Laporta gasparea

Mientras el pabelló Blaugrana y el Camp Nou están en llamas, l’amic Jan prosigue su imparable carrera hacia no se sabe donde, con tal de que sea hacia arriba. Salió de la nada y ya viaja más que Samaranch, sólo pisa salas Vips (imposible, pulután, un nuevo episodio de bajarse los pantalones) y se codea con gente que, como él, ha ido escalando entre la zafiedad del mundo del fútbol para hacerse con un lugar en algún sitio, llamando a cualquiera de las puertas que les estaban vedadas. No es una huida lo de Laporta, no es dejación, no es absentismo: es ambición, es aferrarse a la cordada de la que otros tiran. Y le da lo mismo que los que estén tirando sean quienes ya escalaron esa cumbre antes que él: Ángel María Villar y Joan Gaspart. Laporta se aliaría con el diablo con tal de que tirasen de él. Pero tiene una disculpa: está en el borde de un precipicio y, lo que siempre ha sido ambición, ahora puede no ser sino instinto de supervivencia.

Positifo: la expectativa que crea la vuelta de Ronaldinho al equipo, en unos momentos en los que el equipo acaba de decir adiós a la Liga y se lo juega todo a la Juancarling, convertida en la tabla de salvación de una temporada. De su estado de forma y de su actitud se deducirá si ese trabajo intenso que sus mentores dicen que ha estado realizando, era cierto o puro cuento.

Nejatifo: que Deco haya perdido tres puntos en el carnet de conducir por dar positivo de madrugada en un control de la guardia urbana de Barcelona. Cuando a uno le pasan cosas como esta, todo ese discurso de que si el Barça no gana títulos él se va, queda desvirtuado. Difícilmente el Barça ganaría títulos si todos los jugadores de la plantilla vovieran a casa a esas horas y en tales condiciones.

¡Bon dia, bona sort i bon viatge a Ítaca !