Y todo a media luz...

¿La Copa América? Una competición de segundo rango, donde van tipos a medio retirar (Verón, Riquelme, Ashala, Zanetti) o chavales que los intermediarios brasileños quieren poner en el escaparate. Nos decían, incluso, que Brasil la había tirado de salida llevándo al equipo B, pues las ausencias de Kaká, Ronaldinho, Adriano y Ronaldo, hacían prever un fracaso mayúsculo. No ha sido así del todo. Lo único que se ha confirmado es la decadencia de la vieja guardia argentina, incapaz de dar la talla en el único partido que realmente contaba. Y como ha ganado Brasil rompiendo los esquemas de los gurús, Dunga ya puede ir atándose los machos. Ángel Cappa, que desde que lo despidieron de aquel equipo sudafricano que jugó contra el Barça está sin equipo, ha calificado a Brasil por la tele de “una selección sin pudor”, después de fustigarlo durante toda la noche y no parar de pedir tarjetas para los brasileños. Maldini y Azkargorta, hasta el gol de Baptista (suerte que ha llegado al tercero minuto), ya habían puesto a parir a Brasil y a su seleccionador, afeándole la conducta de no poner ni a Diego ni a Emerson (a los que sí puso en el primer partido y perdió con México 0-2). Mal año para los Valdano, Kappa, Cruyff y demás apóstoles del único fútbol verdadero: Italia gana el Mundial, Milan gana la Copa de Europa, Capello gana la Liga de las estrellas y un Brasil italianizado gana la Copa América dándole un meneo a Argentina. Porque no me duelen prendas en asegurar que lo de esta noche ha sido meneo con todas las de la ley. ¿Antifútbol? Lo que hacen los centrales de Argentina y no la soberbia pareja Alex-Juan; ¿velocidad? La que demuestran Alves, Gilberto y Vagner Love para sorprender en sus punzantes contragolpes; ¿potencia? La de Baptista y el propio Alves; ¿inteligencia? La de Josué, una especie de Iniesta pero con la dureza de un Deco…En fin, que a Brasil ni siquiera le ha hecho falta un “10” (Diego ha vuelto a entrar en el tiempo añadido) ni ha echado de menos a sus estrellas. Por desaparecer, hasta Robinho ha estado missing. Pero ha sido un gran Brasil.

Nejatifo: que tras el partidazo de esta noche, que le ha reportado su cuarto título esta temporada (Supercopa, UEFA, Copa del Rey y América), los 24 millones que el Chelsea confiaba en pagar por Daniel Alves son calderilla al lado de lo que se está pagando por ahí.

Positifo: que dentro del mediocre partido de Argentina, arrastrado por el juego cansino y penitente de Riquelme, Leo Messi ha sido de lo poco que ha merecido salvarse. Aunque muy por debajo de las lícitas expectativas que nos había creado tras sus anteriores partidos en esta Copa América.

¡Bona nit, bona sort i bon viatge a Ítaca!


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