Resultado muy engañoso

Perdida la fe, recuperamos la esperanza. El contundente set en blanco que le ha endiñado el Barça al Atlético, tiene efectos vigorizantes para el barcelonismo, que será capaz de disculpar a su equipo aunque no gane la liga, si es capaz de seguir jugando así hasta final de la temporada. Claro que siempre no va a tener delante a unas hermanitas de la caridad como estos colchoneros que seguramente deben su nombre a que se han pasado el partido durmiendo. Ningún equipo de Primera División recibe tantas facilidades de la defensa contraria para golear en su propia casa. ¡Ya querrían el Sevilla y el Madrid haber encontrado en Riazor y el Colombino tantas facilidades!Bochornosa la actitud de los jugadores atléticos. Incluso si la goleada del Barça coincide con las del Getafe en Montjuïc (disculpable porque los pericos todavía flotaban en una nube) y la del Osasuna en Levante, que ha jugado casi siempre con uno menos. El Barça ha contado con la suerte de los campeones cuando, con el partido 0-0, el árbitro no ha expulsado a Edmilson que, en cambio, ha tenido la puntería de casi romperle un pie a Maniche, hasta ese momento el jugador más competitivo del Atlético. ¿Nos sonreirá de nuevo esa suerte ante el Getafe? ¿Le romperá Edmilson un tobillo a Güiza?. Lo cierto es que, al margen de ese detalle crucial, el Barça luego ha sabido devorar lo que ya no era sino un simple cadáver deportivo. El equipo, al menos, ha recuperado el hambre.

Positifo: el extraordinario partido de Eto’o y Messi al que no se le pueden quitar méritos por el hecho de que la defensa atlética era un autopista.

Nejatifo: que se ha consumado el descenso del Barça B, justo en el momento en que desde el club se hace propaganda de las escuelas de fútbol que el Barça patrocina en África y América, lo que supone un gran contrasentido o un cambio de rumbo de suficiente envergadura como para que se explique. Para que “dé la cara” Albert Perrín, en su condición de directivo responsable del fútbol base.

¡Bona nit, bona sort i bon viatge a Ítaca!