Tras lo de Stamford Bridge, me preguntaron en un medio de comunicación qué creía que le convenía más al Barça: que el Madrid ganara en Turín (con lo que concentraría todos sus esfuerzos en la Copa de Europa) o que perdiera (con lo que se engancharía en la lucha por la Liga española). "¡Que pierda el Madrid, toda la vida!", respondí sin vacilación. Lo dije por simple humanidad. No quiero ni imaginarme la tortura que habría significado para el barcelonismo pasarse el resto de la temporada apagando el televisor a la hora de los telediarios, cruzar a escape por delante de los bares los días de jornada europea, mortificados sus oídos por la musiquilla de la Champions, no mirar las portadas de la prensa y tener que establecer una alianza con Mourinho -¡vade retro!- para que echara de Europa al Madrid.
Pero Marcelo Danubio Zalayeta, uno de los uruguayos que fracasaron en el Sevilla de José Antonio Camacho, evitó todo eso. Y mostró una elegante ecuanimidad: si un gol suyo sacó de la Copa de Europa al Barça hace un par de temporadas, esta vez ha sido el verdugo del Madrid. Y, con ello, ha servido de consuelo al 77 % de los barcelonistas, los mismos que en una encuesta del programa de Xavier Bosch en la emisora catalana RAC1, confesaron que la derrota del Madrid les había "consolado" del fracaso europeo de su equipo.
La situación me recuerda al personaje de aquel cuento árabe (o cuento chino, no lo sé a ciencia cierta), a quien se le aparece un genio proponiéndole una tentadora oferta: "Pídeme un deseo que te lo daré, pero a tu vecino le daré el doble de lo que me pidas". Después de mucho pensarlo, el sujeto encuestión le dijo al genio: "¡Ya lo tengo, deseo que me saques un ojo!".
"¡Que me saquen un ojo!"
viernes, 11 de marzo de 2005 | Publicado por Enric Bañeres en 12:12 a. m.
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