El éxito de Fabio Capello con el Madrid (dos temporadas, dos ligas), se incluye en un año en que el fútbol italiano ha ido al copo: campeones del mundo y el Milan campeón de Europa. Ya sé que no es eso lo que divierte a los devotos seguidores de las doctrinas hegemónicas en nuestro entorno, con profetas y adeptos en todas las tribunas de opinión. ¿Creeis que hay alguien que haya disfrutado más con la goleada del Barça en Tarragona que con el carrusel de emociones vivido en el Bernabeu?. Si es así, vamos mal: no hemos tenido tantos éxitos en nuestra historia como para tirar, en una misma temporada, una Liga, una Intercontinental, una Copa de Europa, una Juancarling Cup y una Supercopa de Europa. Ha sido humillante. Nuestro narcisismo, al creernos el mejor equipo del mundo pese a tan reiterados tortazos, magnifica el raquítico y agónico éxito madridista. Frank Rijkaard llegó a Barcelona imbuído del mejor de los mestizajes, la imaginación holandesa y el método italiano. Pero era más Cruyff que Capello, ¡el mejor coupage!. Cuatro años entre nosotros le han hecho renegar de sus principios. Esta noche nosotros volvemos a nuestros orígenes. Esta noche perdemos.
Positifo: (desierto).
Nejatifo: todo, coño, todo.
¡Bona nit, bona sort i continuarem el nostre camí a Ítaca!
Una lección de humildad
domingo, 17 de junio de 2007 | Publicado por Enric Bañeres en 11:55 p. m.
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