Todos los grandes equipos del Barça se extinguen de un modo paulatino: entran en decadencia y los ves que se te escurren de los dedos partido a partido, en una agonía larga que deja a sus seres más queridos en un estado de prostación del que después cuesta salir. Raymond Chandler, número uno de la novela negra lo habría titulado sin duda como “El largo adiós”, el mismo que vivió el equipo de las Cinco Copas hasta estrellarse en la final de Atenas con jugadores más ancianos que los del Milan; lo padeció el Dream team, anquilosado en la permenante contemplación de su ombligo, repitiendo TV3 aquel partido contra el Dinamo de Kiev más veces que “La túnica sagrada” por semana santa. Ahora, cuando nos aprestamos a dar cristiana sepultura a un ciclo que todavía da sus últimos estertores, empezamos a leer otra novela de Raymond Chandler: “El sueño eterno”, un modo de reilusionarnos, cuya traducción al catalán yo propondría como “El somni de truites”.
Positifo: que hoy todavía podemos sacar el orgullo de ser el único representante de la Liga vivo en la Champions, algo es algo.
Nejatifo: que todavía no hayan destituído a Txiki tras su inaceptable aparición de ayer en TV3 para lavarse las manos una vez más.
¡Bona nit, bona sort i bon viatge a Ítaca!
Soñemos tortillas
lunes, 31 de marzo de 2008 | Publicado por Enric Bañeres en 10:17 p. m.
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