Si ayer hablaba de Asterix, debo confesar que yo, personalmente –incluso en lo físico- me considero más próximo a Obelix. ¡Cómo le envidio cuando le veo agarrando una pata de jabalí asada y grasienta para zampársela en un santiamén! Estoy convencido de que si Obelix hubiera sido periodista deportivo se habría pasado la objetividad por salva sea la parte, como hacemos todos, porque esta es una profesión imposible de vivir sin que a uno se le acelere el ritmo cardíaco cada dos por tres puesto que manejamos sentimientos y emociones, no sólo de los demás: ¡nuestros propios sentimientos y emociones!.
A Obelix le veo estampa de forofo en estado primitivo. O sea: lo más parecido a un periodista deportivo. ¿Quién podía quedar impertérrito cuando Koeman marcó el gol de Wembley? Gol que no pude cantar porque, minutos antes, perdí la voz por completo al gritar el remate fallido de Bakero (hematoma en una cuerda vocal, un problema menos grave mitigado por los buenos oficios in situ del desaparecido doctor Carles Bestit).
Lo mismo que me impliqué entonces, me sumergí de lleno cuando vino Bobby Robson y fue objeto de una mendaz campaña, e hice lo propio cuando después de ganar unas elecciones por 25.000 a 5.000, con el share más alto de la historia de cualquier club de fútbol, a Núñez le montaron una moción de censura. Y viví con suma pasión aquella liga, porque se ganó en pleno alzamiento contra el legítimo gobierno del club, con pañoladas continuas y soflamas incendiarias en diversos medios: ¡qué grandes articulistas alumbró aquélla épica época! Me pregunto donde están, no ellos, sino sus talentos...Yo, por ejemplo, tuve el privilegio de trabajar para un gran diario en el que todavía sigo, La Vanguardia, que apoyaba esa línea y me permitía argumentarla con la máxima libertad, como redactor-jefe de la sección de Deportes y como articulista que publicaba regularmente tales opiniones (apasionadas, lo reconozco) en sus páginas.
Aunque algunas cosas han cambiado en los últimos años, sigue intacto mi fervor por el periodismo deportivo y por la defensa de las opiniones y las ideas en las que creo. Mis compromisos no duran sólo lo que dura un cargo. Me siento muy recompensado al ver sigo capacitado para expresar opiniones que algo deben tener de originales, puesto no dejan indiferente a todo el mundo. Y que desde el pequeño poblado de las Galias que es este blog todavía pienso zamparme unos cuantos cochinillos, a la salud de mi admirado Obelix.
Anexo: Mañana comentaré, y confío en que vosotros hagais lo mismo, la inédita e inesperada final de la Copa de Europa, con la presencia de un intruso el Liverpool, y buen árbitro, Mejuto González, pero inapropiado, dada la tonalidad hispana que posee uno de los dos finalistas.
¡Bona nit i que Asterix y Obelix ens acompanyin a Estambul, camí d'Ítaca!
Obelix sí que es grande
martes, 24 de mayo de 2005 | Publicado por Enric Bañeres en 12:44 a. m.
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