Lo más positivo de la Supercopa, que estaba decidida desde el partido de ida en Sevilla, es la mejoría de imagen ofrecida por el Betis en el Camp Nou. Por los reservas del Betis, sería más preciso. Y, lo más negativo, es que el equipo grisgrana saliera contagiado por la amuermante asamblea en la que Laporta hizo un limpio regate al espíritu democrático del Barça, por múltiples razones que sus adictos podeis desgranar, si os place, porque a mi ya me aburre demasiado reprocharle las mentiras, manipulaciones, exhibicionismo fascistoide y demagogia de este petimetre que hoy ocupa la poltrona del Barça.
Retomo el partido. Rijkaard estuvo muy valiente al insistir en la alineación que bordó el fútbol en Heliópolis, porque se exponía a que le sucediera lo que realmente pasó: que el equipo, con la tarea resuelta, bajara de intensidad. Ni Deco ni Xavi estuvieron a su nivel habitual (el segundo venía de jugar un partidazo con España, aunque fue ninguneado por la prensa oficial), y ello repercutió en Edmílson y en la defensa, demasiado bien acostumbrada a que el centro del campo azulgrana le ponga al rival en sazón. Tuvieron que vérselas, además, con el delantero más incordiante del fútbol español, Dani, un polvorilla que podría dar lecciones de gramática parda a Tamudo y Fernando Torres.Ronaldinho, que tanto hace disfrutar al Camp Nou, anoche lo puso de los nervios, con sus constantes protestas, la simulación de faltas inexistentes y el exhibicionismo de cara a la galería, que queda muy bien cuando se gana pero joroba en grado sumo cuando se pierde.
Pero el Barça sigue siendo el gran candidato a ganar la Liga y, pese al tropiezo de anoche, se ha embolsado un título y muestra un nivel que otros equipos de primera línea tardarán un par de meses en alcanzar. Ayer vi los problemas del Manchester United para ganar al Aston Villa y los del Liverpool para imponerse al colista Sunderland, y me reafirmo en lo dicho. No he visto la derrota de la Juve –mi favorita europea hasta que cambie de opinión-, perdedora de la Spercopa italiana ante el Inter. (1-0, Verón en la prórroga, primer título de Figo en el calcio).
Y, para variar, en algunas emisoras ya noté una cierta alarma por los fallos defensivos del Barça, pidiendo con urgencia un central. Los culés somos incorregibles y está visto que hemos venido a este mundo a sufrir, incluso en medio de los éxitos.
Positifo: que hoy podamos paladear un Chelsea-Arsenal, un plato fuerte de la cocina futbolística europea. Por cierto que Michael Essien, el último fichaje de Mourinho, es un jugador que me encanta y sobre el que escribí elogiosamente en La Vanguardia cuando aquí no lo conocía ni diós.
Nejatifo: que la asamblea del Barça, la representación de los más de 130.000 socios, se haya convertido en una pantomima, situada deliberadamente en una fecha inadecuada y con presencia de menos de 300 compromisarios en las votaciones importantes, una muestra que en ningún modo puede considerarse representativa de toda la masa social.
El cíclope Polifemo es el Echevarría de Ítaca
El Betis lava su imagen
domingo, 21 de agosto de 2005 | Publicado por Enric Bañeres en 12:31 a. m.
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