Siempre supuse que Luis Figo no tendría un final feliz en el Real Madrid. Esa idea, compartida por otras personas (incluidos algunos madridistas que conozco), parece que el único que no la esperaba era el propio interesado, que ahora se confiesa sorprendido y decepcionado por el trato que recibe en su actual equipo. Es verdad que los futbolistas son tratados como mercancías y la semántica del periodismo deportivo no tiene reparos en decir que fulanito “está en el mercado” como si fuera un manojo de puerros o un besugo, cuando su club ya no lo quiere. A cambio de ser tratados como semidioses, los jugadores han de aceptar su mundo sin compasión. Recuerdo que cuando Rinus Michels declaró “transferibles” a Lluís Pujol y Ramon Alfonseda, dos jugadores de la cantera muy queridos en el Barça, se justificó de un modo frío pero sincero: “En nuestro negocio no caben los sentimientos”. Idéntica frase que pronunció más de veinte años después su discípulo predilecto, Johan Cruyff, para explicar el increíble despido del portero Andoni Zubizarreta, en el mejor momento de su carrera.
Figo reclama ahora sensibilidad, un trato un poco más humano y deferente, cuando él se prestó a un traspaso que no era el propio del futbolista que quiere mejorar en lo deportivo o en lo económico sino que aceptó ser el instrumento de una felonía (pido perdón por la palabrita, propia de José María Ruiz Mateos, pero también la jugarreta Florentino-Figo tuvo un carácter excepcional).
Ni siquiera el pésimo comportamiento de una parte de la prensa de Barcelona (mañana explicaré algo que me tocó vivir en primera persona) ni la horrible conducta del Camp Nou, disculpan el carácter de traición que representó para el barcelonismo la marcha de Figo. Fue un parricidio deportivo y ahora está pagando por ello. Lo más sarcástico es que esta vez no es un desabrido público culé quien se toma la venganza por su mano sino que es el propio Real Madrid el que ha decidido, como la antigua Roma hizo con los asesinos de su antepasado Viriato, no pagar a traidores.
Firmo libros por Sant Jordi
Me da vergüenza decirlo porque parece que me haga publicidad y autobombo, pero Editorial Diëresis me ha pedido que diga que mañana, festividad de Sant Jordi, voy a firmar en Barcelona mi libro “¡Qué sabrá usted de fútbol!”…siempre que haya algún bondadoso lector que así lo desee. Tengo hora en el FNAC del Triangle (Plaça Catalunya), de 11 a 12; en el FNAC de la Illa (Diagonal), de 17 a 18, y en El Corte Inglés de Francesc Macià (antiguo Sears), de 19 a 20. Espero no sentirme muy poca cosa, solo, ignorado e invisible, al lado de algún mediático de esos que tienen que apartarse los lectores de encima.
Figo reclama sensibilidad
jueves, 21 de abril de 2005 | Publicado por Enric Bañeres en 8:12 a. m.
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