Sin que Oleguer Presas Renom hubiera sido convocado por el seleccionador Luis Aragonés, se especuló con la posibilidad de que el futbolista catalán pudiera renunciar a tal convocatoria. De haberse producido esa llamada y la supuesta objeción, todo habría entrado en el terreno de las decisiones personales, perfectamente respetables.
Estoy en contra de que ir a la selección, lo mismo a la española que a la argentina, brasileña o la de Costa de Marfil, se convierta para los futbolistas en una especie de leva, de movilización forzosa, muchas veces (como en este caso ante China), para jugar intrascendentes bolos de nulo interés deportivo.
¿Me voy por las ramas? Vayamos al tema: es muy probable que Oleguer, de haberse producido la llamada de Luis Aragonés, hubiera declinado la invitación por razones ideológicas. No se me escapa que ello provocaría irritación y sarpullidos de mala uva en quienes consideran que, para cualquier individuo nacido en territorio español, debería ser un motivo de orgullo, una obligación patriótica, el acudir a la llamada del equipo nacional. A esos sería imposible convencerles de que, en una península tan rica y diversa conviven muchas culturas diferentes. Que hay que respetar, y a mi me parecería una falta de respeto obligar a vestir “sin orgullo ni identificación” la camiseta que supuestamente iba a proponerle Luis Aragonés a Oleguer. Otros habrían tomado al futbolista como un nuevo héroe y líder defensor de los derechos nacionales catalanes.
El estereotipo del futbolista profesional es el de un sujeto que todo lo hace con los pies, desde ganar dinero a pensar, y por ello suscita desconfianza un futbolista con ideas propias...y atrevidas: ¿será la manzana podrida que echará a perder el cesto…?. Ese mismo jugador, Oleguer, se ha expresado en contra de la globalización y, antes del referéndum, sobre la Constitución Europa, firmó y se pronunció claramente a favor del no. Muchos personajes populares defendieron el sí y nadie se metió con ellos. Quizá Oleguer sea lo menos parecido a un futbolista profesional de élite pero es lo más parecido a un joven universitario (que también lo es), catalán y de la generación actual.
Son muchos los catalanes que desearían tener selecciones deportivas propias y esa reivindicación se ha demostrado pública y reiteradamente en muchas formas. También es cierto que muchos catalanes no se sienten identificados con las selecciones españolas. La contradicción es que Catalunya proporciona numerosos y buenos deportistas a las únicas selecciones oficiales admitidas en nuestro país, las españolas. En este sentido, ya he dicho y escrito en anteriores ocasiones que, deportivamente, es España la que no puede independizarse de Catalunya.
La presunta posición de Oleguer sobre la que estoy elucubrando, habría tenido un punto de valentía y otro de insensatez: valentía porque se habría expuesto a ser vituperado en muchos campos de la Liga española a partir de su non nata toma de posición e insensatez, porque ello habría podido reportarle aún más antipatías de las que ya suscita su equipo por la irrenunciable carga nacionalista que lleva, y que el año próximo quedará mejor explicitada con motivos de la senyera catalana, tanto en la camiseta como en el pantalón.
Por último, me habría parecido una puñalada trapera que los periodistas hubieran utilizado una rueda de prensa de Xavi para tratar de abrir una división en la plantilla del Barça entre objetores de selección y “españolistas”, aunque probablemente a quienes disfrutan cada vez que se cimbrean las palmeras del oasis catalán, les habría encantado.
P.D. Tengo algunos temas prometidos pendientes de responder. Por ejemplo cómo provoqué la marcha de Núñez del Barça. (Prefiero decirlo así y se ajusta más a la realidad de lo sucedido que no "cómo eché a Núñez").
También, ahora que se han recopilado algunos -no todos, por descontado- artículos de mi admirado y admirable profesor Manuel Vázquez Montalbán, me acercaré algún día a la Hemeroteca Municipal de Barcelona para recuperar el artículo que escribió cuando era director de "Interviu" (¡hace más de un cuarto de siglo!), en el que terció en mi favor ante un ataque furibundo que recibí de José María García, entonces una de las estrellas de la revista (con quien, el con el paso del tiempo me unió el nuñismo, el mismo nuñismo que me distanció ideológicamente de mi admirado profesor y maestro M.V.M.)
Me mojo con el "no caso" de Oleguer
sábado, 19 de marzo de 2005 | Publicado por Enric Bañeres en 12:05 p. m.
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