La presión a la que se ven sometidos los directivos y técnicos de los equipos de fútbol les empuja a cometer frecuentes y graves errores. Y aunque generalmente se achacan los males de un equipo a los fichajes equivocados, personalmente creo todavía más perniciosas las equivocaciones a la hora de "desfichar".
La intromisión cada vez mayor de los departamentos comerciales en la toma de decisiones que deberían ser estrictamente deportivas, repercuten también de un modo negativo en la confección de las plantillas. Los equipos grandes fichan jugadores para puestos que ya están cubiertos o que no son imprescindibles, sólo por su aureola mediática. Al entrenador le interesa ganar partidos pero al jefe de márketing -que manda más que él- le interesa abrir mercados. Sólo se toma la decisión acertada si ambos intereses son coincidentes, es decir, si se ficha a un jugador bueno que además sea necesario.
Caso Madrid
Era el caso del Madrid con Figo y Zidane, pero no ya con Ronaldo (pues tenían a Morientes y Raúl, una pareja que funcionaba mejor que la Raúl-Ronaldo), ni con Beckham (cuya posición natural ya estaba perfectamente cubierta con Figo). El Barça también jugó con fuego al fichar a Ronaldinho, tras un paso mediocre por la Liga francesa, siempre enfrentado a su entrenador, Luis Fernández, cuando Riquelme había pasado por la preceptiva temporada de aclimatación y, probablemente, iba a empezar a ofrecer un buen rendimiento.
Caso Barça
Por fortuna para el Barça, Sandro Rosell acertó plenamente con Ronaldinho y, pese a las dos grandiosas temporadas que Riquelme ha realizado en el Villarreal, ningún aficionado sensato desharía el cambio. El presidente del Barça, Joan Laporta, en su frenesí liquidador del pasado, y ante la pésima primera vuelta que su equipo inició nada más llegar Frank Rijkaard, puso a parir la herencia recibida, jugadores "formados en la cultura de la derrota". Bendita herencia, y suerte que no se le fue la mano en echar a todos esos jugadores, porque ahora son el núcleo sobre el que se ha formado el nuevo Barça. Me refiero a Víctor Valdés, Oleguer, Puyol, Gabri, Iniesta, Xavi, Gerard y Motta. No todos van a ser candidatos al Balón de Oro pero algunos cumplen un importante papel aglutinador en el vestuario.
Caso Valencia
¿Y el Valencia? Tratando de reforzarse, ha roto el núcleo que el año pasado ganó la Liga, la Copa de la UEFA y la Supercopa de Europa. Italianizar la plantilla no es una mala apuesta...si partes de cero. Pero es imposible esgrimir razones sensatas para desmontar un equipo tricampeón. El fracaso estaba más que anunciado. Y esta vez no es imputable a los responsables del márketing, pues no creo que la plantilla se desmontara pensando en ganar mercados en Italia, sino a un pésimo planteamiento deportivo.
Errores no forzados
jueves, 17 de marzo de 2005 | Publicado por Enric Bañeres en 8:03 p. m.
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