Estoy con Rijkaard desde el primer día y, precisamente por ello me ha sorprendido que traicionara su talante narcótico para cruyffear descaradamente en los últimos días. Si toma como ejemplo al Sumo Hacedor de Prodigios, llegará a descarriarse. No olvidemos que, con el equipo que sus fieles consideran el mejor de toda la historia del Barça, perdió por 4-0 ante un Milan que todavía desprendía efluvios de Rijkaard, Gullit y Van Basten (aunque sólo éste último, lesionado, permanecía aún en la plantilla).
Es cierto que Rijkaard vino apadrinado por el Gran Johan, pero eso no me parece ningún defecto, pese a que en el historial de tan eximio ex futbolista figuren los Escaich, Eskurza, Sánchez Jara, José Mari, Korneiev y compañía. El año pasado, salvo Ronaldinho, que fue un fichaje exclusivo y personal de Sandro Rosell, incluso venciendo no pocas reticencias, todos los demás tenían el visto bueno del asesor in pectore del presidente (Rustu, Mario, Quaresma, Márquez, Van Bronkhorst y Luis García), un asesor que después se desmarcó de la arriesgada pero provechosa cesión de Davids.
Que para traer a Frank Rijkaard se hicieran llegar antes miserables ofertas destinadas a ser rechazadas por Guus Hiddink y Ronald Koeman, sólo provocó que Rijkaard fuera recibido por la afición y la prensa con la desconfianza propia de ser la tercera opción, arriesgada además porque no poseía el currículo que normalmente se le supone a un entrenador del Barça.
Pero poseía otras virtudes: conocimiento de un vestuario grande, de la alta competición y una gran serenidad para manejar a sus jugadores, sobre los que tiene una autoridad natural, sin necesidad de imponerse con arrogancia ni estridencias. Ese es su gran mérito y su hoja de servicios está a punto de incluir un formidable y éxito esperado por todo el barcelonismo. Que, además, se habrá producido frente a un Real Madrid supuestamente mejor que el de Di Stéfano, Puskas y Gento y en un año que, tras haber fichado bien (cosa extraña teniendo a un inepto de secretario técnico), la plantilla azulgrana se ha visto azotada por una calamitosa plaga de lesiones.
Por todo ello, no entiendo que mi admirado Frank, abandone su aire estupefaciente para ponerse a cruyffear, precisamente en unos momentos en los que más que nunca debe transmitir a sus jugadores y a todo el entorno azulgrana seguridad, ilusión y confianza.
¡Bon dia, amics!
Estoy con Rijkaard
sábado, 16 de abril de 2005 | Publicado por Enric Bañeres en 1:27 p. m.
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