Nervios en Can Barça

Ganaremos la liga, vale, pero ¡lo que nos hace sufrir esa espera! Frank Rijkaard está irreconocible: bronca a los jugadores, entrenamientos a puerta cerrada (si lo hubiera hecho otro se diría “veto a la prensa”) y expulsión de los periodistas en una conferencia en Vic (si lo hubiera hecho otro…). Pero, ¿de qué vas, Frank? ¿y esa flema? ¿y esa actitud estupefaciente que te hace estar por encima del bien y del mal…? ¿vas a cruyffear a estas alturas, pasando el marrón a los jugadores? ¿acaso dejarás que sea de ellos, y sólo de ellos, el éxito de ganar la Liga? ¿te pones también ahora a vangaalear y descubres en una prensa que te come en la mano a imaginarios enemigos? (porque tu compatriota cabeza de ladrillo sí tenía razones sobradas para ponerse como una moto en presencia del lobby periodístico independiente que actuaba a las órdenes del proboscídeo azul y le hizo la vida imposible).
Comprendo tus nervios, mi admirado Frank, porque cada vez que tienes que sustituir a un titular, eliges la opción equivocada. Y, ante el Getafe de Dortmund, deberás sustituir no sólo a Puyol sino también a Eto’o. Por cierto que aprovecho para felicitar a Mundo Deportivo, en cuyas páginas halla cobijo mi modesto talento, por la espectacular subida de difusión. Al final, los aficionados con criterio y madurez rechazan la prensa teledirigida y pesebrista, no quieren ser tratados como acémilas, creen que para dogmas ya está el Vaticano y buscan en medios como mi querido Mundo Deportivo, a punto de entrar en su centenario, un reconstituyente a su salud mental. Entre esos miles y miles de lectores de Mundo Deportivo, seguro que se encuentran los técnicos del Barça a quienes hoy he lanzado un mensaje desde mi contraportada semanal de los jueves: hay que agradecer que Puyol y Eto’o quieren jugar incluso contra la opinión de los médicos. Pero una de las hipótesis que pretendían explicar la plaga de lesiones que ha sufrido la plantilla azulgrana esta temporada es que Motta, Edmilson, Gabri y Larsson, aceleraron sus reapariciones después de estar lesionados. Por prudencia, parece que la decisión última sobre Eto’o la tendrán los médicos y no el jugador o los técnicos. Sería una barbaridad que, por jugar el domingo, pusiera en peligro su presencia en los seis partidos restantes.
Prosigo con el tema central: También al imitar a sus compatriotas Cruyff y Van Gaal, tan distintos y a la vez tan parecidos, Rijkaard elige la opción equivocada. Porque ninguno de ambos mantenía el autocontrol y la sangre fría en las situaciones límite. El modelo ideal para Rijkaard, que además es con quien presenta más coincidencias de carácter, es sir Bobby Robson.
-Mister, ¿cómo va a afrontar lo que se le viene encima? –le pregunté en una de las cíclicas crisis barcelonistas.
-Cuando llueve, abro el paraguas y espero a que cese la lluvia. Al final, más tarde o más temprano, las nubes siempre desaparecen.
¡Bona nit a tothom, amics!