¡Aguanta, Luis Aragonés!

Todos sabemos que si Luis Aragonés no dejó de ser seleccionador hace tiempo es porque Ángel María Villar, siempre bajo sospecha de malversación, no podía pagarle una indemnización millonaria. Habría sido otro escándalo, uno más, de la Real Federación Española de Fútbol. El abuelete lo sabe y hace como aquellos monjes resabiados: "pa tres días que me quedan en el convento, me cago dentro". Luis ha conseguido algo que parecía imposible: que la selección nos resulte divertida a los catalanes en la misma medida en que cabrea al resto de los españoles. Lo que les está haciendo Luis Aragonés con Raúl y Guti, para llevar en sus puestos al otro Raúl (Tamudo) y los tres pezqueñines forjados en el Miniestadi, merecería un guión en la semana de cine de terror de Sitges. Que abominen de esta España los de la Brunete mediática mientras nososotros nos hartamos de reir, es el mundo al revés. O sea, el mundo como debiera ser siempre, al revés y mucho más divertido.

Positifo: que Luis Aragonés no alinee a Puyol, por precaución, algo que puede resultar perjudicial para la selección pero beneficioso para el defensa del Barça y en la línea de la dosificación que pedía Laporta a los internacionales.

Nejatifo: los arbitrajes escandalosos que sufren en el Miniestadi algunos visitantes, todos ellos equipos catalanes (como el Balaguer y el Igualada), que contribuyen a elevar el fútbol de esta nuestra patria, sin el apoyo de multinacionales y sin vivir a la sombra de un poderoso club internacional.

¡Bon dia, bona sort i bon viatge a Ítaca!