El esperado Argentina-Holanda, que en teoría debía ser el partido más atractivo de la primera fase, resultó una decepción. Y no será por culpa de José Pekerman, el técnico de la albiceleste, que dio satisfacción a los mitómanos y puso delante la pareja por la que suspiramos (yo incluído), la mayoría de simpatizantes de la selección austral: Tévez-Messi. Les vino grande y, lo que son las cosas, ya me he encontrado a quien ahora admite que la pareja titular debe ser la formada por Saviola y Crespo. Es el síndrome del ausente: si las cosas no salen a pedir de boca, el que no ha jugado siempre es el mejor. Yo lo repito una y otra vez: el mejor de Francia está siendo Ludovic Giuly, justamente el hombre excluído por el míope Raymond Domenech. El Asterix azulgrana le habría proporcionado una movilidad, capacidad de sorpresa, olfato de gol, desmarque y espíritu ganador a un equipo de prejubilados y holgazanes. ¿Arjen Robben? Ha sido el mejor de Holanda en los dos primeros partidos de la otrora Naranja mecánica. Pues bien, a la que faltó ante Argentina, hasta las vacas sagradas no paran de reclamarlo. Maldini se pasó toda la retransmisión de La Cuatro pidiendo a gritos la entrada del extremo del Chelsea y hoy leo en El País al maestro Segurola que admite que a esta Holanda, le quitas a Robben, y se queda en nada. Bueno, en nada no, que Cruyff no para de repetir que su apadrinado Van Basten está haciendo las cosas muy bien. Claro que si el día de Costa de Marfil le pitan los cuatro penaltis que perpetró la defensa de los Países Bajos, ya me gustaría ver cómo se justificaba el Gran Johan, aunque siempre encuentra los argumentos adecuados para demostrar que él siempre tiene la razón.
Positifo: que hoy pueda quedar Italia fuera del Mundial. Ya sé que es difícil que ello ocurra, pero un equipo que se ha mostrado con la violencia de De Rossi (digno sucesor de Tassotti), Zaccardo, Gatusso y compañía, lo mejor que podría hacer es volver a casa. Aunque la mayoría de los seleccionados antes deberán pasarse por comisaría.
Nejatifo: que los enemigos de este blog (que también lo son de la libertad de expresión), no sólo se dedican a insultarme, a hacer mezquinas y calumniosas insinuaciones, a tratar de crearme enfrentamientos con mi empresa, a denigrar la Universidad en la que doy clases y a cuestionar sistemáticamente mi capacidad profesional y/o intelectual, sino que ahora quieren enfrentarme a queridos y admirados compañeros de profesión. Todo ello me produce sumo pesar, pero estoy inerme e indefenso ante tales maniobras realizadas desde la cobardía del anonimato. Es el precio de la libertad. ¡Qué hi farem!
¡Bon dia, bona sort i Visca el Barça!
Gloriosos ausentes
jueves, 22 de junio de 2006 | Publicado por Enric Bañeres en 1:35 p. m.
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