero, permitid que me cite porque hoy lo escribo en Mundo Deportivo: se le debe ayudar desde arriba (la directiva), desde abajo (la plantilla) y desde el medio (el entorno). Mi manera de hacerlo no ha variado: cerrar filas no es cerrar ni los ojos ni la boca.
Positifo: que el Milan se haya colado entre los tres ingleses, lo que permitirá contrastar dos estilos opuestos. Que al Manchester United, que se perfila como el equipo más en forma del momento y que viene de meterle siete al Roma, le toque “otro italiano” no creo que le haya producido una hemorragia de satisfacción.
Nejatifo: la grandísima decepción que me produjo el Bayern, un ejemplo claro de la pérdida de poderío del fútbol alemán. Si el modesto AZ de mi admirado Van Gaal hiciera hoy la proeza de eliminar al Werder Bremen, la situación sería catastrófica.
¡Bon dia, bona sort i bon viatge a Ítaca !
Un palo para cada vela
jueves, 12 de abril de 2007 | Publicado por Enric Bañeres en 9:46 a. m.
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