El 4 de enero del 2006, escribí un demoledor post sobre Thierry Henry. Lo titulaba “¿Henry? J’aime pas”. Y, acuñaba temerarias opiniones como estas: “Ya no sé cómo decirlo, si por activa, por pasiva o por perifrástica: no quiero a Thierry Henry. (…) Lo mismo que a José Antonio Reyes, sus recortes los conocen ya de memoria hasta los niños que dan de comer a los patos en el parque de Saint James, su autoexilio a la banda izquierda cuando las cosas van mal dadas me recuerda al Cruyff más rácano de finales de los años 70, cuando se escondía junto al banderín de córner para ver correr a Toño de la Cruz. (…) Que sea Dennis Bergkamp, a sus 37 tacos, quien tenga que tirar de los gunners ante la dejación de funciones del francés, explica por qué el Chelsea les saca ¡24 puntos!”.
Ha transcurrido un año y medio desde que escribí aquel artículo y me pregunto si en este tiempo la carrera de Thierry Henry ha ido para arriba o para abajo. Todo parece indicar lo segundo. En consecuencia, lo normal sería que yo ahora me mantuviera contrario al fichaje del francés. Y, sin embargo, creo que en las presentes circunstancias del club, es un fichaje conveniente. Incluso si sobre el terreno de juego confirma su declive, pues ya no es el joven delfín de Zidane de la Eurocopa del 2000. Ahora, lo prioritario para la directiva no es reforzar el equipo sino devolver la ilusión al barcelonismo, y Titi ilusiona. El propio jugador sabe que, en sus actuales condiciones le interesa un club como el Barça, que no tiene la tradición de los Milan, Madrid o Manchester United de acaparar títulos sino que se conforma con practicar el autodenominado mejor fútbol del mundo. Su fichaje nos vuelve a subir a la nube y nos devuelve a la inercia de la autocomplacencia. No es un virus de esta temporada sino cuestión genética.
Positifo: la calidad colectiva del Sevilla, que esta temporada ha ganada cuatro títulos y ha traído al fútbol español dos de los tres que se disputan en Europa (Supercopa y UEFA). Creo que Daniel Alves ha disputado, con el de esta noche, 64 partidos oficiales esta temporada (y sale a escape a la Copa América), lo que le acredita como un portento de condición física pero también como el resultado de un trabajo profesional ejemplar. El triunfo del Sevilla lo estamos celebrando los catalanes por todo lo alto, pues nos vamos a pasar toda la noche lanzando petardos.
Nejatifo: la mala imagen que me ha dado el Getafe de Bernd Schuster en la final, como un fútbol barriobajero, de simulaciones, provocaciones, presiones al árbitro…también es nejatifa la retransmisión de Tele5, que había que seguir con prismáticos y no me extraña que el locutor confundiera con frecuencia los nombres de los jugadores, que parecían hormigitas. Y sonrojante el papel del inepto Ángel María Villar, que además de fijar el partido en una fecha casi de pretemporada, no encontraba la Copa para dársela al capitán del Sevilla.
¡Bona nit, bona sort i bon viatge a Ítaca!
La genética nos pide Henry
domingo, 24 de junio de 2007 | Publicado por Enric Bañeres en 1:31 a. m.
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