Mis futbolistas nunca mueren

Sin ninguna relación con la enfermedad de Antonio Puerta, el mismo lunes, en el almuerzo, estuvimos hablando con un colega de Sandor Kocsis y lamentábamos que, aunque ya retirado, hubiera desaparecido de un modo tan prematuro. Como en realidad lo que nos llevó a hablar de Cabeza de Oro era el bar que tuvo en la esquina de Villarroel con París, recordé la última vez que yo vi a Kocsis poco antes de que decidiera quitarse la vida: me traía Francesc J. Castellanos, otro querido colega y amigo desaparecido, de ver un partido en el Camp Nou y paramos a hacer una cervecita en el bar de Kocsis y aprovechamos para comentar el partido con él. Estaba ya bastante deteriorado y, sobre todo, se le veía sin ilusión por seguir luchando con la enfermedad que le tenía contra las cuerdas. Pero yo de Kocsis lo que recuerdo de verdad eran sus partidos, sus remates de cabeza, sus goles -¡aquél a Calvo, del Valladolid, uno de los goles de mi vida!-, los cromos, las portadas del Lean y el Dicen. Para mi Kocsis no ha muerto; para mi es inmortal. Pero tampoco ha muerto Julio César Benítez, el primer “2” que ya jugaba como Alves hace 40 años: se pedía todo el campo, subía, remataba, barría, empujaba...¡qué monstruo!. Tampoco ha muerto Eulogio Martínez, de quien recuerdo que me sirvió un carajillo en el bar del campo del Calella, en un partido contra el Lleida. O las malas pulgas de Zoltan Czibor en su bar Kek Duna (Danubio Azul, en magyar), de la calle Capitán Arenas. Le recuerdo por sus zigzags en el campo, sus remates liftados, sus centros con rosca…¿Y Kubala? ¿Es que ha muerto, Kubala? ¡Venga ya, hombre, que se vaya ha hacer puñetas ese bromista de mal gusto! ¡Cállese la boca quien diga que mis futbolistas no son inmortales!

Positifo: que el Liverpool (aunque sea a costa de mi Toulouse, que estaba sentenciado desde el sorteo), Lazio y Glasgow Rangers, entren en la Champions, en la que por ahora no hay sorpresas de aquellas que luego crean grandes desequilibrios entre grupo. ¡Aupa Ajax, hoy!

Nejatifo: el nulo interés que ha despertado en los medios de comunicación la asamblea del Barça, algo que me sugiere una complicidad interesada con Laporta para no crear debate y preparar la reunión semiclandestina en este ferragosto para dirigir el club de un modo caciquil, exento de transparencia y de espaldas a los más de 150.000 clientes, también denominados socios. ¿Tendrá que volver Perrin a la oposición para animar el cotarro?

¡Bona nit, bona sort i bon viatge a Ítaca, Antonio!