Yayá era hora

Tenemos una delantera que mete goles, y más que va a meter con la incorporación de Thierry Henry, y una defensa que recibe pocos. Alguien ha dicho ya que si estuviéramos en Inglaterra o en Holanda, el Barça sería campeón y el Madrid, segundo. Pero ese dato es engañoso, aquí, en Inglaterra y en Madagascar, porque la realidad de la temporada azulgrana es que ha sido inferior, en el cuerpo a cuerpo, a los Madrid, Valencia, Sevilla, Chelsea y Liverpool. ¿Por qué? Un día porque no hemos sabido parar a Sergio Ramos o a Miguel, porque Gerrard o Sissoko han impuesto su superioridad física, porque nos ha arrollado Essien o porque no hemos podido contrarrestar a Daniel Alves y Poulsen. ¿Delante? Sí, los nuestros son canela fina. ¿Atrás? El noi de la Pobla entonando el “No pasarán”. Pero, ¿y en medio? Aún recuerdo que teniendo a Cocu, Xavi y Luis Enrique, tuvimos que pedir cedido a Edgar Davids, y que esa urgencia era tan evidente que la vio hasta Txiki Begiristain y al año siguiente se trajo a Van Bommel. Ahora viene Yayá Touré, factor de equilibrio en un equipo desequilibrado. Para mi es el fichaje estrella de la temporada: no el mediático sino el necesario. Es el equivalente al Makelele del Madrid o del Chelsea, menos glamuroso que otros pero más fundamental.

Positifo: el subidón de entusiasmo colectivo que ha recibido el barcelonismo con la llegada de Thierry Henry, orquestado con una excelente puesta en escena. Un recibimiento casi más entusiasta y masivo que el que tuvo Roberto Carlos en Estambul, al ser presentado con el Fenerbahce.

Nejatifo: que a Thierry Henry se le haya presentado con el dorsal número 14, camiseta que pertenece a Santi Ezquerro, un futbolista todavía con contrato en vigor. Por otra parte, Henry deberá tocar madera pues se trata de un número maldito para el barcelonismo, pues antes que él lo llevaron Amunike y Gerard, dos futbolistas tocados por el mal fario.

¡Bona nit, bona sort i bon viatge a Ítaca!