Las lesiones permitieron acorazarnos el año pasado en una alineación forzosa que jugaba de memoria: todos sabían cual era su papel y, además de Ronaldinho, Eto'o y Deco, los componentes del bloque, uno por uno, realizaron una gran temporada. Eran once más Iniesta y Sylvinho, y sabíamos que, a partir de determinado momento, Iniesta entraría por Giuly, Deco pasaría a la banda derecha y el de Fuentealbilla compartiría con Xavi la dirección del juego. Eran los mejores momentos de cada partido, aquellos en los que el Barça pasaba a gustar y gustarse, a poner las guindas encima del pastel. Este año lo llevábamos incluso mejor hasta la lesión de Xavi. Hasta ese momento, funcionaba todo, incluído Van Bommel, y habíamos mejorado el sistema defensivo -nadie discutía la pareja Puyol-Márquez- y Edmílson iba tomando aplomo también en el engranaje. Encima, habíamos sacado la grossa de Nadal con la explosión de Messi, por lo que teníamos un equipo indiscutido e indiscutible. Ahora, en cambio, las alineaciones se discuten...por primera vez en dos temporadas. Es verdad que Rijkaard se ha encontrado con cuatro bajas (Xavi, Márquez, Edmílson y Messi), que con la de Motta ascienden a cinco. Gravísimo problema para cualquier entrenador, y más en vísperas de un partido crucial, como el de este miércoles. Y, justo en estas circunstancias (o tal vez como consecuencia de ellas), se nos gripa el ataque. ¿Qué hacer? De entrada, redoblar la confianza en Van Bommel, que está demostrando una gran llegada desde la segunda línea (a él le hicieron el penalti ¿no?), tan poco eficaz esta temporada; y meter sin pestañear a Giuly de titular. Y, tercero: ¡darle una oportunidad a la gashina Maxi! Si ante el Benfica necesitamos un segundo gol que nos tranquilice, quiero ver a la gashina haciendo ejercicios en la banda desde el minuto uno del segundo tiempo y os reto a comprobar si el Camp Nou no estalla de confianza y apoyo. El año pasado casi nos mete en cuartos de final de la Liga de Campeones y ahora, después de tres partidos con un solo gol y de penalti, no estamos en condiciones de desaprovechar todas nuestras bazas.
Positifo: el repaso que el modesto Getafe de Bernd Schuster ha dado al Osasuna en su propio estadio. Bernardo, que el año pasado fue insensatamente despedido del Levante cuando aún podía salvarlo, ha demostrado ya que es otro grandísimo entrenador de la prestigiosa escuela del Camp Nou.
Nejatifo: que tanto el clásico Barça-Madrid, como el derbi andaluz Betis-Sevilla, hayan registrado los dos peores arbitrajes de esta jornada, con errores garrafales que alteraron el resultado. No me opongo a que los árbitros reivindiquen sus derechos pero tampoco estaría mal que fueran menos negligentes en el campo.
¡Bona nit i bona sort!
Cuenten con 'la gashina'
lunes, 3 de abril de 2006 | Publicado por Enric Bañeres en 1:10 a. m.
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