“Fumata blanca, habemus Liga”. El titular lo tomo prestado de Ricky Romero, el simpar comunicador de Ràdio Barcelona, donde ayer tarde estuve comentando el partido del Bernabeu junto a Pere Valentí Mora (el portero del 0-5), en la retransmisión en catalán. Pues es verdad: “habemus liga”, no porque yo crea que el Barça no la tiene a buen recaudo, sino porque se recobra emoción y una pizca de incertidumbre para que la cosa no decaiga. El propio Barça, en vez de ir del Bernabeu a la Plaza Sant Jaume, deberá dejarse la piel (al menos la epidermis) en los próximos partidos. El resultado, al final, ha sido el más conveniente para los intereses de la competición y los económicos anexos. Como estava previsto.
De todos modos, lo sucedido hoy en Madrid corrobora que el Barça tiene una plantilla corta (los once titulares más Iniesta se han chupado toda la temporada) y que no es el mejor equipo del mundo. Alguna falla debe tener cuando ha perdido en el Bernabeu, en el campo del Betis y en Vila Real. Es decir, con tres de sus cuatro perseguidores. En Copa de Europa perdió en Milán, Stamford Bridge y Donetz (partido intrascendente), y empató en casa con el Celtic Glasgow, los mismos leñadores que hace un año lo eliminaron en la UEFA.
Todo indica que el fútbol está cambiando, que incluso la estética del nuevo fútbol ya no consiste en sobar el balón, en retenerlo o hacerlo circular más o menos rápidamente, sino en poseer un innato sentido de la verticalidad, en jugar con velocidad y en largo en vez de hacerlo con lentitud y en corto, en plantarse delante detrás de la defensa y delante del portero en un par de pases, en sorprender con cambios de juego y de ritmo. Así es como ví jugar yo al Madrid, con un Casillas unigénito, un Beckham sublime, un aguerrido y rapidísimo Roberto Carlos y un Gravesen convertido en apisonadora que aplastó a Iniesta y Xavi. Y algo parecido había percibido al Villarreal en El Madrigal, al Betis en el Camp Nou y al Chelsea en Stamford Bridge.
Y no se trata de la vieja y aburrida canción de resultadistas o partidarios del espectáculo. No se trata de fútbol tostón frente a fútbol bonito, sino que lo que ahora se plantea es la disyuntiva entre fútbol eficaz (pero no a la italiana) o fútbol eficaz (pero a la inglesa, es decir, volviendo a los orígenes de este deporte).
Y el Barça, es decir, el campeón de la Liga española en ciernes, sin enterarse. Y la mayoría de sus seguidores, tras un pertinaz y contumaz lavado de cerebro de un par de lustros, en babia.
Fumata blanca, ¿habemus Liga?
lunes, 11 de abril de 2005 | Publicado por Enric Bañeres en 12:06 a. m.
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